Vístete Así, Aunque la Moda Marque Otra Tendencia.!

Vístete Así, Aunque la Moda Marque Otra Tendencia.!

ESTEFANYA PARRA

27/02/2021

Y de pronto en un día soleado te da por vestir un suéter de lana, ese que te gusta tanto. Saliendo a toda prisa de casa, has combinado tu atuendo con un pantalón negro algo desteñido y creyendo que en la tarde pueda darse un aguacero muy fuerte, decidiste llevar un calzado de cuero.

Al parecer tienes estilo, eres muy cuidadoso en cuanto a contrastar colores se refiere, pero hoy ha sido la excepción. Con la urgencia de llegar hacia tu destino y ya subido en el taxi, has querido leer el nombre del conductor, en esas tarjetas que van colgadas al espaldar del asiento del chofer, habiendo olvidado tus lentes no te quedó más que establecer una plática algo formal con el hombre que te llevaba. La ruta hasta el lugar a donde ibas te tomaría 1 hora.

– La mañana está muy soleada, ¿no le fastidia el sol?

– Joven, ¿está bromeando?, son casi las 15h00 pm.

Pensando que el conductor está bromeando contigo, decides mirar el reloj en tu mano, pero hasta ahora vienes a entender que esas líneas pequeñas que marcan la hora eran casi imposibles de apreciar. No te quedó más remedio que darle la razón al chofer.

Entonces, que has hecho toda la mañana, tan veloz había sido el día que ni siquiera pudiste notarlo, pero al cabo de unos segundos recordaste el desayuno y el almuerzo. No te habías dormido, pues tomaste una ducha, saliste a comprar pan y algo de fruta, hablaste con Ricardo (tu mejor amigo), y luego a almorzar en el restaurante que tanto te gustaba.

Entonces, ¿qué sucedió?, al parecer la preocupación te invadía y como en automático para tener una plática has dicho lo primero que se te ha venido a la cabeza. Fue algo gracioso después de todo, pero tomándolo con buen humor, el camino no se sintió, conociste la vida del chofer, sus mejores chistes, escuchaste algunos consejos y una anécdota que había desestabilizado tus creencias, no las tumbo, sin embargo las cuestionó.

– Ha sido la mejor plática, después de años, dijo Manuel.

– ¡sí!, la he disfrutado al máximo, cuídese Sr. Manuel.

Si la plática no hubiera sido buena, de seguro hubieras salido algo descontento del taxi. Las construcciones de las nuevas vías, habían bloqueado la carretera de tu destino, pero sin más complicación decidiste caminar lo que faltaba hasta llegar a donde querías.

La feria a la que ibas formaba parte de tus actividades a disfrutar 1 vez al año, así que no te la perdías por ningún motivo. Al ser un evento local, el olor a comida casera no dudaba en evidenciarse antes de llegar a esta sección, pero queriendo ampliar tu closet, la ropa era la prioridad aquel día.

Llegando al primer puesto de ropa, pudiste apreciar unas prendas muy elegantes y al fondo un espejo muy grande, cada vez que alguien decidía vestir una prenda que le apetecía comprar de inmediato aparecía una joven que invitaba a mirar su reflejo y adulaba su aspecto tanto como podía.

A las personas les gustaba este tipo de trato, así que teniendo unos cuantos minutos de observar esta dinámica pudiste apreciar que un grupo de gente circulaba por aquel puesto. Entonces, decidiste pasar por allí al finalizar tu recorrido, después de todo parecía que aquello que se elegía sin duda se terminaba comprando.

La feria tenía 8 puestos de ropa el año pasado. Era Febrero del año en curso, y había el rumor de un nuevo puesto, pero al parecer sería su única apertura, pues a la gente le disgustó por completo. Intrigado por lo que se escuchaba, no dudaste en ir hasta el final de la calle para conocerlo.

Aquel puesto de ropa, no era el típico que se venía manejando. Como cliente tú eras libre de elegir aquello que más te llamara la atención, pero la condición para que la prenda saliera del mostrador era que te la probaras y observándote en un espejo de cuerpo completo dijeras que caracteristicas de tu personalidad que no combina con lo escogido. Al parecer era difícil autocriticarse y los pañuelos era lo único que se vendía por ser algo que no se vestía.

Fascinado por la temática que se manejaba en aquel puestito y con la intención de bajar los rumores de dicho local en la feria, decidiste comprar en él. Si de por sí tu motivación era algo loca, no dudaste en escoger ropa para ti y tus padres. Menos mal el espejo tenía un ancho adecuado y pudiste verte por completo con todo lo que llevabas puesto.

Después, obtuviste una serie de prendas como suéteres, pantalones, abrigos, camisetas, capuchas y hasta un sombrero de alas anchas, a tu madre le encantaba ir a la playa y este era el indicado. Estando frente al espejo al fin, la gente no dudo en amontonarse alrededor del puesto para escuchar todo aquello que dirías, era demasiada ropa y tenías que decir una larga lista de defectos, eso lo suponían todos los que no aprobaban tu proceder.

Enfocado en lo primordial (honestidad, olvidando la culpa, prestando atención a aquello que habías hecho y haces bien) y lo más significativo dispuesto a cambiar, no dudaste en decir:

Querido yo, hoy tengo la oportunidad de decirte que la verdad,

me he equivocado una y otra vez, pero aprendí,

antes quería ganarme la mentira,

ahora prefiero la verdad,

deje de lado las excusas,

proponer soluciones ahora es mi proceder.

Me hice responsable de mis hábitos hasta más no poder.

Quise dejarme guiar por lo que decían los demás ante mí poca visión del lugar, pero hoy frente a este espejo me felicito por atreverme a dejar atrás el «que dirán». No importa cuanta ropa tenga encima. He aprendido que siempre habrá algo en lo que deba trabajar y lucir más espectacular, porque ciertamente, yo no soy lo que visto. Yo seré aquel que está en el recuerdo de los demás y esa será mi mejor vestimenta.

Entonces, te has dado cuenta de que luciste un suéter de saludos cordiales, unas gracias y por favor al llegar a algún lugar, agradecer y pedir con amabilidad algo. Los pantalones negros combinaban perfecto con el luto que significo dejar hábitos que no aportaban en tu crecimiento personal y profesional. Aun cuando los zapatos estaban hasta lo más bajo de tu altura, venían siendo las lecciones que aprendías a lo largo de la vida y cada paso ya no era un paso en falso.

Entonces,¿cómo vistes hoy?

Estefanía Parra

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