Me sentí como un extraño cuando me vieron de nuevo, me observaban y obtenía demasiados gestos. Solo quise dormir en ese instante o irme a un lugar que me trasmita paz. Cerré los ojos y parece que visité un sitio lleno de criaturas distintas a nosotros, no tenían maldad, ni odio, ni mucho menos redes sociales. Vi como su cielo era un centro de entretenimiento, por los pájaros que hacían un buen show con sus movimientos. A la vez, el sol radiante ilumino hacia una esquina, todos fijaron sus miradas allí y apareció la princesa. Tenía un vestido con bordes de constelación y un anillo con diferentes perlas, a su costado la espada del pueblo. Soy todo un aventurero, me quedé con el sentimiento lleno de amargura por no poder descubrir tan hermoso ser, pero también me hacía las famosas interrogantes en mi cabeza. Como un hombre, distinto a todo lo de su alrededor, se encuentra en este sitio lleno de sorpresas. Dejé la voz de mi interior y pregunté por la cruda mujer que estaba sobre el caballo. Un ser me hablo con un lenguaje distinto al inglés y español que hablo, sin duda, no eran de mi hogar. Pude darme cuenta que todos le daban un respeto a ella y no miedo, pues pensé en la vida otorgara por mi creador. Me dediqué todo este tiempo a criticar y no a conocer, vi sus emociones de cada persona como algo negativo. Sin darme la mínima oportunidad de querer conocerlos y mientras lo vaya siendo, ver sus intenciones. Así pude entender que el menosprecio lo hace uno, no fui inteligente al hacerlo, por lo poco que creí en su intelecto, fui tonto al pensar que no son capaces de ser mejor que yo. Trataré de buscar como regresar, pero desde acá es duro no tener lo que algún día tuviste, gente que bien o mal son aquellos de tu enseñanza como huésped en la Tierra.
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