Hay personas que son curitas. Como? Si, curitas. Esas que te pones cuando te cortas el dedo cortando alguna verdura y te empieza, a sangrar. Bueno, lo mismo aplica a las personas que llegan a nuestras vidas para curar heridas que aun no cicatrizaron. Nos calman el dolor, nos alivian el alma, tratan de hacernos sentir de alguna forma mejor con uno mismo, y que no nos adjudiquemos culpas. Y según mi forma de entender la vida, no digo que sea la única posible, esas personas curitas no son desechables, su función va más allá de calmar al dolor. Son antibiótico, con la cura. Son aquello que nos hacen ver la realidad, que podemos estar destruidos por dentro, fundidos en frustración, pero aun así hay que resistir y hay que seguir abriendo la puerta cuando alguien toque el timbre. Ninguna herida es el fin del mundo, todos alguna vez tocamos fondo.

Y sabes cual es la mejor forma de agradecerles? No dejándolas ir, cuidándolo, cuidándola. Disfrutando cada momento como si mañana no existiera. Porque hacer un regalo, dar un beso, eso puede darte cualquier persona, pero no cualquiera te hace entender que un tropezón no es caída.

                                                                                                         JavitoEnPapel ✍️

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS