Que el agua que te tomes te inunde, te embombe, te envenene, te haga orinar a chorros, que se te moje la entrepierna y los calzones, colchones y pisos.

Que se te infle el estómago y todas las estrías del mundo te coronen

Que te haga explotar en llanto y que salpique al gato, a las vecinas, al sacerdote, a todo aquello que no debe ser nunca salpicado

Que gotee en tu estómago cual tortura medieval y que en ella naden sapos y serpientes.

Que se vuelva hielo y congele tu paciencia y tu virtud y luego hierva y derrita tu belleza y tu virtud

Que pudra tripas y órganos.

Que los niños ya no le teman a la llorona, sino al agua que expelas al hablar.

Que la exudes cual catarata, que te intoxique axilas y que el pie de atleta te reviente

Que su olor nauseabundo espante príncipes, ratas, cucarachas y espantajos.

Que caiga en el suelo y te resbales.

Que inunde tus sueño y se derrame la copa.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS