Aprendí tan solo a quererte

Aprendí tan solo a quererte

Lagrimas Azules

25/11/2020

“Aprendí tan solo a quererte”


Porque ocupaste en mi corazón un lugar

que nadie más podrá tener.


Hoy contaré una historia que empezó de la nada convirtiéndose en todo. Con giros inesperados en el corazón, que te llenan de felicidad, dándote fuerzas para seguir despierto en la madrugada, por escuchar su voz, y no poder conciliar el sueño en las noches porque sientes que puedes perderlo todo. Y el corazón temeroso te hace pensar cosas que no quieres ver, porque solo quieres disfrutar de ese amor y tan solo dejar tu huella de él en ese corazón tan herido con el tiempo.

Todo va comenzando así, con el cruce de miradas, con las intrigas en la mente. En tiempos de crisis los dos buscamos eliminar nuestro dolor con momentos de desenfreno, entregándonos a la vida mundana, pero el destino nos dijo que no. Frustrados en nuestro intento nos sentimos impotentes por tener aún eso en el corazón, esas ganas de olvidar, de borrar malos recuerdos, pero buscábamos la solución en el peor rincón de la vida.

Y nos vimos, la atracción fue instantánea, inminente hasta el punto de vernos solo a los ojos y leernos la mente.

Fue la curiosidad y las ganas irresistibles las que me hicieron tener el valor de ir a tu encuentro para saber más de ti, esa niña que me robaba la atención y me hacía desviar la mirada.

Nos fuimos hablando, con miedo de mi parte, impaciente eras tú y ya querías saber muchas cosas porque querías ver qué tenías al frente, y era yo que no pensaba que en algún momento iba a quererte.

Los detalles empezaron, como las rosas en mi marchito corazón, iban empezando a renacer; eras tú esa luz que necesitaba para iluminar mi vida, renacen mis sentimientos, el calor a mi alma ha vuelto.

Llegó la primera cita, nuestro primer momento a solas; llegó el momento de ver sus labios, escuchar su risa y cautivarme con su sonrisa. Quién lo diría, pero con eso ya me había ganado todo. Llegó el intercambio de historias y es increíble ver cómo puedes encontrar a una persona con los mismos tormentos vividos y situaciones parecidas.

Me divertía tu sentido del humor y tu impaciencia, que aflora en cada momento que pasas a mi lado queriendo saber qué hay en mi mente cuando te pienso, es mi corazón que se emociona cuando te siento.

Mis labios claman por sentir los tuyos, son mis brazos los que tuvieron el placer de sentirte.

Y me aguante las ganas de decirte “me muero por robarte un beso”.

Nos toca nuestra primera despedida, era mi corazón diciendo “ya no podré verla todos los días”, mientras mi mente me dijo “tú sabes que ella siempre está aquí, así que la inspiración y el brillo de sus ojos no nos faltará”.

Fueron pasando los días y seguíamos hablando, me pasó algo pendejo, como siempre la vida tratando de cagarme, pero tú supiste transformar toda esa frustración en alegría. No imaginas cómo me alegré, cuántas cosas sentí al verte; estuviste esperándome tan solo por verme y alegrarme. Después de todo, tenía ganas de cargarte y abrazarte demasiado fuerte, aunque no todo sale como planeamos, llegar al final es lo que cuenta. Me encantó como todo fluyó entre nosotros, de forma tan sincera, tan pura, sin forzar nada; solo quería mirarte, ver esos lindos ojos que fueron los que me cautivaron desde el día que te conocí. Empezaron los abrazos y esas palabras tan directas tuyas, que fueron como un balde de agua fría para mí, pero allí estaba la niña impaciente que vi en ti desde la primera salida. «Ya que no me vas a decir nada» fueron tus palabras, empezaron las carcajadas, fuiste tan acelerada que no pude decir nada.

Lo pude haber hecho antes, pero quería que todo contigo fuera diferente, ya que siempre que era muy apresurado todo me salía mal y me encanta tanto lo que siento por ti, como me pongo cuando estoy a tu lado que no quiero que te vayas y menos rápido. Pero tú tan apresurada e insegura me ganaste por primera vez la partida, ya que me dijiste algo que tal vez me esperada, era ese «pero» que no nos podría dejar avanzar como queríamos, el que luego me contarás. Empezamos una travesía, esas de las cuales no se olvida, fue un momento muy inusual, tal vez romántico, pero sincero. Te llevé en mi bicicleta, las risas no pararon “pon la de Carlos Vives” te dije y empezaste a cantar. Llegamos a tu casa y algo que siempre tengo presente te dije «No importa el tiempo que pueda pasar, quiero esperarte, porque sé que vale la pena, tú vales la pena y mereces que te hagan feliz» tus lindos ojos volvieron a brillar y tu mirada se volvió tierna, algo ansiosa y yo con una sonrisa quise estremecer más tu corazón y con estas palabras «puedo presumirte como si ya estuvieras conmigo». Hice que nos abrazáramos, como desde aquella vez en el río fue naciendo esos abrazos largos, intensos, sinceros, tiernos, tan llenos de sentimiento que hacen no queramos separarnos.

Llegó el tan esperado día, donde sabría qué es lo que tú corazón sentía y cuál era tu pasado ese que tanto te perseguía.

Nos sentamos en ese parque que ahora es el punto de partida de muchas cosas, de nuevos sentimientos, nuevas sensaciones, nuevas experiencias.

Comenzaste a relatarme tu pasado, que cuando más seguías me podía dar cuenta que aún no se iba de tu lado. Además, vi todo el daño que te causaron, las ideas equivocadas que te sembraron y la supuesta idea de amor que tanto te gritaron; te lo creías tanto que pensaste que todo fue tu culpa. Así funciona la mente del asesino, para hacerte creer que fuiste tú el que mató todo, siendo un cobarde como es su naturaleza, sin reconocer el más grande, su error, haber destrozado tu corazón por muchos años, llenar esos ojos de lágrimas y no hacerlos brillar de felicidad. Pude sentir todos esos sentimientos que estaban en ti, la frustración, la cólera, el enojo, la decepción; cómo es que alguien puede quebrar por mucho tiempo a alguien que dice amar. Y yo, que no he tenido esa dicha de poder estar con alguien por mucho tiempo; pero como dicen, esa dicha a veces no es para todos y cuando se da, no siempre es a las personas indicadas.

Me miraste y me dijiste “no sé si después de esto me esperarás como decías”.

En mi mente tuve muchas cosas como “creo que aquí saldré perdiendo”, “mis esperanzas se fueron”, “pensé que esto no sería tan tormentoso”. Fueron las primeras ideas, algo cobardes porque tal vez siempre estuve acostumbrado a comenzar todo rápido, pero fue algo que en mi nació, fue mi razón que habló y la experiencia en la vida que me hizo ver todas las realidades que viví y lo que debía hacer, arriesgarme y luchar, porque si lo lograba sabría que valdría la pena y no quería arrepentirme por no intentarlo. Así que me armé de valor y todo lo que por ti ya sentía, me hizo decir muchas cosas, pero quería que lo vieras como un consejo de alguien a quien le importas y quiere que estés bien por ti misma, sin depender de nadie más; que como alguien que solo quiere estar contigo porque le atraes físicamente sin importarle tu bienestar.

