Como dos locos fuimos caminando por la calle, riendo, hablando, tanto esperar había valido la pena al tenerte entre mis brazos, al poder verte de nuevo, una cafetería y nosotros ¿y luego qué? , la unión placentera de dos almas que terminan creando llamas, entre lagrimas, entre sudor, entre gemidos y pasión, dos locos decidían  entregarse a las tres de la tarde, besando cada parte del cuerpo de su amado, besando cada cicatriz, cada lunar, cada centímetro de piel, allí desnudos, completos, infinitos mirando los ojos del otro mientras se encontraban en su fusión dos locos sin que les importase el mundo caótico que afuera los esperaba, dos locos que se escondían entre las sabanas, amándose, tomándose, dos locos que sabían se encontraban en el día de su inevitable final.

Felicidad, tristeza, amor, pasión, dolor, dos locos intentando olvidar la gran realidad que afuera les esperaba,  y allí estaban  en su pequeño infinito entregándose al otro esperando que de alguna manera esos instantes se volvieran eternos, para que así no tengan que alejarse…

Dos locos que se enamoraron cuando estaban medio muertos, medio vivos, medio aislados, y formaron uno, dos locos comprendían que desde ese día, cada foto se convertiría en una espina y cada recuerdo en una lagrima.

Dos locos, una cama y una sabana muy arrugada.

Dos locos, una copa y un vino.

Dos locos, un hilo rojo, un latido.

Dos locos que ya no pueden ser tan locos y ahora deben seguir su camino… solos. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS