Osado quien se ha acercado a mis espaldas, que respira tras mis cabellos,
que suspira tras el aire que he dejado volar.
Y que con sus brazos ha rodeado mi cuerpo, acercándose con valentía mi pecho hacia su rostro; que vibra su ser y logro sentir algo que no comprendo, que en mente me ha dejado sin palabras, vuelan en un salón, encerrados se ha esfumado un pensamiento.
Rompe la muralla que tengo rodeando mi cuerpo, solo respira y respiro, lo hago, lo siento, y presiento dentro de mis desvaríos que se ha de avecinar, no he esperado que se me dé el presente de un amor, poco a poco se ha llenado aquel vacío con un llanto que desgarra mis cuerdas, que rompe la base de mis palabras, que no creí recuperar.
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¿Cómo será el reencuentro de nuestras manos?
¿Cómo será tenerte de nuevo entre mi mente?
¿Será acaso que se tocarán nuestros labios?
Mis ojos no pueden cerrarse a causa de tu venida, tengo mis manos en el pecho, no puedo soportar el paso del tiempo, ¡Llega! ¡Vamos! quiero enfrentarte cara a cara, quiero saber como quitar esta sensación tan extraña.
Mis ojos arden con mucho fervor,
mis ojos se cierran ante tu llegada,
quiero tenerte a mi lado,
quiero hacer de tu felicidad mi alegría…
Te quería…
Te amo…
Se desvive la mirada por tenerte entre mis pupilas, ¿Cómo ocurre?
Se desviven mis pasos por seguirte, ¿Cómo te alcanzo?
Se desvive mi pecho por acercarse al tuyo, ¿Cómo hacerlo?
Intento desvivirme por no volver a cavar el pozo que ha consumido abismos eternos de juegos en amor, juegos que nunca terminan, recuerdos que siempre traicionan, sentimientos que agobian, se agolpa contra mi cuerpo un sentir grande y denso, ¿Dónde está aquel rincón que tanto mencionan para poder llorar? ¿Dónde está el terremoto que quisiese me tragase ya?
Que miedo es entregarse aún ante los brazos de alguien que pudiese marcharse como la neblina que arrebata el viento, pero que tierno es sentir que se acurruca entre las sienes que cálidamente se han preparado para recibirte en el regazo; que terror el acercarse y con un pequeño rose entre narices se inicia un beso que no puede ser detenido, que me ha robado el aliento, que se ha llevado toda emoción, que regresa duplicado hacia las extensiones que me rodean, pero que hermoso es estar cómodamente recostada entre los muslos que alguna vez vi escalar, que de lejos y por dentro trabajan para mantener las piernas entre su vientre… Intento desvivir aquel sentir.
Sujetóme con el pilar de movimientos entre un suspiro, tranquilo, cuidado, el temor sigue latente. No se detiene, no avanzamos, pero ah, ah… desvívete por amores, muérete de ilusiones.
Un paso tranquilo, un suspiro anhelado, y yo lo que he buscado al tenerlo entre mis labios no logro aceptarlo; increíble pero cierto, suspendida entre músculos que se han tensado por la situación, pienso quedarme ahí, contigo, vibra y siente mi cuerpo…
Intento desvivirme por no volver hacia el acantilado, pero quién ha dicho que no hay formas nuevas de sobrevivir ante una posible caída, se renueva un pensamiento, crece lo impensable.
Y yo a pesar de todo, quiero dejar de intentarlo, de intentar seguir aquí, ¿Podría salir?
-Kristel.
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