Capitulo 1: ¿Ante quién me encuentro?
Sin duda; a donde conducían las preguntas existenciales del profesor, tenían que ver con una condición humana, hablar de naturaleza negada del hombre, del Tótem y el más allá de lo humano también era acertado; pero dicha condición o como lo expresaría yo era un condicionamiento auto-observable del operar humano.
El sentido de la vida estaba en experimentar y aprender todo lo que aquello que ésta ofrecía o Dios si quiere. Las presencias supra-humanas, vibraciones dimensionales, pérdida de aspectos culturales y ese cambio rotundo de forma de vida, que llamaba salto dimensional; también era originario de su turbada dirección en cuanto al uso del pensamiento.
Podía hacer uso y desuso de cualquier acontecimiento, porque esas leyes universales que el mismo ideó funcionaban a la perfección. Pero a mí no me engañaba; podía llamarle un artista de la confusión, un mago y hombre sabio. Oculto entre problemas típicos de una vida cualquiera, fingiendo estar ajeno a lo que no necesitaba para llevar a cabo su plan, pero si él se aburría se convertiría en un Dios en la tierra gracias a sus saberes. Era paciente y aunque su familia no me creyese, era demasiado honesto y bueno aunque rara vez cometía cierta estupidez, tan controlado era su mundo que a ojos ajenos nadie percataba el secreto del profesor. Había hallado en la locura un alter ego para sus ambiciones.
En cuanto a mis pensamientos, si debía sacar a la luz este descubrimiento ¿Ante quién y cómo lo revelaría? no podía decírselo a nadie o de loco me tildarían, debía continuar mi investigación en secreto y hallar la cura a sus delirios mentales. Acojonado, con una verdad quemándome la sangre; ansioso por no dejarla escapar de mi boca; mi vida personal también se vio afectada por la temática de un juego mental de uno de mis pacientes, quien era una especie de loco afirmando poder teletransportar personas a un futuro no muy lejano. Él le llamaba la Frecuencia Amor, y decía que al entrar en ella lograbas un equilibro con el habitad del hombre donde el día era deseoso de respirar, con una mente fresca y activa; sin males que amenacen su vida y podía convencer a todo aquel que conocía las leyes universales y su libro en general; que podía enseñar acceder a este estado neuronal.
Yo caí en esa trampa mortal, curioso y dispuesto a saber más de él comencé a considerar la veracidad de sus argumentos. Si este era un plan estratégico, “¡muy bien hecho Profesor!” las cosas si tenían sentido, viniendo de su verdad o la mía, ambas cambiarían el destino de vidas humanas; el mejor estratega defendería hasta ganar su verdad. En ese perverso juego al estilo san Agustín me vi inmerso. Convencido del uso de la verdad.
Su forma de hablar me recordaba al de la filosofía antigua griega y los primeros pasos de la filosofía medieval, por eso comencé a llamarle el Filósofo errante. La mente maestra de este juego del vivir, la trampa y bestialidad del dominio humano. Su mente era superior en todo sentido y todo un peligro; saber quién era ese hombre detrás de la imagen que permitía ver era el pánico decisivo; haciendo presión en la pregunta por el siguiente paso a dar.
Era intocable, nunca tuvo desgracias porque las desgracias eran solo humanas y el operaba en la vida como un ser más allá de lo humano, vestía un cuerpo humano una historia de vida personal y bien narrada que le permitió actuar sin ser descubierto. Sin importar lo que hacía obraba bien, porque jamás apartó los ojos del objetivo. Pudo tergiversar las cuerdas del destino y crear notas únicas de inspiración, llevando a los artistas a caer en el engaño degenerativo; ya que ellos comenzaron a creerse todo ese escenario que el profesor ofrecía a diario en las entrevistas de John el complotista.
Ana era la más vulnerable aún, pues no tengo bien en claro si fue planeado o simplemente se dio; pero ese tal Miller reapareció. Nunca dijo su nombre, firmo el concepto de compromiso laboral y desde entonces no ha apartado paso de Ana. El 2020 ha sido caótico, me resulta casi increíble que me sucedieran a mí todos estos eventos adyacentes. Describir a Miller me resulta impreciso, lo único que puedo decir de él que es muy reservado, tranquilo y ordenado. Un artista que ha renunciado a su carrera convencido de un amor onírico; con quien el abordaje no es nada fácil, porque el pretende enamorar a Ana de él para luego decirle quién es. Y son ese tipo de historias las que en cuanto amor acaban mal, no permitiré esto en mi clínica le advertí cuando mis sospechas se hicieron más recurrentes. El me prometió que nadie saldría esta vez herido.
Otra característica de un maestro complotista, era la del tejedor; pues todo su delirante plan parecía hilar mentiras y verdades a la perfección. Si eras un Artista como el resurgido Miller fácilmente captabas el mensaje oculto persuasivo que hipnotizaba al artista conduciéndolo al lenguaje único de la perdición.
Otro dato interesante que llegue a captar, mucho después de creer que había encontrado el amor al final de su vida; deje incluso de creer en la existencia de la poetisa Rosarina. El solo jugaba bien nada más, usaba a los artistas porque él conocía el origen e inspiración de los mismos, dominaba un lenguaje seductor y como acostumbro a reincidir un verdadero estratega.
Dr. Robbinsond
15-04-2022
(Imágenes tomadas prestado de google)
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