Con gusto a Café

Me fascina el olor a café, se entremezcla en mi sala de estar con el humo de un cigarrillo abandonado en el cenicero de madera junto a mi teclado; al que desgarro con frenesí con la decisión tomada de volcar en letras la emoción y el sentimiento que día a día se acumula dentro de mi pecho embriagando mis arterias con el dulce amor que me transmites, de la nostalgia que me provoca el saber que solo eres un hermoso sueño… la más apasionante historia de amor que me tocó vivir en esta vida, desconociendo si de una u otra forma deberé regresar a la normalidad, o si en verdad, tengo ganas de que esto no tenga un final.

Abrí por enésima vez el teléfono en búsqueda de un mensaje tuyo; de esas dos o tres palabras que hacen que mi día tenga un sentido vívido, lejos de los compromisos habituales o de mis tareas ordinarias; el único mensaje que espero con un temblequeo particular en mis manos, y ahí estabas tu. Confundiéndome una vez más, sin saber si estoy hablando con una mujer o con un hada, con esas salida de los cuentos más originales que leía de niño fascinado. 

Con virginal inocencia recibí tu foto que tan solo mostraba parte de tu mano y un café, apoyado en el mármol inmaculado de tu cocina; un café humeante que huele a chocolate y canela, preparado con la exquisita sabiduría del buen placer, de comprender que uno merece una caricia… tan solo la imagen refleja lo contado pero mi alma recibe otro mensaje… como si en la foto hubiera una codificación especial que solo se lee con los ojos del alma y… vaya a saber si fue tu intención amada mía, pero yo la recibí. 

Te descubrí en paz… pero no en la paz del guerrero que vence en la batalla, sino, en la paz buscada a regañadientes, en esa tranquilidad necesaria que nuestra mente se obliga para bajar a tierra… para poder realizar una mirada introspectiva y descubrirse. Y te sentí en soledad… casi disfrutando de la misma pero con la duda de querer comprender si valía la pena, recordando que detrás de ese cristal, del otro lado de esa conexión inhumana, estaba yo, predispuesto, con los ojos desorbitados a ser asombrado con cualquier acto tuyo, con cualquier palabra… con cualquier simulación de amor por la pantalla.

Y te vi tan mujer… si, con solo tu mano! no hace falta mas que eso cuando uno realmente logra ver a través de las emociones o de los pequeños gestos… te vi radiante, femenina y delicada casi angelical y en tu mano reflejada esa dulzura que te caracteriza. Una mezcla de perfume francés, con tonos de esmalte de tus uñas perfectamente trabajadas a conciencia y, ese café… una mezcla de sabores que traspasaban la simplicidad de tan solo un mensaje.

Con este recuerdo pasé el resto del día feliz por darme cuenta una y otra vez no estar equivocado; sabiendo que me enamoré perdidamente de aquel alma al cual Dios, la Naturaleza, el Cosmos o en quien creas me tenía reservado, ojo! quizá solo mereciendo el adelanto a otra encarnación donde pueda disfrutarte, o, una muestra de alguna otra vida pasada donde fuimos un torrente de pasión, de amor, de complicidad o tan solo eco de una noche inolvidable de amor entre sábanas…

Prendo nuevamente un cigarrillo, el café casi a temperatura ambiente pide su reemplazo… una mágica sonrisa se posó en mi rostro pensándote, sabiendo que al momento de leer esta historia tu rostro tomará un color rojizo, tus manos sudarán de encanto y con una sonrisa cómplice recordarás mi nombre y, con el gusto de tu café tibio fantasearás con mis besos, así de húmedos, a esa temperatura, así de intensos… 

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