Solo pude mirarte y decirte algo que desde el fondo de mi salió:

“No te diré el típico discurso de película romántica diciendo que yo te sanaré y todo eso, porque siendo sinceros es algo que debes hacer tú, y solo tú puedes curarte. Yo tan solo puedo ayudarte, darte consejos y hacerte ver qué tú no tienes la culpa de todo como crees, como él te lo hizo creer, te enseñaré cuánto vales porque en este tiempo me he dado cuenta de que eres una gran chica, muy linda y buena, debes ver eso, cambiar todo lo erróneo que tienes sobre ti y sobre la vida, pero más que todo del amor. Yo solo quiero disfrutar este tiempo que tengo contigo porque tú me haces bien, me encanta lo que tenemos sea lo que sea y no pienso dejarlo así nada más, así que solo déjame disfrutarlo ¿sí?”

Solo pude volver a ver tus ojos como siempre que estamos juntos, llenos de brillo, y me transmiten tu felicidad, todo lo que sientes, algo que adelantaré y que entendí ese día. Además, lo vivo cada vez que estamos juntos; es que no importa si no me dices nada después de un verso, de una frase, de un “te quiero demasiado, Catalina”, o un “me encantas como no tienes idea”; tus ojos tienen una mirada tan profunda cuando brillan que no necesitas decirme nada porque entiendo lo que quieres decirme; puedo sentir todo de ti en esos ojos, en esa sonrisa, esos suspiros que calman todas las tormentas de mi vida.

Quisiste que te lea el poema que te había escrito, querías escuchar mi voz cuando leía eso que con el corazón te dije y mis ojos al verte transmitían.

“¿Cómo es que tienes esa habilidad, ese don para revivir lo que ya hace mucho tiempo en mí no estaba?

Esos sentimientos profundos, los latidos rápidos al estar a tu lado, esa sensación de tranquilidad en el corazón porque en mis pensamientos ahora estás tú.

Tu dulce mirada, esos ojos llenos de vida, ese brillo que ilumina mi alma, es mi corazón gritando ve a besarla como si no hubiera un mañana.

Llegaste de forma tan inesperada, porque del amor yo no esperaba nada, vivía una vida sin sentido y mis sentimientos ya no estaban, ahora estremeces todos mis sentidos y mente que se cuestiona cada momento: ¿Qué haré para ganarme el corazón de esa niña?, la de la tierna mirada.

Espero ganar con cada detalle un poco de tu corazón, tú cariño, ese que me hace bien, y poder sentir eso que hace mucho no tenía y todo a tu lado, mi dulce niña tierna.”

Y fuiste tú la que volvió a tomar la iniciativa “Fernando, ¿puedo darte un beso?”, fue como un pequeño shock en mi corazón, hace cuánto quería besarte, desde el primer día que salimos, pero sentía que no era el momento, pero tú lo hiciste posible.

En mi mente solo estaba ella, cumplió el deseo que más quería cumplir en esos momentos con ella.

Me pediste que cerrara los ojos y me diste un beso en la mejilla cerca a los labios, no lo negare en ese momento pensé era demasiado bueno para ser cierto, pero luego sentí tus labios acercándose lentamente a los míos, empecé a temblar, me gano la ansiedad y solo podía sentir a mi corazón salirse del pecho, con ese beso empezamos a escribir de una forma más especial nuestra mágica historia, fue tan lindo estar a tu lado, abrazarte fuertemente.

Paso los días como siempre, pensándote, recordándote, diciéndome qué estará haciendo, porqué la quiero tanto, llegaremos a estar algún día; dudas que atormentan mi mente. No negaré que estaba asustado porque a pesar de todo ya pensaba en tener algo contigo, porque todo fue tan mágico desde el momento en que nos conocimos. Es difícil pensar que después de saber que tu cariño es correspondido y que te besé no pueda pasar, y que un día simplemente te alejes y no vuelvas, o regreses al lugar donde sufriste tanto pero no sueltas, sentía que mi corazón iba a salir en pedazos porque estaba empezando a enamorarme tanto de ti.

Empecé a escribir para calmar un poco toda esta confusión, el miedo, la incertidumbre de no saber si podría tener el placer y la dicha de decir que estábamos juntos.

Y me volvió a pasar, chocarme con otra realidad. Es tu pasado el que no te deja en libertad, pero a pesar de ser lo mismo esta vez fue diferente, será que esta vez fue contigo y las cosas no siempre son como uno se las imagina, la gente, a veces el cariño, el amor y todas esas sensaciones que se te vienen a la mente, hacen que todo cuente, que todo valga, que si no bien todo es color de rosa, los momentos felices se disfrutan con cada latido y con cada imagen que se te viene a la mente.

No negaré que tengo miedo porque puedo perderte y no llegar a cumplir esas fantasías de solo tenerte y entregarte mi alma, esas que rondan en mis sueños, las que solo pasan en mi mente.

Hoy cumplí mi primer anhelo, besar tus labios fueron el consuelo para mi agonizante corazón que con tus dulces palabras iban colmando de amor a ese alguien que pedía a gritos dame un poco de eso, tu cariño y pasión, que me conformo con tener ahora, aunque luego puedas romperme en pedazos y volver a estar solo, porque perdí tu corazón.

Tengo que prepararme para todo lo que pueda venir porque tal vez ahora estemos tocando el cielo, pero de un momento a otro podemos estar en el averno, yo porque fui alejado del paraíso que era estar entre tus brazos, tú por volver al infierno de ese demonio que te torturaba el alma y el corazón, dándote pequeños consuelos y largos sufrimientos.

Y mi más dulce fantasía es que puedas recuperar tu alegría y tu amor interno, que vuelvas a ser tú en tus más alegres días, dónde no había encierro, dónde podías querer y amar a quien querías sin ningún pretexto. Al fin, cuando estés restaurada, será el momento de descubrir que tiene el destino para nosotros, de plantearnos un camino juntos y vivir cada uno de nuestros dulces momentos, todo lo que venga, amor, pasión y desenfreno.

Llenarnos de alegría, suspiros y anhelos, para así, romper los círculos que nuestros antepasados nos pusieron, los que hicieron que nuestro comienzo en la vida no fuera tan bueno, pero que nos encontramos para entendernos y saber que en la vida siempre nos espera algo bueno.

Hablábamos por las noches, me llamabas de la nada y me encantaba poder escucharte, reírnos en las noches, decirte tantas cosas lindas porque así las siento. Te diste cuenta de algo, sentiste un poco mi miedo y mi duda, y tú no querías hacerme sentir así, pero la verdad es que no quería perderte, pero no sabía que hacer exactamente con mi corazón, mis sentimientos me traicionaban. Hasta que llegó mi momento de iluminación, de esos momentos en que te llega la respuesta inesperada, soñé contigo, solo lo sentí, no podía recordar todo, pero nos vi en una habitación, yo acostado y tú estabas sentada a mi lado, yo mirando el techo y me dijiste ¿En qué piensas? y solté una frase que me hizo entender algo, la respuesta que tanto buscaba:

“Cada vez más te vas metiendo en el fondo de mi corazón, siento que si te vas me destrozarás el alma, porque tuyo ya es mi corazón, cuando te vayas lo arrancarás así, sin quedar nada. Ahora tengo tus recuerdos grabados en toda mi piel, que marcaron tus labios y tus manos, escribieron un título de propiedad que nadie podrá romper, todo porque me hiciste tuyo con cada parte de ti, ¿qué algo de mí que no te haya dado? la verdad no queda nada.”

Me levanté con el corazón agitado pensando y dije “eso tengo que apuntarlo”, empecé a pensar en plena madrugada, diciéndome a mí mismo “tengo la respuesta ahora”.

Siempre me pongo a planificar todo tratando de controlar todo, y ahora trato de controlar lo incontrolable, tu corazón. No puedo evitar que sientas todas esas confusiones que rondan por tu mente, tan solo puedo quererte, darte mi cariño, mi amor, mi pasión, todo de mí, porque necesitas tanto; diste todo sin recibir nada, cosas nos pasaron a los dos, pero que entre nosotros las pequeñas cosas y todo lo que damos, cada uno lo valoraba. Ahora sé que tan solo debo vivir el momento como si fuera el último, sobre todo los que paso a tu lado, ya que si no pasa nada me llevaré uno de los regalos más lindos, sentir que alguien me valoró de verdad y apreció todo lo que hice por ella, sembrando bonitos recuerdos en mi mente, clavándolos en mi corazón, tatuándolos en mi piel.

Nuestro próximo encuentro se daría en otro lugar, que presenciaría nuestros momentos llenos de amor, las infaltables risas, tus bromas, mis anécdotas y nosotros queriendo que no pasen las horas para seguir juntos.

Iba camino al parque donde nos encontraríamos decidí tomar otra ruta para cortar el camino y te vi, como es de mágica la vida y el destino que hasta en esas simples cosas coincidimos, decidimos quedarnos allí, porque bueno, el otro parque estaba cerrado, nos abrazamos y nos sentamos.

No puedo creer como me encanta verla siempre, tan solo puedo ver sus ojos, observar cada expresión de tu rostro y sentir todo lo que me quiere decir tu mirada.

Empezamos como siempre, con preguntas típicas y llegando al punto de contar nuestras historias, un poco de lo que nos enseñó la vida, las marcas que nos dejaron, los momentos felices que vivimos. Las bromas infaltables, sobre todo la típica tuya «seguro estás con tus mujeres», me da risa pensar que imagines que puedo querer a alguien más que no seas tú. Es allí donde empiezan siempre los momentos dónde ya mi amor se desborda y no puede más, empiezo a decirte de a pocos, tratando de explicar todo eso tan bonito y sincero que siento por ti, a contarte los sueños que tengo contigo, para que veas que estás en mi mente incluso en las noches dónde trato de desconectarme de todo, tan solo para pensarte e imaginar estar contigo, sin que nadie pueda cortar esos momentos.

Te miré y te dije:

– ¿Sabes? soñé algo muy curioso contigo – me miraste curiosa, como siempre

– Dime ¿Qué soñaste? – Suspiré y empecé a traer a mí las memorias

– Estábamos en una fiesta con tus amigas, pero solo recuerdo a Ángela, porque bueno solo la conozco a ella y tú saliste. Luego Angela se me acercó y me dijo:

– Franco está afuera hablando con Catalina – fui a ver y él te estaba haciendo sentir mal y te dijo lo que algún día me supiste decir…

– Tú eres mía. – Como si solo fueras un objeto. A lo que solo le dije…

– Ella no es tuya, ni mía ni de nadie, ella es libre de ser lo que quiera, así que, si no vas a hacer algo bueno aquí, lárgate.

    Alcé la vista y tú tenías aquella mirada que me derrite el corazón, la que me hace sentir lo más lindo que puede haber, me miraste y solo supiste decir:

    – Ay, mi Fer, a veces siento que es como si Dios me dijera “ves, así deberían tratarte”.

      Solo sonreí y te besé, es complicado pensar sobre cómo el amor como puede hacer tanto daño en personas equivocadas, pero también, cómo puede sanarte y hacerte sentir tantas cosas en las personas correctas.

      Nos abrazamos muy fuerte y nos mirábamos fijamente, tratando de conectar nuestras almas para intentar transmitir todo lo que sentimos, hacer más lento el momento para sentir cada pequeña sensación que teníamos antes de irnos.

      Nos despedimos, me iba como cada vez que te veo: alegre, feliz de la vida, sintiendo que lo tengo todo, que vuelvo a ser aquel loco enamorado que era antes de que murieran mis sentimientos.

      La noche se volvía cómplice de nuestros momentos, en ese jardín donde nos sentamos cada vez que iba a verte a tu casa. Ese lugar, para mí, es uno de los mejores, ya que pasaron muchas cosas, se escribieron momentos, salieron suspiros, surgió el deseo, sentimos el amor, nos entregamos de corazón. Es aquí donde salieron muchos versos, donde solía contarte mis fabulas, mis cuentos como sueles llamarlos; esos que te gusta escuchar, porque a pesar de todo sé que los sientes y sabes que son sinceros. Aquí te conté mis otros sueños, como el que me mostró el camino y te recité el verso que te dije en mi sueño.

      “Cada vez más te vas metiendo en el fondo de mi corazón, siento que si te vas me destrozarás el alma, porque tuyo ya es mi corazón, cuando te vayas lo arrancarás así, sin quedar nada. Ahora tengo tus recuerdos grabados en toda mi piel, que marcaron tus labios y tus manos, escribieron un título de propiedad que nadie podrá romper, todo porque me hiciste tuyo con cada parte de ti, ¿qué algo de mí que no te haya dado? la verdad no queda nada.”

      Me miraste y tenías un brillo único en los ojos, esos ojos que me encantan, desde allí supe que debería hacerte sentir así más seguido, porque esa mirada lo es todo, así que mientras más veces pueda hacerla surgir en ti, sabré que estoy haciendo un buen trabajo.

      Son indescriptibles los momentos que pasas con una persona que te hace sentir tanto en tan poco tiempo, tal vez sea el tiempo que estuve solo o el no haber sentido esto por mucho tiempo, pero se siente bien, se siente tranquilo, se siente único, con todo el miedo que puede sentir el corazón, porque sabe que puede salir lastimado, pero como dice aquella frase que leí:

      Enamorase es como querer saltar al vacío, tu mente dice que es una locura, pero tu corazón insiste que puedes volar.

      Y es así como me lance al vacío, a empezar a darte pequeñas cosas que vienen del corazón. Vaya que me sentí raro en aquel momento, no hacía eso hace mucho tiempo, hacerle un detalle, un regalo simple y sencillo, pero con mucho significado. Como siempre dicen lo sencillo muchas veces es lo mejor, y se me ocurrió algo: hacerte una rosa en origami. Sentía que era el momento de un regalo con significado, y hacer cosas que ya no hacía, así que manos a la obra.

      Empecé a hacerlo y me sentía tan, no sé, feliz, me reía solo, sintiéndome idiota por hacer eso, pasó mi hermana, me miro y me preguntó

      – ¿Qué estás haciendo? – La miré sonriendo y le dije

      – Un origami de una rosa.

        Su expresión fue graciosa, pero a la vez confirmó algo estoy demasiado enamorado. Ella me respondió

        – Volviste.

          Y pues, sí, volví, regresé a ser es chico que, hacia cartas, se tomaba el tiempo de hacer detalles románticos.

          Terminé la rosa y estaba demasiado linda. Hice un buen trabajo así que decidí colgarla en mis estados, pero sin que lo vieras. Sentí que debí demostrar a los más cercanos cuan cerca estabas tú de tenerme completamente.

          Esperé el ansiado día para poder sorprenderte, aunque tú ya sabias que te llevaría algo, pero no sabías qué era y cómo lo haría.

          Llegué, empezamos hablar como de costumbre y me miraste y dijiste

          – Ahora sí, dame lo que me has traído- te miré y por dentro se me acelero el corazón, pensando y deseando espero todo salga bien.

          – Cierra los ojos – te dije, abrí mi mochila y saque la rosa, es gracioso pensar que la puse en un táper de vidrio, pero es que no quería que se dañara por nada del mundo- mi regalo constará de dos partes, primero te daré esto y luego tengo que decirte algo– suspiraste y respondiste

          – Está bien.

            Prendí la luz de mi linterna para que pudieras ver mejor la rosa.

            – Ahora sí, abre los ojos- los abriste

            – Fer, está muy bonita – me encantó ver tu cara, eras como una niña cuando le daban un caramelo.

            – Bueno, falta la segunda parte – te dije. – La verdad pensaba decirte esto así, fluidamente, pero siento que no me saldría tan bien, así que hice lo que mejor se hacer, escribir, para así poder recitar lo que quiero decir.

              “Quiero, en esta noche, expresar un poco de todas las sensaciones que tengo cuando estoy a tu lado y hasta cuando no estás; con esta pequeña rosa, un detalle talvez simple, pero bonito, creo que cualquiera prefiriera comprar una rosa y traerla, pero para mí, el tomarme el tiempo de hacerte estos detalles como si fuéramos niños, por así decirlo, esforzarme y volver a hacer estas cosas que no hacía ya años y que tú motivaste, no sé si alguna vez te habrán dado algún detalle así, de repente te dieron algo más caro, pero prefiero darte algo que, para mí, tiene más significado, así, ahora, porque prefiero que sepas lo sincero que es lo que siento por ti, las cosas que puedo hacer y las que me haces hacer. Todo en mí vuelve a renacer porque tú en mi vida apareciste, quiero formar esto, así: lindo, puro y sencillo, para luego comernos el mundo, darte todo de mí y lograr, tal vez, muchas cosas juntos, sería lindo.

              No pienso hacer planes y decirte “oye, sí, que termine mi carrera, viviremos juntos” o cosas así, solo quiero disfrutar cada momento a tu lado, de tus besos, tus abrazos, vivir del ahora y eliminar los dos grandes temores que siempre hemos tenido el de un futuro incierto y un pasado que no te suelta. No dejemos que nadie interfiera en lo nuestro, para así, seguir descubriendo porqué fue que el destino nos juntó de esa forma tan inesperada y de la forma más alocada, pero con una conexión que ninguno de los dos imaginaba.”

              Con una conexión que ninguno de los dos imaginaba, creo que hasta ahora es la frase más profunda que te he dicho.

              Volví a verla y estaba allí, otra vez, esa mirada dulce, tierna, con los ojos llorosos y llena de felicidad. Me gustan esos momentos donde no sabes describir cómo te sientes, pero con tan solo verte a los ojos siento todo eso que puedo causar en ti y lo sellas con un sincero TE QUIERO.

              No sabes todas las cosas que tengo preparadas para ti, amor de mi vida, y aún faltan más, pero una en especial.

              Me abrazabas con una fuerza intensa, me besabas como si sintieras que me iría, aprovechando todo el tiempo que nos quedaba, porque a pesar de que todo aún comenzaba queríamos que siguiera así, incierto, pero seguros de qué es lo que sentimos, y así nos volvimos a despedir, pero fue una de las mejores noches.

              Sentía que todo iba muy bien, tú tan feliz y yo tan enamorado, pero a pesar de eso, sabía que esto tenía algo de incertidumbre, como todo en la vida, que algún momento podrías irte de mi lado.

              Sabes que estas demasiado enamorado cuando hace cosas que tal vez no hacías antes, como tener una playlist con el nombre de esa persona, llena de canciones que te hacen recordarla, canciones que quieres dedicarle, y hasta las quisieras bailar con ella susurrándole la letra al oído, pero en toda historia de amor, en cada romance, hay una canción que siempre marca un antes y un después, la que describe la situación, la que encaja perfectamente con lo que pasa.

              Había descargado un álbum sin escuchar todas las canciones, porque, bueno, la banda es buena y dudé que no me gustara alguna canción. Un día, pensando en ti, mi reproductor en aleatorio sonó esta canción; me brillaron los ojos, “es tan perfecta”, “es de nosotros”, porque la letra describe perfectamente lo nuestro, como me siento, lo que quiero decirte siempre y lo que haría si te quedas conmigo.

              Esta mágica canción, incluso llego a encajar con el nombre del libro, dime si no es mucha coincidencia son cosas que a veces te negaste a aceptar, pero bueno, si quieres cerrarte ante esto, te darás cuenta cuando abras los ojos y tu corazón de verdad.

              Y para que vuelvas a sentir eso que sentiste cuando te envíe esta canción, pondré la letra aquí, para que puedas leerla detenidamente y recordar esos momentos tan bellos que pasamos donde le di paz a tu alma, donde te hice sentir cosas que nunca te habían pasado, donde te di cosas tan sencillas, pero que nadie más había hecho.

              Aprender a quererte – Morat

              Cuando te vi sentí algo raro por dentro

              una mezcla de miedo con locura

              y tu mirada me juro que si te pierdo

              habré perdido la más grande fortuna.

              No sé nada de tu historia, ni de tu filosofía,

              hoy te escribo sin pensar y sin ortografía

              Para aprender a quererte

              voy a estudiar cómo se cumplen tus sueños

              voy a leerte siempre muy lentamente

              quiero entenderte.

              Cuando te vi tuve un buen presentimiento

              de esos que llegan una vez en la vida

              quiero tenerte, aunque sea solo un momento

              y si me dejas tal vez todos los días.

              No sé nada de tu historia, ni de tu filosofía,

              hoy te escribo sin pensar y sin ortografía

              Para aprender a quererte,

              voy a estudiar cómo se cumplen tus sueños,

              voy a leerte siempre muy lentamente,

              quiero entenderte

              Para enseñarte a extrañarme,

              voy a escribirte mi canción más honesta,

              darte una vida con más sumas que restas

              si tú me dejas, no habrá preguntas, solo respuestas.

              No descansare solo quiero tenerte aquí a mi lado

              (aquí a mi lado)

              Ruego que mi voz te demuestre lo que te he esperado

              (lo que te he esperado)

              antes de estar junto a ti, por toda la vida,

              quiero aprender a quererte

              quiero estudiar cómo se cumplen tus sueños,

              voy a leerte siempre muy lentamente,

              quiero entenderte.

              Para enseñarte a extrañarme,

              voy a escribirte mi canción más honesta,

              darte una vida con más sumas que restas,

              si tú me dejas, no habrá preguntas, solo respuestas,

              si tú me dejas no habrá preguntas,

              solo respuestas….

              No es necesario que explique cada estrofa, porque se describe sola porque es exactamente eso lo que siento y te dije.

              Y volvió la sombra del pasado, el asesino que quiere llevarse tu vida otra vez, arruinando tu paz, esa tranquilidad que tanto te cuesta tener.

              Estaba tranquilo, escuchando música como de costumbre y recibí un mensaje tuyo, tus típicos

              “¿Te puedo llamar?”

              Siempre te dije que lo puedes hacer cuando quieras no necesitas pedirme permiso, pero siempre lo hacías

              Me llamaste y empezamos a hablar.

              Sentí tu voz algo ansiosa, y me dijiste

              – Hoy fue Franco a verme al trabajo, me regresó cosas que le había prestado e incluso cartas y detalles que le había dado y fue confuso, porque no pensé que fuera a devolverme las cosas que le hice.
              Nos despedimos llorando y luego me habló y me dijo que si lo viera a los ojos me daría cuenta de que ha cambiado y que debía darle una oportunidad.

