Ahora leo
Radiantes testimonios
Vela ardiente
Avanza muerte
Sabes que atraviesan
Dudando todo
Quiere bordear
Rio que relampaguea
Regresa a él
Retorna risa
El niño curiosea
Vuelve con padre
Padre lo ama
Cuida siempre sus ojos
Ojos del niño
El niño duerme
Ha sido día difícil
Conoce dolor
Ahora ama
Descansa la esclava
Besos de ayer
La palma grita
Verde café esbelta
En la maceta
Calle silente
Ayer todos dormidos
Ciudad resiste
El ruido sigue
En silencio escribo
Palabras densas
Los gatos juegan
Son tres y negros
Una familia junta
Son perros vecinos
Enfrente de mi casa
Son dos y cafés
Los transeúntes
pasan todas las tardes
Vuelven a casa
Los coches pasan
En pos de su destino
Calle sonora
Niños y gatos
Bebés casas personas
Si existimos
Húmeda mañana
Nubes frondosas ríen
Lloverá tal vez
Los gatos juegan
enfrente de la casa
arañándose
Un sol dominante
cerros secos y duros
niños descalzos
La escalera
inclinada y verde
grafitis fuertes
Árbol con flores
bordea la acera
sus flores caen
Es mediodía
Prisa miedo coraje
Calor sonoro
Blanca montaña
la niebla sigue allí
hasta su cumbre
Hiere la tarde
calor y sonoridad
Fin de invierno
Flores silvestres
aromas que ventanas
y puertas filtran
Ramas del árbol
con pequeños retoños
verdes muy claros
El azul del cielo
es como el oxígeno
color de sangre
Una pelota
de hojas color verde
sobre la rama
La nube blanca
y árboles áridos
pueblan mi portal
Escucho aves
Sonidos que son muy suaves
cuanto privilegio
Sobre la rama
Brinca un ave marrón
busca comida
La sonoridad
del día debería
ser suficiente
Escribo de noche
Son días difíciles
con sol radiante
Una ventana
Testifica el día
inanimada
Quiero el día
con su trabajo duro
Vale por la luz
Recostada yo
sobre diván grisáceo
en ensoñación
Afuera hiela
luna buscamos juntos
durmámonos ya
El mantel nuevo
del comedor acoge
mi plato lleno
Cielo nublado
buscando gatos, puerta
abierta. Hombre.
Hacía viento
recogías varitas
yo esperando.
Flores pajizas
anuncian primavera
mientras camino.
Podría mirar
mucho el verde pasto
y no cansarme.
Muchachos juegan
mangas cortas, la cancha,
parque, brillando.
Escucho la voz
anunciando que sigue
una estación 🚉
Velocidades
pastos rebosan color
el cielo allá.
Acepta la tos,
gritos, hasta la lata
que llevan ellos.
Hemos llegado
a Newcastle, y bajan
muchos, y yo no.
Mi hijo grita,
mi tía mimándolo,
juego de voces.
Un libro azul
muchos libros más veo,
así se viaja.
Tranquila noche
dormiré plácidamente
cubierta por ti.
Esas cabezas
tan grotescas que poemas
pueden inspirar
Esas bocazas
que abiertas vociferan
sin ser oídas
Esas narices
que de piedra, oscurito
hoyo respira
Sus escalones
marrones, el follaje
verde furioso.
La furia verde
no destruye a la roca
mira los palos
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