1

Azul…Azul en inglés, «blue», puede utilizarse como un término para decir que alguien esta triste. Pienso en azul. Sería estúpido intentar definir un color. Es decir, el azul no solo es azul, puede ser azul cielo, un azul tipo zafiro. Mi azul no es triste. Mi azul es vacío y lo detesto por completo. Es como estar lleno de nada, sin sensaciones, sin sentimientos. Pienso en rojo. ODIO el rojo. Es un color demasiado candente, demasiado llamativo y potente. Sin embargo, hay un rojo… Un rojo que no puedo sacar de mi mente, que me parece demasiado dulce, bastante adictivo. Esos ojos que nunca podré olvidar. Como un color carmín mezclado con miel en unos ojos pequeños y tiernos, llenos de secretos, de un amor tan raro. No sabría decir. Me atrapó. Es gracioso, como podemos llegar a obsesionarnos tanto con algo o, con alguien. Al grado que quieras poseerlo, que te sientas avergonzado contigo mismo por tal intensidad. Resulta que su color favorito no era el morado. Debería sentirme culpable. ¿Debería? Quiero decir siempre fui honesta; o al menos la mayoría del tiempo. Por alguna extraña razón siento que lo he superado, pero, ¿Cómo es que se me ha clavado de esa manera tan cruel? Mi color favorito es el negro. Que realmente no es color, sino la ausencia del mismo. Y por su puesto el morado queda en segundo lugar. Realmente me gusta; es decir, me gustaba quien era cuando estaba con él. Cuando podíamos ser nosotros mismos, aunque, ahora dudo si alguna vez realmente fue así. Me dejé consumir por la lujuria. Y la lujuria no es precisamente solo un deseo sexual desenfrenado, no para nada, sería una definición muy pobre para tal palabra. Por lujuria me refiero al intentar poseer de una manera física y mental, a tal grado que uno llega a mentir, a chantajear, manipular e incluso herir a aquellos que deseamos. Quizá no le quería. Tal vez solo fue que me encontró en el momento justo, en el lugar preciso. Me preguntó si realmente le interesaba estar conmigo y ¿por qué?. Parecía que era alguien que era fiel, fiel a sí mismo, un ser puro. Y a pesar de todo siento que es un completo desconocido, a pesar que me desnudé completamente con él, aunque siendo honestos; es muy fácil leerme. Aún así, no logro comprender como sigue atrapado en mi cabeza de una manera un poco desagradable, bueno, bastante de hecho. Por dios, ¿Cómo puedo ser tan ingenua y vulnerable?, es que no lo entiendo, no le amo pero, no lo odio, y al mismo tiempo hago ambas cosas. Llega en mis recuerdos menos oportunos, cada que tengo sexo con alguien más, cuando pienso en alguien más, cuando me gusta alguien más. Siento que en verdad no puedo cortarlo de raíz, como si a él le pasara igual y estuviésemos conectados por algo que no logro comprender. Probablemente muera sin saberlo jamás. Ya no siento mariposas en el estómago, y por fortuna tampoco en mi cabeza…Pero, ¿por qué coño sigue aquí?, ¡¿POR QUÉ?!¿Qué se supone qué haga? Si lo resisto, más está. Y aunque no lo vea y no piense voluntariamente en él, ahí está, como si fuera una mancha que ahora cubre todo lo que pueda provocarme placer o hacerme feliz. Admito que sí, el tiene una parte de mi, que le di porque se me antojó, aunque no me lo pidiera, aunque no lo quisiera, eso hice porque lo amé. Lo amé en verdad, fue tal vez fugaz, demasiado intenso, tan crudo, que no puedo ponerlo en palabras. Y sé que no debería pedir, o si quiera desear lo mismo a cambio, pero, es que no puedo evitarlo. Cuando voy, me entregó con todo. Lo sé un posible grave error por mi parte. Quizá es por mi desenfrenada y torpe juventud e inexperiencia, con hambre de todo, de conocer, de sufrir, de reír, de amar, de odiar, de probar todo al mismo tiempo, desafortunadamente siempre termino ahogándome en mi misma y las decepciones que han llegado a mí. A veces me siento un poco culpable y estúpida, pero, ¿ qué no todos queremos amar? ¿vivir al extremo y salir de nuestras putas vidas ordinarias ?Detesto lo común, aún siendo la típica chica patética con «daddy issues» (problemas paternales), y sí, en parte me detesto a mí misma, por ser y por sentirme una fracasada, por alejar y ahuyentar a cualquiera que este si quiera respirando al rededor mío, es como una puta maldición y un circulo vicioso, tan adictivo que a veces, admito que me fascina. Y heme aquí humillándome otra vez tratando de hablar sobre cosas que no conozco y tratando de explicar cosas que ni si quiera entiendo. Aunque supongo que el primer paso es aceptar lo retorcida y realmente enferma que estoy, enferma de ideales que me han impuesto desde antes de existir, que cargo con pesar en mi ADN y por más que trato de romperlos y enterrarlos, vuelvo a ellos por comodidad. «Él», de quién hablo, no es el único, no es el primero, y sé que tampoco el último… Mantener expectativas tan altas de las personas, es lo que me tiene sin poder dormir, y preguntándome, si el amor es real, o es un invento utópico, para mantener en control nuestra sociedad, como un implante genérico, para distraernos; que nos hace ver todo turbio, y cometer actos incomprensibles, innecesarios y estúpidos, que nos alejan de nosotros mismos. Todo sea por sentirnos amados y especiales, indispensables en la vida de alguien más.

