Me acuerdo que dolía… Mirarla dolía.

Me gustó esa frase de esa película, me la recomendaste y todo tuvo sentido.

Un día, me enviaste un mensaje y decías… Te extraño.

Sin explicación y sin saber si todo estába bien, solo logró quitarme el sueño y hacerme un millón de preguntas y nuevamente con un gran poder sobre mí, volviste a encender la mecha que tenía escondida dentro de mi ser, eso que estaba enterrado bajo la tierra de las memorias con 8 candados y tras unas puertas sagradas donde solo sale una extraña luz, esa mecha que representa la esperanza y las ganas de volverte a ver, estába mal, estába equivocado, no quería lastimarte y se que tú tampoco querías hacerlo.

Hace unos meses te dije que por una u otra razón nos volveríamos a ver aunque así no lo quisiéramos y así fué.

Estoy indeciso, un poco cansado y algo confundido pero confiando en que para mí todo está bien y no hay nada peor que lo que ya atravesé, pues nos volvimos a encontrar y no sólo eso, me volviste a besar, me volviste a abrazar y hacerme sentir aún mas seguro, lloraste y dijiste que me odiabas, porque nadie te daba lo que yo te dí y déjame decirte que para mí es igual, un tanto incómodo porque las experiencias que tuve que han sido increíbles, pero había un hueco que a veces decidía ignorar, es como si en ese vacío de pronto acumulara todo ese sentimiento y un día no puedes más, hasta que te das cuenta de que estás en una relación de rebote. 

He fallado, con todo, con mis promesas, a mí corazón, a mis tiempos, a mi mente y sobre todo a mi integridad.

Pero una vez más no importa lo que digan, no importa lo que hagan o lo que piensen, tú siempre serás mi chica y voy a esperar después de todo tu eres la única que tiene las llaves de esos 8 candados.

Si tú me esperaste 8 años, yo prometo esperarte el doble.

Te amo, hasta el final de mis días, hasta el final del tiempo.