Me considero desmemoriada,
los detalles nunca los recuerdo,
pero tengo el maldito defecto
de idealizar.
Planifico tanto en mi mente
a una persona,
que cuando me topo
con la realidad,
duele,
y mucho.
Creo una persona
que no existe.
Le adquiero todo
lo bueno.
Afirmo, justifico, idolatro,
hasta que el limite llega.
Y qué feo es cuando llega.
Todo se derriba,
la persona,
la escena,
yo.
Dudo, me enojo y reprocho
cada diminuta cosa que hizo.
Pero, ¿y si siempre fue así?
Me encuentro cegada.
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