La conocí en un bar, tomamos algunas copas e hicimos amistad.
Nos veíamos ahí ya todos los días había coqueteo y cierto deseo.
Después de un tiempo la invite a mi casa, la hice pasar, y luego a la cama fuimos a parar.
Me dejaba perplejo en la cama y no sólo era con el sexo, eran palabras y mucho misterio más.
Realmente ella es una mujer muy difícil de hallar, por eso nos convertimos en amantes; pero paso el tiempo y yo sabia que quería algo más.
Yo me decía a mi mismo que era un sentimiento más allá del sexo, realmente mi deseo aumento pero mi corazón revivió.
Así que después de un mes decidí entregarme y dejar todo según al latido de mi corazón, ahora mismo llevo un anillo en mi bolsillo y me dirijo al bar, no quiero hacerla más mi amante, quiero que sea mía y contemplarla todos los días de mi vida.
«Encontré a está mujer en un bar, y de un deseo paso a ser un amor real».
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