Cuando llega el buque, no encuentro palabras para mostar tal momento, cientos de ideas caen en el olvido. Escucho un sussurro que me lleva a un mundo donde puedo abrir mis alas, donde puedo volar sintiendo una suave brisa tocar mi rostro y al fin caminar al lugar nuevo en el que la gran tormenta es mi amiga.
Toco el suelo mientras la realidad se distorciona, las ezperanzas de alcanzar mis sueños viven en pequeños pensamientos, vivo el día a día imagiando aquel sitio. De pronto todo se volvió un temible escape, mis mundos se enredaron, me llevan a la confusión y al desespero.
Entre melodías y estrofas incomprensibles encontré un ritmo en los días, me permite conocer otra parte de mi, una parte de mi reflejo interior quien podría guiarme hacia el camino de las respuestas sinfín.
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