Pusiste un candado
en el agua libre
nacida
¡Sin quererlo!
Enterraste
manos y rostros
Cayeron en el fondo
Sólo dejaste volar
polluelos torpes
impacientes
de gaviotas viajeras
Llegó la llave
Abrió la cerradura
El agua se puso a cantar
¡con tanta fuerza!
que inundó su canción
—
Nunca llegará la calma
¡No me llevará hacia su lecho!
¡No bautizará mi alma!
Atormentada
sin nombre
seguirá amando
por escarpados caminos
¡Oh!
¡Nunca beberé
de ese licor humano
que tan a menudo
llaman cordura!
Así
con latidos hechos de ardor
mis labios mojados
contendrán pequeñas gotas de sinrazón
Así
ese será mi licor
mientras me rodeen tus brazos
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