El músico calaboceño que universalizó al llano

El músico calaboceño que universalizó al llano

Antonio José Estévez Aponte

llegó al mundo con las frescas brisas del año nuevo un 03 de enero de 1916, en un inmueble situado en la esquina de calle 6 con carrera 12 de la ciudad de Calabozo, Estado Guárico;  niño que luego se convertiría en uno de los mas grandes músicos de la Venezuela contemporánea. Hijo de Don Mariano Estévez  (músico de la Banda Marcial de entonces) y doña Carmen Aponte casados en 1915, siendo Antonio el primogénito de dicho matrimonio.

El futuro de este niño estaría de algún modo tatuado de armonías musicales al crecer en esta prospera atmósfera creativa, en las tardes de madrigal las cuales compartía con su padre, este ejecutando la bandolina y su madre en el cuatro, quien siempre quiso que Antonio fuera músico, así le irían formando ese amor por la música que fue el manto supremo que envolvió sus obras artísticas a lo largo de su vida.

Cuando niño recorría las calles de su natal Calabozo porteando lo que su padre Mariano llamó ·palo floriao» el mango de una escoba lleno de agujeros donde ensartaba pirulís multicolores y que Antonio salia a vender de puerta en puerta. Luego cargo trozos de hielo que de nuevo el ingenio paterno fue el primero en fabricar en la zona. En 1922 los Estévez se fueron a vivir a LOS BANCOS DE SAN PEDRO (lugar en las entrañas del llano calaboceño) este seria el primer contacto que el niño tendría con la imagen del llano, con sus faenas, sus misterios y sus amaneceres, que consideraba las horas mas bellas del día, a lo cual su vivaz alma le haría culto en su prolífica vida como músico, traduciendo la estampa de esta vivencia a melodías y armonías que más tarde consagrarían su obra como compositor. Al año siguiente la familia se mudaría a Caracas, capital de Venezuela buscando nuevas posibilidades de trabajo, pero regresa a Calabozo en 1925 donde recibe sus primeras clases de teoría y solfeo con los maestros Gregorio Ascanio violinista y el músico Mariano Pereira, gracias al empeño de su madre que supo observar el buen oído de su hijo.

En 1926 el Gobierno del Estado comisionó al ebanista Juan Vicente Gutierrez para formar una banda, gran músico del pueblo como lo calificaría Estévez, siendo admitido por sus evidentes destrezas, tocando saxo menor y debutando con la banda en abril, un año después estudia clarinete, aprendizaje que en un año lo convierte en un experto. 

Llega 1930 y la familia Estévez vuelve a Caracas, que seria el domicilio que aceleraría el crecimiento profesional de este gran músico y compositor. Formó parte de la Banda Marcial de Caracas, cursó composición en la Escuela de Música y Declamación con Vicente Emilio Sojo, siendo un alumno consagrado de este y su gran admirador, formo parte de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, la vida se la ganaba dando clases de música en distintas instituciones educativas, formo el coro del Liceo Andrés Bello en Caracas, tuvo entre sus alumnos a Jacobo Borges, Aníbal Nazoa, Carlos Andrés Pérez, entre otros notables personajes locales.

Su destacada obra «MEDIO DÍA EN EL LLANO» nace en el año 1942, siendo aún alumno del sexto año de composición al que su maestro encargó la responsabilidad de de llevar el curso de una «Suite orquestal», al que Estévez responde con su «Suite Llanera» en tres episodios, Es con esta misma composición que Estévez se estrena como director de Orquesta, también en ese año se casa con Flor Roffé.

En 1943 se forma el coro de estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, el cual bautizaron «Los loros de Pizani» en homenaje al apoyo incondicional del rector universitario Rafael Pizani para la formación del Orfeón Universitario, la agrupación mas afamada del país, Patrimonio Artístico de la Nación, el cual desaparecería casi en su totalidad de sus integrantes con la tragedia de Azores, en 1976. Esta tragedia obligo a Estévez a hacer un alto y un silencio para dedicar una obra esos muertos que fueron sus discípulos y a quienes enseño  no a cantar sino a amar a la humanidad y al arte. Es considerado este momento el inicio de la sostenida y meteórica carrera de ascensos de Antonio Estévez al universo de la música académica , lo que le permitía más tarde codearse con los más grandes y talentosos músicos de si tiempo, tanto en las insignes capitales de Europa y los Estados Unidos como en Venezuela su tierra natal.

Es estando en New York para 1947 que surgieron los primeros apuntes para su inmortal «CANTATA CRIOLLA». La Cantata Criolla sin duda será su obra más conocida y fue estrenada el 25 de Julio de 1954, ganando el Premio Nacional de la Música y convirtiéndose en la obra nacionalista venezolana mas importante del siglo XX. Otras obras conocidas son «Cromovibrafonía y Cromovibrafonía Múltiple»

Maestro Estévez imagen wiki pedia

que compuso para la exposición de obras del artista Jesús Soto en Montreal, además de un nutrido número de obras corales. 

Exiliado producto de su postura política y simpatía por el Partido Comunista se marcha a Europa donde continúa sus investigaciones de la música contemporánea. En 1963 recibe de nuevo el Premio Nacional de Música de Venezuela. A pesar de su actividad cosmopolita, el maestro nunca se olvidó de su terruño y hasta sus últimos días lo visitó, de modo que en 1986 dos años antes de su muerte el Ateneo de Calabozo homenajeó a este ilustre hijo de La Villa de Todos Los Santos de Calabozo.

Antonio Estévez muere en Caracas el 26 de noviembre de 1988 a los 72 años. Su pueblo natal lo ha homenajeado de distintos modos gracias al orgullo que sentimos sus coterráneos de todas las épocas, su legado no morirá, Calabozo cuna de Lazo Martí, de Antonio Estévez, Daniel Mendoza, Ángel Custodio Loyola y muchos más, orgullosamente nativa, gracias padre por permitirme nacer en tan hermosa tierra.

Lic. Rebeca Chaya

Cronista e Historiadora.

Escrito basado en una entrevista hecha al maestro Antonio Estévez en 1977, publicada en el Periódico «CALABOZO NUESTRO» tiraje del 01 al 15 de enero de 2014.

caricatura del maestro Estévez

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