Demonio en vida,
sombra con rostro camuflado entre el bien;
de mirada profunda e infernal que resalta el rojo de las llamas,
llamas que nunca se extinguen y se avivan consumiendo almas pecadoras,
almas de arrepentidos penitentes que lloran sus errores.
Demonios acechantes que disfrutan de las desgracias,
calman su sed con las lágrimas de tristeza que lloran los sentimientos muertos.
Incitadores al pecado,
transportando la tranquilidad de la vida a una guerra de perdiciones,
arrastrando la pureza del alma a los más oscuros pensamientos hechos realidad.
Con delirantes sueños de infames conclusiones,
donde la luz es opacada por la oscura decadencia de los valores.
Un respeto hacia la ignorancia,
es el elogio de los pecadores,
elogios que destinaron sus almas al sufrimiento eterno,
un verdadero destino de absurda cobardía,
castigada con lágrimas de lava,
lava que va marcando el dolor que sintieron sus víctimas,
dando las gracias a sus acciones denigrantes.
Sombras de la vida, ocultas entre la oscuridad,
de mudo lenguaje que susurra sus ingenios,
dando el impulso final hacia el abismo de la traición;
cobardes ante la luz que les da vida,
esa luz que puede darle el fin a la maldad sacrificando el bien.
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