                                                                                  2

Pasamos al menos la mitad de nuestras vidas buscando el amor, y la otra mitad renegando de el, ponemos el amor en un pedestal excesivo y falso. Porque nada es como lo imaginamos. Intentar definir el amor es una tontería, porque intentamos medirlo, ordenarle, limitarle, intentamos entenderlo, darle una buena explicación, una justificación tan mundana. El amor es tan complicado, que es muy simple. Uno no elige a quién ama, solo ocurre, no es que nazcas amando a tus padres y a tu familia, no es que ames a todos, y que ames a cualquiera, y muchas veces ni siquiera sabemos a quién amamos, y buscamos proyectar todo el amor que muchas veces no podemos recibir y aceptar de nosotros mismos para sentirnos menos asfixiados porque no sabemos que hacer con él. Nos han dicho que, el amor es paciente, es desinteresado, esperanzado, bondadoso, egoísta, celoso e impotente. Considero que es así cuando lo reprimimos, cuando no lo dejamos ser, e intentamos hacerlo como un producto genérico. En definitiva nadie ama igual, y no amamos a todos de la misma manera. Sin embargo, sé, que el amor sí es desinteresado. No creo que sea amar esperar que la otra persona este siempre a tu lado, que tolere de ti lo que no le gusta, quedarse callado, sentirse atado, querer modificar o manipular a alguien más. Lo único que puede cambiar somos nosotros mismos, y ser conscientes que el amor NO es perfecto de una manera simétrica, es un poco más abstracto y subjetivo de lo que parece. No es algo palpable, pero podemos expresar como lo sentimos en una carta, en un beso, en una mirada, con un palabra, en silencio, con una carcajada, en un llanto descontrolado, en un trozo de pan, en nuestra forma de hablar y en el como tocamos a alguien. El amor también es eterno. Y no me refiero a que sea para siempre. Y es que nuestro amor nunca acaba, simplemente cambia de lugar, o en este caso de persona.
Y hablo que podemos amar una eternidad a alguien por cinco segundos, y el que solo dure ese pequeño momento, no significa que no haya amor, sino que era todo lo había de ti para otro en ese instante. No quisiera convertir esto en una charla de autoayuda, pero, es real que si no podemos amarnos a nosotros… no podemos amar. Simplemente es imposible. Nos han dicho que no seamos egoístas, ni ambiciosos, a no «amarnos demás», pero carajo, el medirnos hace que cometamos locuras tontas y desenfrenadas, que la mayoría de veces terminan en desastre y decepciones innecesarias. He aprendido que puedo amar sin tiempo, sin condición y sin distancia. No necesito de eso , para que exista en mi vida. El amar y el saber amar no tiene nada que ver con el romanticismo, y el amor vulgar a ese que llamamos «cursi». y no estoy diciendo que ser cursi esta mal, sino que muchas veces nos perdemos en cursilerías y perdemos la noción de lo que amar es en realidad. No voy a mentir, ser cursi a veces es divertido, y le da un pequeño toque a cualquier tipo de relación. Las personas dependientes, las que no saben estar solas. NO SABEN AMAR. Solo conocen el miedo de no tener a alguien, y al no sentirse suficientes, necesitan sentir que pueden manejar la vida de alguien más a su antojo y obligarles a amar como ellos quieren. Pero no es mas que una pequeña obra de teatro. Como el mentiroso, que miente tanto, que ahora la mentira es su verdad y no conoce nada más, y cualquier cosa que intente demostrarle que no es así lo va a frustrar de tal manera que pierda aún más la consciencia de sus emociones. Creo que sigo aprendiendo a amar. Y pues no, nunca vamos a amar como se debe, pero es la parte curiosa de ser humanos, que al final de cuentas, si somos capaces de diferencias un capricho y un vano deseo del amor, pero, sí, en efecto la cagamos, y seguiremos cagando hasta el día en que muramos. Por ahora solo sé, que cada vez amo mejor. Amo sin pensar, sin esperar, amo en libertad. Ya no me importa si es correspondido o no. Simplemente disfruto amar.

