Otra vez abro la ventana.

Se apaga,

se apaga, termina, me avisa.

Se apaga la lámpara,

no con todos mis suspiros, 

bastó el último de hoy, el del aire oscuro. 

Tenía    una llama que me ha visto llorar,

tantas, tantas,

tantas veces, que piensa que tengo ojos de agua, que llueven,

que sólo mojan en la oscuridad mía.

Cuidado no te acerques,

he colocado la luz de la luna en el suelo,

al lado de la llama mojada.

Es lo que quedaba encendido en mi vida.

Caen mis lágrimas sobre su plata redonda,

Enséñame a dormir y a dormir. 

Sólo así creo que podré encontrarme. 

Sólo sé que también se apaga,

se apaga, termina una vez más. 

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