Niña – Humano 2

Sigo aquí, lo encontré, ese par de ojos que me rascaron el ser, que me hicieron verme a mi misma en un mar de cosas nuevas.

De pronto nada tenía sentido, todo era un filo sutil que cortaba cadenas, dolía tanto pero al fin estaba viva y de nuevo el corazón latía. 

Mi sangre corría por mis venas, todo era un sueño y sólo dormía.

Me hacía creer que nada valdría la pena, tanta exposición me enfermaba; todas esas ganas de explotar, de ya irme volando crecieron y salieron a la superficie. Sólo para ver el tamaño de la niña que se escondía detrás de un buró. Preguntándose, ¿por qué? el miedo me inundó, y se apoderó de mi. Me cambió la cara y el ser.

Es extraño pensar que de alguna manera ya conocemos nuestro destino. Inimaginable juntar las pequeñas decisiones que nos hacen estar en el momento justo y en el lugar correcto para que todo lo que tiene que suceder, suceda. 

Y la vida una vez más me sorprendió, me dio todo lo que anhelaba. Y sé que es real porque me costó tanto, primero entender que todo sucedía por una razón más fuerte a la de mi entendimiento. Después fue dolor, miedo, angustia y la inesperada vuelta de mis ganas de morir.

Era tan real y tan crudo ver la verdad reflejada en una voz, y en miles de acciones inconscientes que me llevaron a un desfilar de problemas y bloqueos. Todo fue real porque al final del dolor las ganas de vivir volvieron a brotar con esperanza y con fe.

Mis alas ya se liberaron, están un poco adoloridas de la caída, pero funcionan y estoy ansiosa por tomar vuelo.