Canto pausado para una melodia sin armonía

Disculpe estimado lector por ponerlo a leer estas palabras sobre su tierna melancolía, tan fresca como el durazno de abril. Pero hay días amargos que no la soporta el alma del viento. Entremos en razón, las venas se queman. El corazón se funde en un solo cuerpo. Hagamos una pausa leamos a Neruda y su franco mar de metáforas para beber. Acomode el corazón en las pausadas melodías del reloj. Ahora si, prosigo, sin menos melancolía y con mas añoranza porque sus manos son dos claras esperanzas y su pecho una larga instancia de amor en neblina donde he de buscar el amor en cada día. Son abriles como le he mencionado en los que he pasado a su lado, son tantos los mayos que la he olvidado pero como póstuma carta deje estos versos enterrados en la mas lejana estrella. Ahora bien, la quiero no cabe duda alguna  sobre ello. Los hechos hablan mas que las huellas de mi alma y al decir alma menciono mis palabras que son grandes olas que  se quiebran en el muelle del olvido y al decir esto cae una llanura espesa en el alma. Por eso quiero mencionar a mi celeste madre que dijo que Elena es para mi que no lo dudara ningún día en que sus labios se encarnaran en los míos solamente, esta confundida con el mar no lo dude  en ningún momento de mi vida. Y así libero este poema con dos alas en el viento y un corazón enterrado en el sueño.