querido corazón.

querido corazón.

Roz

18/12/2020

Esa mujer, no regresara jamás, camina hacia adelante no voltea ni mira atrás.

Te recomiendo busques un baúl amplio y grande, donde puedas comenzar hacer maletas.

En el guardes: la caja de colores, con el que iluminaron tu alma, no olvides las millones de instantáneas que te regalo su sonrisa a través de sus ojos. Sugiero cuando termines de guardar la última, le mires bien pues pase lo que pase, aun si llegas a encontrarle alguna vez en esta vida no te volverá a mirar jamás igual.

Debo decirte en este punto que fui a buscarla para ofrecerle un trato, para quedarnos en su vida, para vivir con un “hola”, para que, si nos pregunta “¿Cómo estás?” tomemos una bocanada de aire una vez más y podamos seguir existiendo. Ofrecí a cambio no expresar amor, ni sentimientos, quedarnos callados detrás del teléfono, ser pacientes, reconocer que a veces su tiempo y su mente estarán con otro y habrá que ser discretos, habrá que guardar silencio; Solicite que exista un código, guiño o signo para reconocer precisamente esos momentos; lo hago pensando en ti, para que no te vuelvas loco, conozco bien tu pasado, tu impaciencia y tu imprudencia. Sé qué prefieres la verdad por dolorosa que esta sea.

Pero hay que ser honestos solicitud como esa, es difícil que se pueda cumplir en estos tiempos, donde lo instantáneo e inmediato desafía a los amores no sincronizados. A demás por un lado tú no puedes cumplir con esos tratos y por el otro, ella te dejaría en el precipicio de la incertidumbre antes que compartir contigo un guiño.

Dobla y ordena los abrazos y besos, no los pongas juntos, deja un espacio para esos pequeños detalles que solo tú conoces y que vienen a ti a la velocidad del rayo por la autopista del tiempo.

Sabes, no todo fue miel sobre hojuelas ,no te engañes ¿Quieres pruebas? Ella tiene una lista en su cajón de los recuerdos, de hecho puedo apostarte a que pesan más las cosas de esa lista que lo poco que tú puedas demostrarle. Digo poco, porque si no te diste cuenta, estas confinado, delimitado en un espacio en donde no te compartirán más que migas que caigan de la mesa; no te ofrezco que escribamos una lista por nuestra parte, porque es más que obvio que aunque esta mujer te acribillara en la calle, regresarías de la muerte a quererla.

Guarda en otro rincón, su disciplina, su tenacidad, su esmero y sencillez y bien te serviría aprender de ellos.

Sé que estas pensando; es pequeña y dulce y quizás la puedas llevar en la maleta, pero su alma es gigante y deslumbrante y debes acordarte que ya ambos han desafiado al sol del medio día y lo han vencido.

Finalmente debes saber que ya pensé en todos los escenarios y ¿sabes qué? En todos sufres, en todos mueres.

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