9) Aquel barco famélico y andrajoso me reclama,
el mismo que entre humo y balas te trajo a estas costas.
Abriendo así sus fauces para empezar una nueva vida,
un nuevo mundo, una nueva oportunidad,
a tu edad no entendías que esas montañas se volvían tu norte y que una llanura entre mestizos, pardos e indios era lo que vas a llamar hogar,
ese hogar tan al sur que es extraño,
tan en el centro que fue expulsado al costado,
creado por ingleses poblado por gallegos tanos y gringos.
Ahí creciste, masticando inmigración mientras el siglo irremediablemente pintaba sus canas,
el galaico pasó a ser el che bo,
el asentamiento romano pasa a ser solo un recuerdo familiar.
y la familia creció y aparecí,
como las brisas en esos veranos llegue.
Crecí y a la xota de masha la reemplazó el tambor,
y esas murgas traen un poco de la península, aunque sea de Cádiz.
Y mientras el SXXI gateaba vos te apagabas, cien años más tarde,
otra vez abrían sus fauces,
pero no era un barco, sino un avión, y no era de inmigración,
pise tu tierra. la que fuiste obligado a abandonar, Atocha nos llamaba,
gritando ese sonido inaudible que hace la sangre arder mientras los rieles nos acercan a Lugo, a la provincia de chantada, a tus orígenes, a tu inició, con tu fin.
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