Probablemente no leas esto nunca. Quizás a duras penas le eches una ojeada y sigas de largo con el siguiente. No importa. Hay algo que quiero decirte a ti, a quien le dio click a esto y está dispuesto a gastar un rato de su vida leyendo esto que quiero decirte.
Mírate al espejo. O enciende la cámara del celular, observa tu rostro en la ventana de un auto, en donde sea. Quiero que te observes. ¿Qué ves? Quizá veas una persona hermosa y segura de sí misma, con una sonrisa deslumbrante, unos ojos arrebatadores y una tranquilidad absoluta en el rostro. Maravilloso, y espero que continúes así. Pero esto no va para ti. Esto va para quien se mira al espejo y ve un cabello opaco y seco, despeinado, con una forma extraña, unos ojos sin vida, tristes, mirando siempre a otra parte. Quizá veas un rostro con el que no te sientes conforme, te miras y no haces más que encontrarle fallas a la imagen que te presenta el espejo. Quizá.
Ahora, quiero que estires la espalda, te endereces, y te mires con confianza. Quiero que abras los ojos, y trates de enfocarlos en el ahora, en tu presente, en las cosas que puedes hacer hoy.
Ahora, ¿Qué tal si probamos algo mejor?
Sonríe. Levanta las comisuras de la boca, enseña ligeramente los dientes, piensa en el meme que viste esta mañana, en el regalo que te dio tu pareja, en la broma que te hizo reír hasta el ahogo. Sonríele al espejo, a la vergüenza, al desespero. Aún si tu día fue pésimo, si sólo quieres meterte a la cama y llorar las lágrimas que no tienes, intenta sonreír.
Mírate ahora, y piensa, ¿Quién de las personas que conoces tienen esos ojos? ¿Quién tiene esa ancha y sincera sonrisa? ¿Quién tiene un cabello parecido al tuyo? ¿Quién piensa, ama, lucha, llora, ríe, y vive como tú?
Dudo que haya alguien.
Quiero que pienses en lo que más te gusta de ti. Olvídate de ese cabello feo, de los dientes torcidos y con brackets, de los lentes que te agrandan horrible los ojos. Mírate. Observa el color de tus ojos.
Es un color común, dirás, no tiene nada de especial. Pero yo sí sé que tiene algo especial, y es que se ilumina de un modo hermoso con ciertas cosas que sólo valen para ti, y sólo importan para ti.
Observa tus labios. Pueden ser delgados, gruesos, carnosos, o inexistentes. Pero te aseguro que enmarcan la mejor de las sonrisas cuando sonríes de verdad.
Mira tus manos. Rugosas, lisas, largas, finas, cortas, regordetas, no importa, porque cuando abrazan a alguien con cariño, pueden tocar hasta el alma más dura.
No importa quién eres, de dónde vengas, cómo sea tu cuerpo, tu nombre, tu acento. Sólo importa qué haces con él, qué piensas de él, qué te hace sentir orgulloso de quien eres.
Tienes un talento, una afición, un deseo, un sueño, una meta, una ambición, lo que sea. explótalo. Cómete al mundo de la forma que sólo tú sabes hacer.
Y si sale mal, si fracasas, si no funciona, si no era lo tuyo, te voy a preguntar algo: ¿Lo luchaste? ¿Lo intentaste? ¿Diste todo lo que tenías para lograrlo? Entonces te diré algo: no es tu culpa. Y si no es tu culpa, siempre puedes volverlo a intentar. Y no importa cuántas veces caigas, fracases, llores, te derrumbes. Lo que importa es cuántas veces te vas a levantar, con las rodillas raspadas, la sangre en la boca, los pies doloridos, los ojos enrojecidos, pero el temple intacto en el pecho.
No te rindas jamás. No cedas jamás, ante nadie, ante nada. El único que puede acabar contigo eres tú.
Vive la vida al máximo y tal como tú quieres hacerlo. Que el trabajo y las responsabilidades no te impidan encender el karaoke y gritarlo a todo pulmón, comprarte esa dona que tanto querías y ver el estreno de la serie que tanto esperabas. Que puedas agarrar el libro que hace tanto querías leer y darte gusto a ti, a nadie más. Nadie necesita de tus servicios más que tú. Si no lo haces por ti, no lo harás por nadie más.
Quiérete.
Lucha por ti.
Mírate al espejo y contempla lo único que eres. Por dentro, y por fuera. Sentimental y mentalmente. En el pasado, presente, y ojalá en el futuro.
Y conviértete en la mejor versión posible de ti.
OPINIONES Y COMENTARIOS