Y sí, tiene razón, aquí comienza mi aventura…

Una aventura un poco casual, pues no es divertida, no se trata de trepar la cima del monte everest, ni mucho menos de un momento a otro, resultar millonario porque has ganado el baloto y deseas recorrer el mundo con muchos pasaportes en mano, no, nada de eso, esto es diferente. Esta es una aventura con la vida misma, y sí, puede que suene extraño pero tú eres el único responsable de ese pequeño período de vida que tienes entre las manos y tienes que decidir qué hacer con él, de qué manera podrás manipularlo, a quién permitirás que tome tu mano y te diga: Mira, tenemos nuestras vidas atrapadas bajo el sueño frustrado de no saber qué hacer con ella, de qué manera malgastarla para al mismo tiempo permitirte decir: De algo sirvió llorar al nacer, soportar los golpes y regaños de tu madre cuando no querías estudiar, soportar la adolescencia, vivir el martirio de la pubertad, sangrar por primera vez y preguntarme ¿cómo estoy viva si mi vulva se muere cada mes? lidiar con decepciones amorosas, estar en undécimo grado y aún no saber para qué sirven las matemáticas y, ¿sabes que es lo peor? No saber qué carajos hacer con tu vida después que termines la escuela, porque allí ya eres responsable de tomar tus propias decisiones, cuestionarse en qué quiero convertirme, para que quiero servir en esta sociedad que necesita de tantas cosas para mejorar cada día, o más sinceramente empeorar día día con este sistema tan retorcido en el que estamos, y suele ser decepcionante que no cuentes con esa seguridad de elegir y mandar tu propia vida, porque, aunque mires tus manos, te darás cuenta que hay muchos caminos que deseas recorrer pero el miedo se apodera de tí y no estás seguro de inclinarte por lo que te apasiona sino por lo que económicamente sea más viable, ya no está el colegio, ya no hay quien llame a lista antes de empezar la clase para verificar que estamos asistiendo, en la cual te enseñan un método de estudio poco merecedor de disciplina o conocimientos, tampoco ya no hay quien te diga dónde sentarte, obligarte a hacer el aseo cuando desobedeces las normas reglamentarias del colegio, ni quien reproche cuando llegues tarde, no, ya no existe nada de eso, ahora, eres tú quien debe decidir en qué puesto y qué pasaje de la vida debes comprar para no llegar tarde a ella, en esta nueva etapa debes tener claro todos tus propósitos, ser disciplinado y responsable, pero, porque captas el mensaje de que tú mismo vas madurando y encontrando el sentido a dicha decisión. Y aunque para algunos nos cuesta saber qué decisión tomar, algo que sí se debe tener claro es, a veces la determinación más fácil no es la mejor, sino la que, te detalle exactamente, aquella que trasciende tu vocación o pasión por las pequeñas cosas que marcan la diferencia.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS