Tortas de barro y amor

Tortas de barro y amor

Isidora Tomasa

08/03/2021

Ocurrió en una plaza. Frente a su casa Laura vio a aquel niño jugando con el barro húmedo por la reciente lluvia, él por su lado, estaba concentrado en hacer tortas de barro, las decoraba con florecillas que crecían en los alrededores.

Laura se acercó a Mateo, y este amistosamente le invito a que probara sus tortas de barro, lo cual Laura no hizo, pero le ayudó a decorar sus preparaciones. Y así fue como todos los días a la misma hora, durante los tres años siguientes se juntaron a jugar en aquella plaza.

Continuaron siendo amigos en la adolescencia, se acompañaron en sus alegrías y tristezas, pero de vez en cuando, luego de las lluvias, volvían a hacer tortas de barro, cuando nadie los veía.

Cuando llegaron a la adultez, Laura iba a confesarse a su amigo de infancia, pero ella tenía que ir a estudiar muy lejos, por lo que su secreto quedó guardado en su corazón y perdieron contacto.

Pasaron muchos años y muchas mujeres en la vida de Mateo, y muchos hombres en la vida de Laura, pero con ninguna persona se sentían como cuando estaban juntos.

Mateo cumplió su sueño de instalar una pastelería, donde preparaba las tortas más exquisitas del pueblo, pero a pesar de haber cumplido su sueño, sentía que algo le faltaba.

Laura en cambio, terminando sus estudios en gastronomía, intuyo que era tiempo de volver a su pueblo natal, y conseguir trabajo en la nueva pastelería que comenzaba a tener prestigio mundial.

Mateo apenas vio entrar a su enamorada, su corazón latió con rapidez y Laura, al percatarse que era él, saltó a sus brazos y un largo beso fue la escena del local. Y a los clientes les invadió un sentimiento de ternura ante aquella pareja de toda la vida.

Tiempo después el local no hacía más que crecer con la presencia de Laura, pero el secreto en realidad, era el profundo amor, respeto y apoyo que se tenían el uno con el otro.

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