                Yo solo te escuchaba y sentí que nuestra historia podía llegar a su fin, pero a pesar de eso, me sentía tranquilo, al menos por ese momento, pensé brevemente en qué decirte, y como siempre fiel a mi personalidad, quise decirte algo imparcial, ni para favorecerme ni para perjudicarlo, aunque tal vez se lo merecía, pero no, yo quería que tú tomes tus decisiones, porque algo que quería era verte libre, de que tengas el control de tu vida tus decisiones y que así libre me quieras a tu lado.

                Respiré y empecé

                “Creo que es raro que alguien que dice amarte te devuelva las cosas que le diste, los detalles, porque se supone que pase lo que pase los guardarás, porque si alguien te los da fue porque siente un cariño sincero y que te los devuelva así, sin más, no tiene sentido. Más aún que luego te diga que quiere volver, de alguna forma, es raro, probablemente trate de confundirte, porque eso es lo que hacen las personas que solo quieren tener el control de alguien. Si ha cambiado o no, nadie lo sabe tal vez sea poco probable, pero si tú quieres regresar con él y te sientes confundida, tomes la decisión que tomes, no te voy a juzgar, no puedo hacerlo y jamás lo haría, todos cometemos muchos errores, pero debes saber que puedes contar conmigo siempre, porque así te vayas estaré bien. Tan misteriosa es la vida, que hasta me preparó de una forma para esto con una canción, y solo sé que debo quererte, porque es lo que necesitas, que alguien te muestre lo que verdaderamente es amar.”

                Escuché tu suspiro y me dijiste

                – Fer, iré a dormir, te quiero. Gracias por todo.

                  Sentí como algo dentro de mí se quebró, a pesar de mi fortaleza, y solo pude decirte

                  – Cuídate, te quiero mucho.

                    Creo que hasta este punto fui algo estúpido, porque trataba de hacerme el fuerte en una situación de las cuales no podía, es como cuando piensas que tienes algo nuevo en ti o que las cosas no te afectan de la misma forma, pero es mentira, sale a relucir tu vulnerable corazón que te grita “¡Lucha! No podemos dejarla ir así nada más”. Pero qué puedo hacer yo contra cinco años de una relación. Así que solo estaba allí, pensando qué haría o qué pasaría, como siempre mi mente no ayudaba, aunque siempre imagino lo peor y lo mejor, creo que siempre nos inclinamos por lo peor, se puede decir que es una forma de prepararnos y si llega algo bueno, pues mejor para nosotros.

                    Me llegó un mensaje tuyo diciéndome que no podías dormir, a lo que solo atiné a decir

                    – ¿Sabes? si todo esto termina, quiero pedirte un favor, no sé si puedas dármelo.

                    – Depende de que sea.

                    – Solo quiero que me des una última cita, un último momento para poder estar juntos. – Me dijiste que sí y me sentí más tranquilo

                      Porque sabía que iba a ser en ese momento que te daría mi corazón, este libro que llevo preparando, porque si bien sé que no voy a estar en tu vida por mucho tiempo, y menos por las situaciones que pasas ahora, quería que te acuerdes de mí para siempre.

                      Pasaban los días y te extrañaba, sabía que no podía decirte para vernos porque estabas confundida, me supiste hacer cierta pregunta que tal vez me llenó de esperanza, pero sabía que no llegarías

                      – ¿Si alguien te va a dejar comida al trabajo puedes recibirla? – Me reí en ese momento.

                      – Sí ¿por qué no? piensas llevarme comida. – Reíste.

                      – Sí, te llevaré un peluche de tu tamaño para que te dé vergüenza. – Me reí, pero sabía que no llegarías.

                        Llegó el fin de semana y estaba, como de costumbre, parado en la puerta del supermercado, pensando en todas las cosas que pasan en mi vida y más en ti. Como siempre, te llamé con un grito desde el alma, alcé la mirada y allí estabas tú, en tu bici, tan linda y sencilla, con esos ojos tan lindos que me llenan de vida y me enamoran.

                        Quería acercarme a ti y abrazarte, pero no podía, fuiste a comprar arándanos porque te dije que al frente de súper vendían unos y que eran baratos. Me miraste y me saludaste, no sabía qué hacer, te fuiste y sentí que mi corazón se iba contigo.

                        Llegó la noche, estaba a punto de salir del trabajo y me llamaste, se me estremeció el alma.

                        – Aló dije – que paso

                        – Fer, ¿puedes venir a verme?

                        – Sí, claro. – En ese momento me sentí tan feliz, que solo te pude decir eso.

                          Salí rápidamente del trabajo y te iba escribiendo por WhatsApp, avisando que ya estaba yendo.

                          – ¿Has venido en tu bici? – me preguntaste

                          – No

                          – Pero ¿cómo vas a regresar?

                          – Eso es lo de menos, solo quiero verte.

                            Me mandaste fotos y me contaste que habías estado tomando vino con tus amigas, sonreí.

                            – Ahora todo tiene sentido. – El vino te dio ese impulso que necesitabas.

                              Llegué y vi un mensaje tuyo.

                              – Fer, mejor no vengas

                              – Muy tarde, ya estoy abajo – respondí.

                              – Allí voy.

                                Te miré salir de tu casa. Y vi tus ojitos, jajaja, estaban brillando y medios dormidos.

                                Me dio risa porque me di cuenta de que te afectaba mucho el alcohol.

                                Nos abrazamos y nos sentamos como de costumbre, me miraste y empezamos a besarnos. Todo fue tan intenso, tan libre, me sentí tan bien, paraste.

                                – Tengo que decirte algo. – Yo solo asentí.

                                  Respiraste profundo y comenzaste

                                  – Mira, yo la verdad no voy a regresar con Franco, quiero que todo quede allí y quiero estar sola, tener tiempo para mí. Yo sé que tú quieres algo serio conmigo, pero la verdad yo no puedo tener nada ahora, no diré que en dos o tres años, porque no sé aún, solo quiero estar así, libre y bueno, que no estemos formalmente no significa que no pueda pasar nada entre nosotros, pero si algún día quieres intentar algo con otra chica puedes hacerlo, yo no te trataré como un perro, porque no estamos, así que si yo fuera tú, tomaría ese permiso.

                                    Solo te miré y fui procesando todo en mi mente, si bien es cierto, sí quería algo serio ¿y quién no? Pero, como siempre les decía a todos cada vez que les hablaba de ti:

                                    Somos todo, sin ser nada.

                                    Así que estaba conforme con eso, pero lo que me incómodo fue tu supuesto permiso. No era por sonar egocéntrico o narcisista, pero rechacé a muchas chicas y dejé todo por estar contigo, así que no pienso irme así nada más.

                                    Y de todo lo que pensé solo pude decirte

                                    – Yo me iré de tu lado el día que tú me lo digas, que salga de tu boca: “Fernando, ya no quiero estar contigo y es mejor separarnos.”

                                      Cuando puedas decirme eso yo me iré, pero mientras tanto, así me des permisos o me lo digas indirectamente, no me iré.

                                      Tú solo me miraste.

                                      – Maldito hombre, te odio. – Y me besaste, se fueron las palabras y solo empezaron los besos, las caricias, los suspiros, las mordidas, el vino hizo su efecto liberador, empezaste a jalarme el polo, arañando mi espalda, mordiendo mis hombros; yo solo sentía recorrer una sensación indescriptible por mi cuerpo y esa pequeña electricidad cuando sientes demasiado placer, y así nos mirábamos, y dejamos que nuestros cuerpos se sientan y nuestras miradas hablen. Y así pasó la noche.

                                        Reprimimos nuestro deseo y tuve que irme otra vez, mientras lo que anhelaba era poder tenerte una noche entre mis brazos, y no para tener relaciones, sino para ver cómo duermes en mi pecho y sentir como te vuelves una niña cuando estás a mi lado.

                                        Al comienzo me incomodaba cuando querías alejarme con tus indirectas o tus imágenes, como diciendo “Fernando, esto terminará, no te aferres, no te enamores, no me quieras.”

                                        Pero, mi vida, era imposible. Yo siempre te sacaba sonrisas, siempre te sacaba suspiros y te daba frases que decían…

                                        «Siempre recuerdo tu mirada, por qué siento que le da luz a mi alma, me imagino tu sonrisa porque siento que me da calma, escucho tus carcajadas que son las que me llenan de alegría, siento tus labios que son los que me quitan la vida.«

                                        Algo que debes saber es que yo no busco que te acostumbres a eso, sino que entiendas que tú lo causas, no es que lo haga por el momento, créeme cuando te digo que podría darte muchas cosas, y sé que esto podría acabar, pero no me gusta mencionarlo. Solo quiero vivirlo, quererte mientras te tenga y sonreír cada vez que a mi mente vengas.

                                        Recuerdo que en una de tantas conversaciones me dijiste que a veces sentías, cuando me besabas, que tenías ganas de decirlo, eso que tal vez a todos nos da miedo decir, un TE AMO y yo me sentí tan lleno, porque la verdad lo sentía. Me habías hecho sentir tantas cosas en tan poco tiempo, que era imposible no amarte. Es maravilloso como a veces se conectan las emociones y solo las quieres sentir.

                                        Un día decidiste irme a ver al trabajo para irnos juntos. Esperaste a que saliera y fuimos caminando, te note algo nerviosa, empecé a hacerte bromas; jalarte los cachetes, esos lindos que enamoran; te abracé y luego te cogí de la mano y me soltaste, me dijiste que no te cogiera de la mano. No era necesario que me lo digas, lo entendí, tenías miedo de que él apareciera a hacer problemas, a arruinar el momento como solo él lo sabe hacer, y no dije nada, entendí que tenías miedo, así que solo seguimos.

                                        No te dije nada, porque no quise darte problemas, yo quería ser tu tranquilidad en momentos de tormenta.

                                        Llegamos a tu casa y todo fue más tranquilo, nos olvidamos de eso y empezamos a reírnos, besarnos, entregarnos el alma. Todo era cada vez más intenso, era tan natural que no existen palabras para describir lo nuestro.

                                        Entre miradas y suspiros nos preguntamos qué pasaría si nos entregáramos completamente y solo me dijiste que sí, lo deseabas.

                                        La verdad siempre me pregunte qué pasaría si llegaba ese momento, la verdad nunca había pensado en una respuesta, te quiero de una forma tan pura que jamás te vi de esa forma, pero es inevitable sentir esas cosas cuando alguien te estremece el corazón.

                                        Pasaron los días y llegó el momento, me supiste hacer la propuesta

                                        – Mi amiga me dijo que podía alquilarnos su cuarto si necesitábamos privacidad- dijiste. Sonreí.

                                        – ¿Qué sí? Por cierto, no te preocupes que si no quieres no pasará nada. Sé que no estás segura después de todo, y estás nerviosa. Además, lo único que me importa es verte, solo con eso soy feliz, ver esos ojos, besar tus labios y escuchar tu risa.

                                          Al salir del trabajo fui a la casa de tu amiga, fue gracioso porque íbamos coordinando ya que debíamos entrar junto con ella.

                                          Llegué y me di cuenta de que estabas medio ebria, son tus ojitos los que siempre te delatan. Subimos y tu amiga nos daba algunas indicaciones, se fue y enseguida empezaste a besarme, me jalabas del polo mientras te jalaba hacia mí, fue intenso ese momento. Nos arrecostados a la cama y me detuve, empecé a mirarte solamente porque podía deleitarme con tus ojos.

                                          Note tu miedo.

                                          – Fernando, no te molestarías si no pasa nada ¿verdad? – Sonreí y te miré de nuevo a los ojos.

                                          – Yo vine aquí para verte, no para eso. Además, ya venía con esa idea, sé que no estás segura y no te voy a obligar a nada.

                                            ¿Sabes? En ese punto comprendí tantas cosas, vi y sentí cosas en mí que nunca estuvieron. Recuerdo que mi hermana siempre me decía que yo era un “fuckboy”, pero, hombre, en ese momento era un chico virgen, me sentía tan vulnerable; yo, que con mi experiencia pude haberte persuadido rápidamente, no lo hice porque yo siempre quise protegerte, y era algo opuesto a querer aprovecharme de la niña que tenía entre mis brazos.

                                            Nos detuvimos un momento y hablamos, nos reímos, pero creo que el momento pudo más, fuimos cayendo poco a poco y, sin querer, ya estábamos llegando al momento tan esperado, aún con miedo de nuestra parte.

                                            Juro, por mi vida, que jamás olvidaré esa sensación. Sentí como si hubiera sido mi primera vez, creo que ahora sé cómo se sienten las mujeres cuando se entregan. Sentí cosas que nunca pensé sentir, me sentí tan enamorado, tan completo, que sentí que el corazón se me salía y solo podía mirarte. Por Dios, eres una diosa; eres bella; eres, sin duda, el amor de mi vida.

                                            Fue un momento tan bello que ¿sabes? se cumplió mi sueño, me hiciste tuyo, escribiste con tus manos sobre mi piel un título de propiedad, con tus besos tatuaste mi piel y así te llevaste un pedazo de mi alma.

                                            Al terminar solo nos abrazamos fuertemente y nos besamos, me sentía en la nubes, pero ahora tenía miedo de perderte. Maldito seas corazón, habíamos quedado en que disfrutaríamos el momento, que no crearíamos historias en la mente, que no te inventarías futuros felices, pero fue inútil, no podía luchar contra mi corazón, y ya era demasiado tarde, estaba totalmente enamorado.

                                            Después de todo eso solo me dijiste:

                                            – Fer, la pasé lindo. Y no necesitas responder a eso.

                                              Yo no sabía cómo decirte que ya me habías robado el alma, pero después de ese día todo fue diferente.

                                              Te sentí más fría, más confundida, más cortante, y no sabía qué hacer. Después de todo, ese momento marcó muchas cosas y ya no sabía qué decir, solo sentía nudos en la garganta.

                                              Traté de ser fuerte, pero no podía, vi que esto ya se estaba acabando, mi momento terminaba y, aunque sabía que iba a llegar en cualquier momento, solo quería que el tiempo se alargará un poco más.

                                              Tuve una idea, algo desesperada, pero la verdad quise saber cómo se sentía poder verte y no poder tenerte, no poder besarte, no darte un abrazo. Así que fui a tu casa, pero no te dije, solo pregunté si podía llamarte y me dijiste que sí. Me llamaste y estuvimos hablando un rato y nos reímos de algunas cosas, ya no aguanté y pregunté

                                              – ¿Puedo pedirte algo?

                                                Respondiste que sí

                                                – Quiero que te asomes a tu ventana.

                                                – Fernando, no me digas que has traído una banda. – Me reí.

                                                – No. – Te asomaste y allí estaba yo, parado bajo tu ventana. Y te vi, me quería quebrar porque sabía que esto se estaba acabando, porque así lo estaba planeando.

