Si continuamos soportando, y siendo parte de la famosa cultura de la “viveza criolla”, el futuro de las nuevas generaciones se encuentra amenazado, por lo tanto, es imperativo comenzar con una cultura que permita el cambio que requiere nuestra sociedad para mejorar la situación socio – económica, se vuelve ineludible cambiar si queremos mejores días para nosotros y nuestros hijos, la gran mayoría de las personas estamos conscientes de esto, entonces el problema, no es que no se quiera cambiar, sino que nadie marca la ruta para ese cambio; requerimos que las autoridades cambien su forma de administrar el País, que sean honestos, solidarios y trabajadores, que la gente sea empática y responsable, en fin que todos cambiemos para alcanzar el bien común. Por lo general las personas como individuos le temen al cambio, justamente por no saber la ruta para realizarlo, por eso tienden a mantenerse en su zona de confort, a sabiendas que no es lo apropiado.
Existen algunas filosofías de vida, modelos sociales y muchos expertos que teóricamente nos quieren enseñar esa ruta para el cambio, pero eso se ha quedado sólo en letra muerta, lastimosamente esa es una realidad en nuestro medio con la cual nos hemos conformarnos. Existe la posibilidad de estructurar un cambio en forma práctica, sencilla y realizable, no sólo promocionalmente, sino en lo cotidiano. Somos bastante buenos para establecer un diagnóstico, podemos matizar nuestro estado con cierta facilidad, pero solucionar nuestros problemas eso nos cuesta mucho; será que los líderes comunitarios deberán impulsar este cambio o deberá nacer de una decisión personal.
Estas filosofías de comportamiento a las que me refiero, en otras culturas permitieron cambiar una realidad adversa, hasta llegar a ser un ejemplo para el mundo, pero en nuestro País no son parte de ningún modelo educativo, son filosofías poco expuestas a la comunidad, tal vez por conveniencias personales, esto se agrava más con la cultura actual, donde parecería que más importante es que le vean en el trabajo a que realmente se trabaje, sobre todo en el sector público, sector donde la lisonja, el adulo vale más que el trabajo mismo, donde las personas pueden prestarse de parapetos hasta alcanzar sus metas, pero con sus dependientes llegan a convertirse en verdaderos verdugos, espacios donde más se valora lo social que lo profesional, parecería que es mejor invitarle al jefe una cerveza que entregarle un buen trabajo. Eso se evidencia en la falta de responsabilidad que se ha mostrado en los servicios públicos, pero en lo privado no varía en mucho, lo peor de todo es que ya nos hemos acostumbrado; y, si alguien actúa de forma diferente se torna contraproducente, es mal visto por su entorno de trabajo, tildándole de oportunista, agencioso u otros epítetos similares.
Uno de esos modelos que puede sacarnos del subdesarrollo, es el usado por los japoneses en la década de los cincuenta del siglo pasado, se trata de la filosofía “KAIZEN” que les permitió llegar hasta donde están ahora; recordemos que Japón estuvo en la mayor recesión, por haber sido derrotado en la Segunda Guerra mundial, por lo tanto, se encontraban con una economía post guerra y una situación social muy complicada. Este modelo no fue adoptado sólo por las grandes empresas como la Toyota, sino también por las pequeñas y lo que es realmente impresionante hasta por las personas comunes y corrientes como usted y como yo.
Pero ¿en qué consiste? La mayoría de las personas en la vida tienden a fijarse objetivos bastante ambiciosos, tan ambiciosos que durante el camino la gran mayoría se desgastan tratando de conseguirlos, como cuando alguien trata de dejar de fumar, se sabe que el 85% de personas que lo intentan de un día para el otro fracasan, esto hace que disminuya su autoestima y se experimente fatiga para fijarse nuevos objetivos; en contraposición, cuando se logra una meta o un objetivo se tiende a sobre valorar los méritos propios y minimizar los factores externos que pudieron haber influido, tomando el mismo ejemplo del cigarrillo se debería por ejemplo cortar los cigarrillos o dejar de fumar en la mañana, así poco a poco lograremos conseguir hábitos para dejarlo definitivamente. Para el efecto la Filosofía “KAIZEN” hace hincapié, que es mejor establecer objetivos moderados, pero de manera continua, los que paulatinamente contribuirán para alcanzar un logro mayor (Mejora Continua – El Metodo KAIZEN, 2017).
Entonces salta a la mente la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los objetivos que debemos plantearnos para mejorar lo que hacemos? Para contestar esta interrogante, primero hay que determinar cuáles son las actividades que dan valor a lo que hacemos, se las prioriza y se establece un camino sencillo para ir alcanzándolas gradualmente, la cuestión es dar el primer paso y luego continuar según lo planeado hasta alcanzar lo que nos planteamos; al efectuar continuamente las tareas de esta forma, se convertirá en hábito, esto hará que el desgaste para alcanzar las metas sea casi imperceptible, al cabo de algún tiempo lo que parecía inalcanzable lo habremos logrado.
Cualquier autoridad responsable debe tratar de implementar este tipo de filosofía para sacar adelante al País, en lugar de sembrar odios o resentimientos que no llevan a nada; o ¿será tal vez que les conviene a los líderes sociales tener al pueblo polarizado, con resentimientos internos, para entretenerlos en cosas sin trascendencia, con el fin de entregar circo y no progreso? Porque en el progreso la riqueza se distribuye equitativamente para satisfacer las necesidades de los más vulnerables, mientras que, al engendrar odios y antagonismos sólo se distribuye entre la argolla, para luego aparecer como salvadores de los problemas que ellos mismo crearon o no pudieron resolver.
Pero entonces para salir del estancamiento donde se encuentra la sociedad, sólo nos queda demandar a las autoridades que implanten este tipo de filosofía y apoyar su ejecución en todo nivel, en lugar de adoptar ideologías arcaicas con ideas separatistas. Al momento puede sonar como una utopía, pero en realidad es algo práctico y sencillo de conseguirlo, ¿cuántas convenciones han celebrado los partidos políticos para adoctrinar a sus seguidores?, lástima que sólo sean con el afán de perpetuarse en el poder, sin tomar en cuenta las consecuencias en lo futuro, estás reuniones deberían tener el objetivo de implementar pequeños cambios sociales positivos, que permitan generar el bienestar general.
Además de implantar este modelo de vida, se debe crear hábitos para que sea sostenible en el tiempo, no sólo se trata de cambiar un currículo educativo en el País para encaminar a las nuevas generaciones a estructurar y mejorar el conocimiento, sino también se debe cambiar la motivación de las personas día a día, creando el hábito de la mejora continua. Esto no solamente permitirá salir del subdesarrollo, sino también elevará la autoestima de las personas, porque palparán permanentemente los logros de sus metas propuestas. El modelo determinado deberá abarcar a todo el País, esto quiere decir: instituciones públicas y privadas, partidos políticos, líderes sindicales y comunitarios, autoridades de turno y lo que más importante el ciudadano común, en fin, se lo debe hacer en consenso, para que paulatinamente veamos el cambio en nuestra cultura, economía y relaciones personales, los resultados no tardarán en ser evidenciados, pero también estos resultados deberán ser evaluados continuamente por veedurías ciudadanas comunitarias, comprometidas con la cultura del cambio; por lo tanto deberá ser una política de Estado y un compromiso personal.
Mejora Continua – El Metodo KAIZEN. (23 de octubre de 2017). HEMISFERIODERECHOO. Obtenido de Mejora Continua – El Metodo KAIZEN:
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