                                                                      Día cero 

Un día despiertas. Te das cuenta que tu vida no tiene sentido. ¿Para qué levantarse a las cinco de la mañana?, ¿para qué estudiar?; buenas notas, ser puntual, ser responsable, ser inteligente, ser el mejor, tener muchos amigos, no tener ninguno, comer, ir al trabajo, sentir náuseas, renunciar, recriminarte por ello, conseguir otro trabajo, vestirte a la moda, bañarte, tomarte unas perfectas fotos para compartirlas y ser devorado en tus redes sociales, leer, cantar, bailar, colocarte un poco, y así hasta quedarte sin energía. Todo es un puto engaño. No hay más. No hay un sentido, no hay… una meta. Todo es relativo. Tú eres relativo. En tu realidad eres alguien existente. Pero yo no te he visto, no te conozco, no se de ti, ni si quiera podrías no tener relevancia porque para mi no existes. No estás. Estoy cansada y harta de lo mismo, las mismas caras, las mismas palabras, todo es lo mismo. No hay más allá, no hay algo mejor. Hay nada. Estamos repletos de vacío. Tener o no tener una casa lujosa, con un bonito auto y un trabajo perfecto, con un bonito calzado y una «bonita» familia ideal. MIERDA. Eso es, una puta mierda. No hay diferencia entre tú y yo y el hombre más rico o el más inteligente del planeta. Todos cagamos y respiramos la misma porquería. Todos hemos soñado, hemos amado, hemos fallado, odiado y perdonado, nos han hecho pedacitos y botado debajo de la alfombra. No eres especial, ni tú ni tu nombre, ni esas tontas medallas ni el cuadro de honor en el que se encuentra tu foto sonriendo falsamente con tus dientes chuecos y un uniforme terriblemente feo e incómodo. No importa que hayas salvado a tu hermano de ahogarse con un estúpido pedazo de queso o hayas golpeado a alguien afuera de tu escuela. Qué importa si tienes un buen léxico, si eres honesto, si eres honesto o si eres un jodido abogado. Nadie va a poder llenar ese puto hueco frío que te come desde dentro a las tres de la mañana cuando no tienes frío ni calor, y estas acostado viendo la pared; esa estúpida y aburrida pared, que parece que te muestra algo, y solo te ciega con un color ni lúgubre ni vívido; solo es desagradable e indescriptible el enojo y la frustración que provoca. Me he visto acostada, desnuda, abrazada por extraños exhaustos. Animales desalmados que solo quieren tomar cuerpos para sentirse vivos. Los penetran de nada, con tanto odio, que duele. Duele como si empujaran todo dentro de mi cuerpo quieto, sordo y ruidoso; esperando que salga toda mi alegría, mis pocas esperanzas y mis sueños. Algunos me jalan el cabello, a otros les gusta verme a los ojos, otros solo quieren penetrarme hasta rellenarme con su desesperación, algunos lo hacen demasiado rápido y otros tardan eternidades. Algunos se detienen a observar mi cuerpo o mi maquillaje corrido, otros prefieren que les de la espalda y me toman entre sus manos como queriendo exprimirme mientras golpean mis paredes internas, inertes pero, cálidas y húmedas, perfectas para que cualquier parásito desee quedarse dentro y reclamarlo como suyo. Algunos me tocan torpemente, otros me besan con demasiada frustración, y me ahogan con su lengua y litros de saliva escurriendo por mis labios e inundando mi garganta….Al terminar de explotar mi cuerpo, un cuerpo como cualquiera, sin un brillo especial, nada escultural; algunos me estrujan, otros se quedan callados, otros me hablan como si lo que hubiera pasado no fuera sagrado. Yo solo puedo gemir y cerrar los ojos, dejando mi cuerpo flojo como una liga para que tome la forma que ellos desean. Mientras ellos buscan perderse en mi, solo logro apretar mis muslos y suspirar falsamente para que acabe rápido mientras pierdo mis ojos en una almohada o en el techo, explorando esa habitación, buscando algo que me reviva, que cause algo en mi , que provoque algún tipo de señal para que mi cerebro reaccione. Pero solo soy capaz de amoldarme a sus caprichos. La mayoría vuelven a mí solo para saciar un poco su soledad, otros solo quieren ser escuchados, algunos ni siquiera saben qué quieren, pero ahí están, tratando de tomar lo más que puedan para huir temerosos con lo poco que logran robarme, y se convierte en un puto círculo vicioso. Todos dicen ser diferentes, otros admiten que son la misma historia de siempre, pero casi ninguno es consciente de que existe algo más que solo ellos. Soy incapaz de amar, o de sentir placer carnal. y estoy harta de fingir que sí. Creí saber lo que quería, pero no tengo una puta idea, ya ni si quiera siento miedo o vergüenza. Muchos prefieren el dolor a no sentir en lo absoluto. Pero el dolor me es indiferente, siempre me ha acompañado, tanto que, ya no o percibo. la vida es irónica. Una terrible y triste comedia, con protagonistas absurdos y espectadores ignorantes y huecos. De nada sirve la fe, ni el odio, ni rezar todos los días al despertar y antes de dormir, ni saber las leyes de la física o descubrir que tener un ojo más pequeño que el otro es lo más normal de mundo. Estamos vacíos. Somos nada…

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS