No me pidas que me quede,
Si ante el murmullo oiré tus pasos.
No me pidas que me entregue,
Si con el cuerpo no podré expresarme.
No me pidas que te enseñe,
Si como instructor me subestimas.
Tampoco quieras que te entienda,
Cuando en un momento me juzgas.
Nuestras diferencias pueden exterminarnos,
Pero también pueden salvarnos.
El ruido solo es consentido,
Dando valor e incluso deshonrando.
Desármame,
Pero uniendo mis fragmentos
Todo vuelve a su origen.
Siempre y cuando comprendamos,
Que podemos ser distintos.
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