Déjame abrir tu portal

Desde el mismísimo instante en que te tuve frente a mí por primera vez, pude notar una energía diferente y muy potente. Tu sonrisa posee una blancura sin igual, parece el resplandor de lo celestial, es muy pura y demasiado brillante. Y en tus ojos, se puede observar un espléndido lugar, donde solamente un privilegiado, merecería estar. A mí no me engañas, eres un portal que dirige a un mundo, donde existe eterna felicidad. ¿Cuál será su clave? Tal vez sea amarte con intensidad y sin falsedad, honestamente y sin maldad. Quizás todavía sigas aquí, buscando a tu caballero predilecto, ese que a pesar que conlleve en sí sus inevitables defectos, también posea amor perfecto. Ese amor que lo haga merecedor de traspasar tu ser y llegar a tu alma, para que deje de vagar sola y por fin encuentre, quien la corresponda. Tú buscas a alguien que sea digno de habitar en tu paraíso, y yo llevo toda una vida buscando vivir allí, incluso antes de verte. Nunca dejé de creer en lo paradisíaco, sabía que no era sólo un mito, ojalá y me dieras la oportunidad de amarte. A ti no te hace falta nada, solamente un acompañante. Mira mis ojos y verás a tu eterno amante. Nunca dejé de procurar porque sabía que no era inexistente. Mis pecados no los cometo por maléfico sinó por torpeza, dentro de mí hay nobleza y por eso, como mínimo, creo que me merezco una oportunidad para vivir en tu realeza. No te podría embellecer aún más, pero con la belleza de mi espíritu, te puedo corresponder. Lo nuestro sería amor en plenitud, surrealista, si alguien lo cuenta, nadie lo podría creer. Nuestro amor no es de este mundo, es de otra dimensión. Tú y yo somos tan distintos y a la vez muy parecidos, personalidades diversas y cualidades idénticas, en nuestra piscina nunca faltaría agua purificada adornada a su alrededor con piedras cristalinas, oxígeno santificado y paisajes refinados. En tu paraíso, te garantizo que no estaría para estropear sinó para sumar porque tú y yo somos la perfecta combinación…

Jonathan Reguera

Argentina