                                                  Así que empecé hablar.

                                                  – Antes de todo no quiero que bajes, solo quiero verte de aquí a lo lejos, tener está sensación de poder ser feliz con solo verte. La verdad solo sé que te extraño mucho y que a pesar de todo lo que siempre me dices yo solo quiero darte esto que tengo, y sé que el final se acerca, pero quiero que sepas cuánto te quiero y que si en algún momento vuelves a enamorarte no recibas menos de lo que yo te di en tan poco tiempo. Sé que a veces no me crees, que dudas de las cosas que te digo porque te hicieron tanto daño que te cuesta volver, pero todo en mi es sincero y ¿sabes? las bromas siempre tienen algo de verdad, cuando siempre me decías que le coqueteaba a medio mundo, pues a medio mundo le he hablado de ti, no hay amigo mío que no sepa de ti, porque me has hecho tanto bien que no te olvidaré jamás. Alguna vez me prometiste que si esto terminaba te gustaría que siguiéramos como amigos y, la verdad, me gustaría que nos volviéramos a encontrar en un mejor momento, pero nunca olvides que te quiero con toda el alma.

                                                    En ese momento tal vez no lo notaste, pero me di cuenta de esa mirada que tenías, esa que siempre pones cuando te digo algo lindo y te conmueves, esa mirada que jamás se borrará de mi memoria.

                                                    Me despedí y me dijiste que vaya con cuidado.

                                                    Al llegar a casa vi tu mensaje

                                                    “Fernando, tus palabras me conmovieron, por eso al final no pude decir nada, pero al mismo tiempo me dicen que esto terminará mal o que no es justo para ti, y aunque me pidas que eso no me importe, es imposible no asustarme por ello, no has hecho nada más que entregarme lo mejor de ti y aunque pienses que esto es incierto las cosas están claras para mí. Mi intención no fue, no es, ni será enamorarme de ti, de mi expareja, o de nadie. Necesito vivir por mí, así quizás seas quien pueda darme todo, hoy yo no voy a saber qué hacer con ese todo, porque mi disposición no está para recibirlo y tú no mereces esto. Con todo lo que das en cada pequeña y grande cosa qué haces, mereces a alguien que retribuya en el mismo sentido tu amor y no una persona que tarde o temprano se alejará.

                                                    Con eso todo estaba claro el final estaba cerca, solo supe decirte que quería unos últimos deseos, unos últimos momentos.

                                                    Te dije para volver al río.

                                                    Porque quería que este libro termine dónde todo empezó, dónde los sentimientos surgieron, dónde los dos aprendimos qué es el amor, porque sin querer la verdad me estabas dando el final que yo quería y aceptaste.

                                                    Nos veríamos en el río, y ese, tal vez, sería nuestro último encuentro.

                                                    Me dijiste si podíamos vernos en el río, quise controlar el final después de todo, pero como siempre, tú cambiabas los planes y los hacías mejor.

                                                    No hablamos durante esos días hasta que llegó el momento de vernos. Fue un sábado, me dijiste que tu bicicleta se había malogrado y si podíamos vernos en el parque que estaba a la vuelta de tu casa, a lo que te dije que sí.

                                                    Volveríamos a aquel lugar donde nos besamos por primera vez, donde fuimos felices y donde nos tomamos fotos para guardarlas para toda la vida ¿Ves? hiciste todo mejor al final.

                                                    No sabía cómo sentirme, solo sabía que debía estar tranquilo, no podía romperme. Te esperé y luego te vi llegar, tan sencilla como siempre, pero tan hermosa. Naturalmente vi tus ojos y empecé a recordar desde aquel momento que los miré fijamente, cuando te vi en el módulo.

                                                    Me paré, te abracé y empezamos a hablar.

                                                    Te conté las cosas que me pasaban para que te rías, porque quería escuchar esa risa, para que me llenara de felicidad como siempre lo ha hecho. Me sentí bien en esos momentos, solo podía mirarte, verte fijamente a los ojos, pero te sentí rara, distante, y así fue.

                                                    Te pregunté qué tenías, me dijiste que era raro, que te sentías mal por todo lo que había pasado y que, si bien sentiste cosas por mí, me dijiste que solo te aprovechaste, que me usaste, que no supiste hacer mejor las cosas y solo pensaste en tu beneficio, trataste de verte de mala forma.

                                                    Cuando dijiste que me dejaste a medio camino, eso sí fue tan cierto, fue un camino corto pero muy lindo.

                                                    Me dolió que pensaras todas esas cosas y que no lo tomaras como un buen recuerdo. La verdad, sentí que decías todo eso para tratar de cortarme todos los sentimientos de una vez, pero no pudiste, aún estaban ahí.

                                                    Traté de besarte, pero no quisiste, maldición, solo quería recuperar un poco de mi alma, esa que te robabas con cada beso, pero no quisiste devolverla y me daba igual, porque ya era tuya.

                                                    Me sentí en la nada, debí haber disfrutado más ese último beso.

                                                    Era en vano, solo podía mirarte y saber que ya no te vería más, y eso me partía, me desvanecía el alma; pero, sobre todo, me dolió que no me hayas dicho que a pesar de todo te alegrabas, de que, a pesar de esto, te alegrabas de haberme conocido. Tan solo quería saber que te hice bien, y que mi amor no fue en vano.

                                                    Pero eso no pasó.

                                                    Te acompañé hasta tu casa y vi ese lugar, esa vereda que fue cómplice de todos esos besos, tantos momentos que ya no volverían. Te dejé en la puerta, solo pude mirarte y te abrasé fuerte, quería sentir esa calidez de tu cuerpo una última vez y mirarte a los ojos.

                                                    Pero te fuiste, igual te fuiste.

                                                    Mi corazón y mi mente conectaron y solo vino a mi cabeza…

                                                    “Buscare en otros ojos la luz de tu mirada, pero no la encontraré y seguiré, perdido en la nada”.

                                                    Epílogo

                                                    Antes de comenzar con esta declaratoria, debes saber que esto no tendrá mucha continuidad, serán como mis historias de las que siempre te reías, comenzaba con algo y terminaba con otras cosas.

                                                    Primero comenzaré con una pregunta que salió de la nada de una de nuestras conversaciones

                                                    ¿Qué eres tú para mí?

                                                    Wow, trataré de no quedarme corto al responder a esto.

                                                    Tú fuiste mi todo, me hiciste sentir vivo otra vez, me hiciste sentir tantas cosas que nunca había sentido. Será difícil olvidar todas esas cosas, me devolviste algo que extrañaba: mi corazón enamorado, esa forma de querer intensamente. Y es que contigo todo nació de la nada y terminaste convirtiéndote en todo.

                                                    He vivido momentos que nunca olvidaré, le diste a mi vida aquellos momentos fuera de lo común, paseos en bicicleta, videollamadas llenas de risas, miradas sinceras, besos que extrañaré y la luz de tus ojos que no volveré a ver por un buen tiempo, tal vez nunca, es algo que el destino decidirá.

                                                    Quise hacerte este libro porque escribí tantas cosas para ti que se merecían estar impresas en físico, porque nuestra historia, a pesar de ser corta, fue intensa, sincera y, aquellos que saben y han experimentado eso, sabrán decir que el amor y los sentimientos no dependen del tiempo, sino de la conexión que sientas con una persona, esa conexión que era tan natural en nosotros.

                                                    Siempre que te halagaba o te decía algo lindo tenías la costumbre de decirme “son cuentos, Fernando; fábulas, así me engañas”. Y ahora te estoy dando mi mejor historia, mi cuento más intenso, mi fábula con la mejor moraleja.

