• ¿En realidad quieres que ella vuelva?
  • Sí, ella sabe que hacer en está situación tan penosa en la que nos encontramos, tú, tú no puedes, debes aceptar el alcance de tus límites.
  • Tienes razón, entonces me despido, es probable que sea la última vez que nos veamos.
  • No quisiera despedirme, deseo que exista la posibilidad de que regreses, recuerda que en parte yo te quiero, pero también la quiero a ella… Es difícil de entender, ¿verdad?
  • No, en realidad, no es tan difícil.

Se fue y ella regresó, pero ella no era la persona que él había conocido, venía cargada de odio, ira y un terrible desapego por lo humano, ese día no saludó, no habló con él y no dio ninguna muestra de afecto.

Al amanecer, se escuchó una conversación en el estudio, las velas ardían extenuadas y la luz parpadeaba moribunda, las vecinas comenzaron a quejarse constantemente; los ruidos, la charla, la risa, el ambiente de fiesta, las madrugas repletas de escándalo terminaron por traer con prontitud al dueño de la vecindad.

  • Por favor Joel, si no cambias de actitud, tendré que desalojarte, la verdad, no quisiera, siempre has sido excelente vecino. ¿Qué te ocurre?
  • No ocurre nada, mi mujer trabaja mucho y bueno, lo hace hasta las horas de la madrugada, eso molesta a los vecinos, entiendo, pero es trabajo.
  • Me vas a disculpar, pero un trabajo que implica escándalo, fiesta… ¿Qué hace tu mujer? ¿Acaso estás usando mi casa por lupanar?
  • No señor, no es lo que usted imagina, mi mujer, bueno… Ella… No es lo que usted cree, mi mujer es buena persona, pero ella es… Ella es… cómo decirlo… Ella trabaja con la creatividad y para ser creativo necesita relajarse…
  • Pero que me estás contando hombre de Dios, qué dices… Ella hace ruido, habla con gente. Estoy llegando a pensar que te está viendo la cara. La vecina Juana me ha dicho que hay hombres allí dentro, que en la madrugada se escuchan gritos, risas, gente ebria… Yo no veo ninguna creatividad en esas prácticas.
  • No hay hombres en mi casa, lo sé bien, ella se ríe y charla, pero es conmigo… Señor, no le permito que le falte el respeto a mi esposa, usted la conoce, es una gran mujer.
  • Sí, la conozco y porque la conozco me niego a creer que se trate de la buena de Sofía, ella es una santa, mujer abnegada, cariñosa, tierna y respetuosa. Yo estoy pensando que has dejado a Sofía y ahora has traído hasta aquí a tu amante. Joel, si eso es así, exijo que te vayas ahora mismo de mi casa, no permitiré que prolifere el mal ejemplo en esta vecindad, aquí vive gente decente.
  • No señor, no es lo que usted imagina. No he traído a otra mujer a mi casa… Entienda.
  • Quedas advertido Joel, espero no oír más quejas de ti. Estoy cansado de que la Sra. Carmen esté visitando mi casa constantemente y fastidiando a mi esposa, recuerda que mi señora está a pocos días de alumbrar, no quisiera que mi hijo saliera medio espantado.
  • No señor, tendrá un hijo sano, ya verá. En cuanto a las quejas, no se hará más ruido.
  • Eso espero, tengas buenas tardes Joel.
  • Usted también señor.

Desde algún rincón del salón ella miraba con odio al casero, mientras se mordía los labios de una manera demente, algunas gotas de sangre escurrían por su boca, los ojos enrojecidos y las manos manchadas de tinta.

  • Ese viejo inútil. Su hijo será cadáver desde el nacimiento y no es por la vieja atolondrada que se ha quejado, viene muerto porque sabe que es mejor nacer así que estar vivo en este pedazo de mierda que tanto adoran ustedes los mal llamados vivos.
  • Por favor, te lo pido por favor, ya basta. Detente de todo esto, debes desistir de esa actitud, no digas eso, nadie merece morir. Él es buena persona, espera con todo el amor del mundo a su hijo, será su primogénito y…
  • Por eso vendrá muerto, es el primogénito de unos genes torcidos, ese viejo asqueroso no es ningún bueno, es una rata que merece morir y la perra a la que llama esposa es una miserable que merece no tener descendencia. ¿Crees que de ese cruce de genes puede nacer algo bueno?
  • ¡Basta! ¡No te soporto! Quiero que ella regrese, quiero a mi esposa de vuelta.
  • Tan pronto te cansaste, ¿acaso no recuerdas que ella te dijo que no volvería? Yo pretendo hacer cumplir esa palabra. Tú querías que yo volviera y que ella se fuera. ¿Acaso yo no te convenía para tus propósitos económicos? ¿Acaso mis pinturas no han sido firmadas con tu nombre y la has vendido a placer?
  • Es verdad que quería tenerte de regreso, que eras necesaria, pero mírate, no eres ni la sombra de lo que fuiste antes. Actúas fuera de ti y le deseas el mal a todo el mundo. Eres malvada.
  • Pero eso a ti no te importa siempre que puedas llenarte los bolsillos, ¿verdad? Debiste quejarte de mí perversidad desde el primer cuadro que pinté, pero en ves de eso, me felicitaste e instaste a continuar con mi arte, acaso no sabes de que trata mi arte. Puedes verificar, te invito a que visites a tu buen amigo el corredor de bienes raíces, visítalo, recuerda que lo pinté a él y a su esposa en un jardín de rosas.
  • ¿Por qué debería visitarlos? ¿Acaso me devolverán la pintura?
  • Imposible, no podrán devolverte nada, los muertos no devuelven nada.
  • Estás loca…

