Yo tan solo un niño.
Cuando te vi por primera vez,
supe que eras para mí.
Sin conocerte me arriesgué
y sin miedo me entregué a ti.
Cuando se oculta es sol, es hora de dormir;
voy a mi recamara y tú ya estás ahí,
te acaricio lentamente, susurro a tu oído
y siento tu corazón latir.
¡Sé que nunca me hablaras así!
Alzas tu cabeza y veo tus ojos;
Esos ojos azules que brillan como el cielo.
Sin duda sé que solo me seguirás a mí.
por Ariel Estrella Ortega.
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