                                                    Me hiciste sentir tantas cosas que era imposible no hacerte algo así.

                                                    Un libro para mi niña que ama las historias, las de fantasía, las que tienen que ver con la imaginación.

                                                    Pues, te doy este libro que cuenta una historia fantástica que no pudo salir de la imaginación de nadie, porque las cosas que pasan en la realidad son las mejores.

                                                    ¿Sabes? Mi subconsciente me preparó para este momento, tuve tantos sueños contigo, pero de todos, al final, tuve dos que más recuerdo. Uno me dio esperanza, pero sabía que era una fantasía; y el otro me preparo para todo esto que al fin ha llegado.

                                                    El primero sueño fue seguir con nuestra historia, continuar con lo que siempre fuimos, todo sin ser nada, y que al final decidíamos unir nuestras vidas.

                                                    Sin embargo, el otro me pareció más real…

                                                    Estaba en una fiesta con mis amigos, se me acercaron unas chicas, hablábamos todos en grupo, note sus miradas coqueta, especialmente de una que me miró más fijamente, me sonrió y preguntó:

                                                    – ¿Tienes enamorada?

                                                      En ese momento apareciste en mi mente, se me calló una lágrima y solo pude decir “No”.

                                                      Porque sabía que ya no estarías, y me hubiera encantado que esto hubiera terminado de otra forma, pero el destino es así, a veces bueno y termina siendo cruel.

                                                      Creo que en ocasiones las oportunidades no se las dan a quienes en realidad se las merecen y solo debemos saber quedarnos con lo que vivimos, con las malditas ganas de saber lo que pudo haber pasado si todo hubiera sido diferente.

                                                      Como dice una canción

                                                      “Dicen que cuando menos lo esperas, alguien te cambia la vida entera. Años buscando, y ahora que llegas, pasa que no te quedas.”

                                                      A pesar de esto, sé que no pudimos estar juntos al final, pero me alegro de que hayas sido parte de mi vida.

                                                      ¿Sabes? Cuando te dije que contigo aprendí conceptos muy diferentes, fue que de alguna forma el universo me habló a través de señales y me dio tantas nuevas lecciones como…

                                                      ¿Qué es el amor?

                                                      El amor es dar todo de ti, a pesar de que sabes que todo va a acabar, porque si alguien hizo que sintieras todo eso de nuevo, pues, se merece todo sin importar lo que pase.

                                                      ¿Qué es el primer amor?

                                                      El primer amor no es tu primer enamorado o tu primera vez. Es aquel que te hace sentir cosas que nunca habías sentido, aquel que te hace sentir diferente, y tú me diste tantas sensaciones nuevas que será imposible sacarte de mi corazón.

                                                      Hay tantas frases que leí y me hicieron recordarte que las citaré, porque me hubiera gustado escribirlas, pero hubo alguien que las escribió antes que yo. A pesar de eso las sentí como mías al darme cuenta que cada vez que las leía, lo único que hacían, era traer nuestra historia a mi mente…

                                                      «TE AMO»

                                                      Creo que te amo, porque aún sin ser nada ya te estoy eligiendo, porque aún sin decir te extraño, me encantas y te amo, yo ya quiero todo contigo. Te ando pensando más de lo que debería y como andas la multitud me sorprende yo solo tengo ganas de escapar contigo. La verdad no sé cómo le haces, pero me gusta que esté tan lejos y a la vez tan dentro.

                                                      – J. Wailen

                                                        Incluso si te vas, no hace falta decirte cuánto te quiero, te lo repetí tantas veces y más, y sé que jamás lo olvidarás

                                                        – Andrés Alvarado

                                                          Sé que ahora mismo estarás pensando en que me hiciste tanto daño, pero no, mi Corgi. Ese apodo que fue el único que quisiste, el de un perrito que es chiquito y tierno como tú. Y yo, tu querido peluchín, porque mi perro te pareció lindo y dijiste que se parecía a mí.

                                                          Y con cosas tan simples como esas, me hiciste tanto bien, que, una vez más, no olvidaré esos momentos.

                                                          Cómo en algún momento me dijiste, me hubiera gustado que me conocieras en otro momento de mi vida.

                                                          Cariño, si llegué a tu vida en ese momento fue para marcarte, y aunque quieras negarlo, sé que me hubieras querido dar más cosas, pero pasaste tantas tormentas que tú corazón ya no podía más.

                                                          Como alguna vez me dijiste a través de una canción, yo te enseñe lo que verdaderamente es el amor y eso no lo encontrarás fácilmente, pero si pasa por favor no vuelvas a enamorarte de otro idiota, no quiero saber que alguien destruyó todas esas emociones que yo hice volver. Que nadie te de menos de lo que yo te di, porque eres una gran chica, la persona más linda que conocí, la que ayudaba a la gente que no tenía tanto, la que hacía acciones de caridad, y la que ayudó a este pobre desamparado que sin corazón se había quedado.

                                                          Sé que pude haberte dado muchas cosas más, pero las circunstancias no fueron las mejores, tú no estabas completa, y yo tampoco. A pesar de eso tuvimos una historia para contar, a través de esto quiero hacerte una promesa y que sé que cumpliré

                                                          Tal vez ahora seas algo necia y digas que no te enamorarás, pero estoy seguro que en algún momento superarás todo, y cuando te sientas completa, deseo, con todo mi corazón, que vuelvas a hablarme o regreses. Así como cuando nos conocimos, dejaría todo por ti. Porque si alguna vez pudiera revivir algo del pasado, volvería al momento en dónde te conocí y volvería a acercarme a tu módulo y decirte: ¿Puedes ayudarme con una portabilidad?

                                                          Sé que en tu corazón tienes un muro, un escudo que hiciste más fuerte cada vez, incluso me llegaste a decir “Fernando, es difícil amarme”, no sé por qué lo dijiste o lo pensaste; fue el daño que te hicieron o lo que él te hizo creer, pero para mí fue todo un placer amarte, haberte dado cosas tan lindas y profundas.

                                                          Tú dices que yo no debo estar contigo ya que sientes que no puedes retribuir este amor, sé que no estás lista, por eso me alejo ahora, porque sé que debes estar sola para sanar y te diré algo que nunca le he dicho a las chicas que siempre me dicen eso y lo odio

                                                          “Eres un chico increíble, mereces todo.”

                                                          Pero luego se van o me dejan

                                                          Y ¿sabes? parece que ser INCREIBLE no es suficiente.

                                                          El destino siempre suele quitarme a las personas que más he querido, aun así, he tenido algo de suerte, unas han vuelto y somos amigos, espero que eso nos pase, me gustaría tenerte en mi vida, aunque sea como amiga.

                                                          Para terminar, tengo una frase para destruir ese muro que tienes en el corazón.

                                                          ¡Vaya! Juro que me hubiera gustado escribir esto, solo lo vi y lo sentí, no pienses que quiero hacerte daño o hacerte sentir mal, por favor. Tómalo como una frase del corazón, esas lindas que siempre te decía cuando te brillaban los ojos; pero, amor, para un muro tan fuerte como el tuyo, se necesita algo más profundo y honesto.

                                                          » Querrás deshacerte de mí como si yo fuera una herida… pero, cariño, yo he sido en ti la sonrisa más sincera.»

                                                          – Jessica Gonzáles.


                                                          J.A.C.T.

                                                            URL de esta publicación:

                                                            OPINIONES Y COMENTARIOS