It’s not a Mafia game

It’s not a Mafia game

Anonimo04

05/11/2020

Capítulo 1
 

– ¿Algunas últimas palabras que quieras decir antes de que tu cuerpo termine en un charco de tu propia sangre?- preguntó un chico apuntando a la cabeza de un hombre mientras que en su rostro se dibujaba una hermosa pero atemorizante sonrisa.
-Morirás Stewart y de ahí nosotros seremos lo que reiremos sobre tu cadáver- Escupió estas palabras el hombre con odio y asco.
-¿En serio?- volvió a preguntar con un fingido tono de inocencia colocando una cara de miedo bastante bien actuada- No me han logrado matar hasta ahora. No creo que lo hagan después- dijo esto poniéndose a la altura del hombre ,arrodillado en el suelo con sogas atando sus manos y pies, levantando la cabeza de este con la parte delantera de la pistola mostrándole una sonrisa sínica, sin brillo, para después levantarse y volver a poner el arma en la cabeza del hombre- ¡BANG!-dijo mientras disparaba el arma logrando que la bala atravesara el cráneo de su víctima- limpien el lugar no me gusta que la sangre tan desagradable de ese hombre esté por el suelo- dijo sacando un pañuelo blanco bien doblado y limpiando sus manos para después dárselo a uno de sus hombres.
-¿Señor qué hacemos con el cuerpo?- preguntó uno poniéndose firme frente a su jefe.
-Si desean bótenlo o dénselo a los perros…- pensó un momento- mejor bótenlo no quiero que mis bebes se intoxiquen con tal asquerosidad- dijo saliendo de la horrible habitación que tenía cadenas, sillas de tortura, armas, tasers, entre más cosas.
Subió a su oficina sentándose en la silla de cuero acolchada que había detrás de un imponente escritorio.
Giro dándole la cara al ventanal que daba al bosque detrás de su mansión que se encontraba a las afueras de la ciudad, oculta entre los frondosos árboles.
Eso le daba ventaja en las invasiones de otras mafias que intentaban matarlo y conseguir el título de la Mafia más fuerte de toda Corea del Sur.
Ya que tanto él como todos sus hombres habían llevado un arduo entrenamiento de caza, escape y agilidad en el terreno boscoso, ya sea escalando grandes árboles, correr o pelear en terreno lodoso, escondido en malezas, etc.
Aunque bueno, ni la policía, ni las fuerzas armadas tenían poder sobre él. ¿Por qué? Stewart Jacob les propiciaba armamento y apoyo cuando lo necesitaban, el gobierno le debía millones de dólares.
Entre todas las Mafias mundiales él es conocido como el “INTOCABLE”. También por el hecho de que es uno de los jóvenes multimillonarios más codiciados y temidos.
¿Algo que siempre les enseñaban a los nuevos reclutas de cada mafia? Nunca se metan con Stewart Jacob.
Se levantó de su silla dirigiéndose al ventanal, viendo Bulder Creek, y, soltando un suspiro se desordenó un poco el cabello.
El tener 20 años y ser uno de los más grandes mafiosos a nivel mundial le gustaba bastante.

-Señor- entró el secretario después de haber tocado.
-Dime- dijo en un tono serio volviendo a su escritorio.
-Tiene una reunión con los jefes militares en una hora- habló haciéndole una reverencia- saldremos de aquí en treinta minutos.
-Bien quiero que vengas conmigo un carro pequeño con cuatro guardaespaldas, además de que vendrás en la camioneta en la que estaré – dijo buscando la carpeta de documentos que le habían entregado el día que le pidieron la cita los jefes militares- que cada hombre lleva dos armas y municiones, siempre hay que estar prevenidos.
-Sí señor- dijo haciendo una reverencia dando la vuelta para salir de la oficina.
-¡Ah! Y manda a que Alexander venga, que traiga los mejores trajes que tenga hechos a mi medida con él- dijo para girar su silla dándole la espalda a la puerta.
-Entendido- salió de la oficina de inmediato.

Se quedó pensando unos minutos hasta que una persona bastante ruidosa entró a su oficina sin antes haber tocado la puerta.

-Al fin me llamas, Jacob- dijo dejando cuidadosamente los trajes que con tanto esmero había hecho en uno de los sillones sentándose después en uno de los apoyabrazos- pensé que te habías olvidado de que era tu amigo y tu diseñador personal.
-Podrías haber tocado la puerta antes de entrar, ¿Qué pasa si estaba en una llamada importante? – dijo bastante serio mirando al chico.
-Oh vamos ¿Cuántas veces vas a repetir eso? Querido sabes que soy tu amigo no me tienes que tratar tan frío- dijo parándose y colocando sus manos en sus caderas.
-Está bien, perdón- se agarró el puente de la nariz.
-Ser el líder de una de las mafias más grandes del mundo te está demacrando, sal a divertirte, al final solo nuestro gobierno y los líderes de las demás Mafias conocen quién eres. Y saben que, si publican o exhiben algo sobre ti, sobre todo tu rostro, su legado acaba,ósea, bye, bye Mafia, arrivederci, auf wiedersehen, Sayōnara, annyeong, Proshchay- dijo lo obvio.
-Entiendo, entiendo- hablo rápido para que dejara de hablar.
-Y ¿Para qué me llamaste? – preguntó volviendo al tema principal que era lo importante.
-Tengo junta con los jefes militares en una hora, sé que me van a pedir más dinero o más armamento así que necesito uno de tus fabulosos – dijo fabulosos en un tono sarcástico muy bien disimulado- trajes para esta ocasión.
-¡Pensé que nunca me pedirías esto! – saco delicadamente los dos trajes que había traído consigo y se los mostro- para esta ocasión creo que el negro iría mejor.

Cogió el traje que le recomendó su amigo y fue a colocarlo justo a tiempo para salir de la mansión e ir a la junta que tendría con los altos mandos.
El camino fue tranquilo, se divertía mirando la ciudad y viendo cómo la gente caminaba tranquila.
Llegaron a una oficina militar bastante bien camuflada y bajaron de la camioneta.
Su secretario siempre a su costado y sus guardaespaldas discretamente detrás de él.
Entraron al establecimiento viendo a todas las personas que trabajaban en el lugar.
Fueron hacia el ascensor y subieron hasta el último piso.

-Señor Stewart lo estábamos esperando por favor pase y tome asiento- dijo la secretaria con un pequeño sonrojo en sus mejillas.
-Muchas gracias- dijo ignorando la reacción que tuvo la chica al verlo y fue de frente a la oficina junto a su secretario- quédense cerca para cuando los llame- recibió un asentimiento de cabeza de los cuatro hombres.
-Bienvenido Jacob- dijo un jefe militar intentando sacarle conversación.
-Al grano ¿Que necesitan? – dijo frío.
-Necesitamos dinero para más armamento- se puso serio el hombre que habló primero.
-Solo me llaman para sacarme dinero. ¿Alguna vez me llamarán para otra cosa que no sea esto?- preguntó levantando una ceja con su rostro completamente serio.
-B-bueno teníamos algo más que pedirte- empezó otro- ¿Te gustaría alguna misión?
-Depende ¿Qué tipo de misión?- se cruzó de piernas y brazos.
-Sabemos que eres bueno en historia así que nos gustaría que fueras un profesor en una escuela- dijo serio clavando su mirada en los ojos del menor- no solo sería profesor de Historia, sino que también sería tutor de un curso.
-No quiero ser niñero de un grupo de mocosos- dijo afilando más su expresión.
-Escúchanos, por favor, esto también te beneficia- lo cortó uno- sabemos que es un poco agotador ser uno de los mafiosos más poderosos del mundo, esto te daría una experiencia diferente de ser un joven de veinte años.
-Está bien- suspiro- ¿Cuantos años tienen los mocosos esos?
-Tienen entre dieciséis y diecisiete años- mencionó.
-No entiendo en que podría ayudar un mafioso a uno niñatos- mencionó después de un rato de pensarlo.
-La cosa es que te necesitamos. Resultó que el profesor que enseñaba a esos niños es espía de una mafia que intenta acabar contigo- hablo alguien que no había dicho palabra alguna hasta ese momento- si caes tú, caemos también nosotros y el país entero. Así que ¿aceptas o no?
-¿Les gusta jugar conmigo verdad?-preguntó el chico- saben que estoy de su lado y que no soy un mafioso que intenta acabar con la vida de su país, si no que quiere cuidarlo- soltó una risa un poco desganada- están jugando bien sus cartas… me gusta eso- dijo sonriendo sin forzarse por primera vez en días- lo haré.

Hizo un cheque con la cantidad de dinero necesaria que necesitaban, recibiendo también el contrato ya firmado por el director de la escuela en la que trabajaría dándose la sorpresa de que empezaría a trabajar al día siguiente. La escuela era bastante reconocida.
Salió del lugar para ir a su mansión y preparar todo para el día siguiente.
Esta era la primera vez que trabajaría como empleado de un lugar y no como jefe.
Le gustaba el reto.
Fue a dormir, algo del día siguiente le causaba emoción.

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