
Soy lila, vivo en Italia, y les voy a contar una anécdota que me ocurrió y la pequeña historia que me conto mi abuela Martina cuando tenía problemas con el control de mis emociones.
Era una mañana no muy agradable que había estado viviendo desde hace algunos días, desde que me desperté he sentido esa sensación de nostalgia, cansancio, irritación y tristeza, todo esto al mismo tiempo. Cuando llegué al colegio mi irritación se maximizo, la ansiedad apareció, y la desesperación recién comenzaba a surgir en mi interior. Las personas me parecían desesperantes, de verdad hoy mi estado de ánimo influyo mucho en cómo me relacionaba con mis compañeros y todo el mundo a mi alrededor, me sentía tan mal por reaccionar así, pero en realidad no podía controlar mis impulsos en esos momentos, a veces llegue a gritar a la gente sin ningún motivo aparente, me molestaba el ruido, la gente, y al sentirme así, no aguante más y decidí contarle a mi abuela Martina lo que me estaba ocurriendo en estos días.
Llegue a casa y mi abuela extrañamente estaba viendo su álbum de fotos de cuando era joven y bella, me senté a su lado y le pregunte;
– ¿Qué me ha pasado esta semana? ¿Qué es lo que ocurre conmigo durante estos días? ¡¿Qué puedo hacer?!, hoy ha sido un terrible día, desde que inicio me ha parecido que no soy acta para vivir esta vida, que no tengo ánimos, alientos, ni ganas de hacer nada, y eso es terrible, porque no tengo una motivación para darle sentido a mi vida, o bueno no lo recuerdo y eso es preocupante, bueno al menos para mí, hoy mi mundo se cayó a un hoyo sin fondo.
* Lo que te voy a pedir niña mía, es que escuches esta historia que te contare es una anécdota de mi juventud, te la voy contar para que la analices y entiendas que es lo que puedes hacer en momentos de crisis y desesperación; Haber mi niña, hace muchísimo tiempo en Italia en la ciudad de Venecia, se encontraba una hermosa joven de ojos azules, tez blanca, alta, y cabello castaño. Esta guapa jovencita se sentía igual que tú, pero a excepción de ti esta era una muchacha que tenía una vida demasiado difícil, y complicada para su época; trabajaba por las noches como mesera, estudiaba artes en la universidad por la mañana, por las tardes se dedicaba a estudiar un instrumento de cuerda y claro también a afinar su voz, otra cosa que hacia esa joven imparable era escribir por las mañanas las historias más encantadoras que te podrías imaginar Lila. Pero un día esta jovencita tuvo un día igual que el tuyo, fue horrible, espeluznante, ella quería que se terminara desde el momento en que se levantó de su cama, ya que no sentía las ganas para levantarse y seguir con su vida otra vez, estaba agotada e inexplicablemente su imaginación se volvió a nublar; pero hubo algo que la hiso recapacitar para que se levantara de su cama ,y este era su propósito de vida, su motivo para vivir y existir, este se basaba en todo lo que estaba haciendo y lo que llegaría hacer, si hacia las cosas con determinación y disciplina claro está. Ella se enfocó en cambiar su vida, así que decidió cambiar sus hábitos, ajustar su tiempo, renovar su actitud y autoestima, y por último, pero no menos importante recordar que lo que estaba haciendo era lo que amaba y disfrutaba hacer. Después de tomar esta sabia decisión el cambio en su vida fue incrementado en sus habilidades cotidianas y comunicativas, su creatividad aumento, su perspectiva era siempre positiva y llena de vida, empezó a escuchar las críticas y opiniones de las demás personas a su alrededor para reflexionar y aprender de ellas para beneficio propio, se volvió segura de sí misma y una persona respetable para todos por el gran carácter que había creado debido a los nuevos hábitos que tenía.
*Y así es como la vida de esta preciosa joven de gran belleza pudo avanzar con su vida, mi querida niñita Lila.
– Abuela y ¡¿de verdad hacías todo eso cuando eras joven?!, qué vida tan complicada tenías, y productiva, eres increíble abuela. Por eso te adoro no sé qué haría sin ti, muchas gracias por contarme esta historia tuya, y de ahora en adelante cambiare mis hábitos, así como tú lo hiciste, aunque el camino sea largo la meta será gloriosa, me convertiré en una persona positiva y proactiva, así como tu cuando eras joven, y tratare de recordarme a mí misma, que lo que estoy haciendo cada día es para conseguir mi felicidad y la de nadie más si no la mía.
Y bueno desde ese día entendí; por qué mi abuela Martina era tan divertida, productiva y extrañamente siempre era feliz, y esto era porque había alcanzado su meta arduamente, pero todo ese trabajo fue logrado con esfuerzo, y dedicación que valió la pena para conseguir lo que la iba a ser la feliz para toda la vida, porque hay que saber que una sonrisa te la dibujas tú y tú se las dibujas a las personas a tu alrededor contagiándolas de la alegría que transmite tu ser, tu alma y claro toda tu esencia. Ser feliz es lo importante, no solo terminar las cosas sin compromiso y sin un fin alguno. Gracias otra vez abuela Martina, te quiero.
Autora: Alice Trujillo Gallego
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