Atravesando el parque central, en la calle que da a la plaza de tulipanes, dos cuadras en frente de las moliendas de café, por el pequeño trecho que da al arroyo, justo allí vivía mi buen amigo. Fui, no porque ella no se mordiera la lengua con su veneno, fui porque quería hablarle de lo que ella estaba haciendo, él era una persona conocedora, tal vez me recomendaba un médico.

Llegué hasta el jardín, las rosas rojas estaban más rojas de costumbre, llamé a la puerta, nadie contestó, así que pretendí retirarme, de pronto, escuché un leve quejido, me asomé por la ventana y ahí estaba, fue un desastre, sentí un gran deseo de gritar, rompí el vidrio, entré, corrí hasta la habitación del pequeño, me asomé a la cuna, esa apariencia morada y el par de moscas volando alrededor, eso fue aterrador, llamé a la policía, esa tarde fue la peor de mi vida, nunca me vi en medio de tanta desolación.

Marcaban las diez, regresé decidido, quiero a mi esposa de vuelta, quiero que ella se vaya. He tenido suficiente.

En el estudio, con las manos repletas de tinta carmesí, totalmente concentrada, con una parte de ese hermoso cabello rubio recogido, vistiendo esa pequeña camisa, esa que dejaba ver su desnudez, así la encontré y me negué a creer lo que esas manos podían hacer, estaba a punto de desistir, pero ella notó mi presencia, abandonó la pintura y se dirigió a mí.

  • Volviste, qué te pareció mi cuadro, es tan real, me encantó el final. Esa cara de espanto es mi mejor respuesta, ¿verdad? No tienes nada que preguntar esto ocurre por la misma razón que existes tú o existo yo o la misma maldad existe.
  • ¿Qué has hecho? Tú los mataste…
  • No, yo no los maté. Tú los mataste, tú les vendiste mi pintura, te lo advertí, pero puede más tu ambición, anhelas la fama, el reconocimiento y figurar en las grandes reuniones que no te importó mucho sacrificar a tu amada esposa. ¿Tienes algún motivo para escandalizarte? ¿Creías que esto no tendría algún precio?
  • Por favor, ya basta, tienes que detenerte, cuando te conocí no eras así, tú comportamiento era diferente, ahora que volviste parece que odias a todo el mundo, ¿Qué te ocurrió?
  • Nada ha ocurrido querido mío. Eres un animal asqueroso, vender a tu esposa por traer al diablo de vuelta. El hombre sigue siendo mascota, la evolución, el arte, la educación son leves adornos colgando del cuello, cuando el poder toca la puerta, son capaces de besar carbón ardiendo. ¿Quieres a Sofía de vuelta? ¿Eso quieres?
  • Es lo que quiero.
  • ¡Mentiroso! Te muerdes los labios pensando en mí, lo he notado, a mí no me quieres por mi arte, me quieres por mi cuerpo, por cada centímetro, pero qué harías si te dijera que, esté es un disfraz. No puedes hacer nada, eres mi mascota desde ese día en el que junto al encino pusiste tus ojos sobre mí. Fuiste tú quién se colocó el dogal y se ató mansamente a la picota.         ¿Sabes por qué murió esa familia? Por ambición, mirar en excesos sus retratos los llevó al borde de la locura y se mataron entre ellos. ¿Sabes por qué morirá el hijo del casero? Morirá porque es mejor nacer muerto que vivo para ser asesinado por el que no es el padre, ella es joven, hermosa y muy libertina, no creas que es tan fiel como lo cree su anciano marido.                             ¿Sabes por qué digo que el casero es un viejo asqueroso? Intentó follarse a tu mujer, tal y como lo oyes, pero la inocente se encerró en el baño hasta que el viejo haragán se largó, ese día llegaste muy ebrio, no servías de nada, tu hambre por el dinero no podía con tu mujercita débil, esa que no puede pintar como yo.
  • ¡Cállate! Estás mintiendo, mientes, quieres destruirme, sabes que quiero a Sofía de vuelta y por eso te estás vengando.
  • Yo, yo vengarme de ti, ningún amo se venga de su mascota, al menos, que esta se comporte arisca. ¿Intentas comportarte en contra mía?
  • ¡Basta! Si deseo puedo enviarte de vuelta al lugar de donde saliste.
  • ¡En serio! ¡Déjame reírme! Tú me llamaste, tú dejaste ir a tu amada Sofía, esa que no era buena para nada, esa débil, así pensabas, crees que no lo había advertido.

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