Desperté en media de una calle, en el momento que me levante no pude reconocerla, – ¿ Donde estoy? – Me dije.
Caminando unas cuadras, note que las casas estaban con barrotes, los edificios con las ventanas rotas y los parques ardidos en llamas. En este preciso momento estaba perdiendo la noción, entonces toco mis piernas y siento que hay algo en mis bolsillas: Era un celular y unas llaves.
Después de unos minutos de otra caminata llegue a una gasolinera, en el trascurso revisando el celular recordé todo, recordé quien era, y que había pasado el día de ayer. No esta más de decir que no hay nadie a mi alrededor, solo la ciudad desplomándose. Al parecer tengo una familia, amigos, enamorada, compañeros y conocidos; recordé sus caras al ver sus mensajes.
Caminando por la riel de la Cuadra 4, escuche a los lejos un zumbido, no era de una simple abeja, era de algo grande, cuando lo empecé a escuchar más de cerca me oculte en un callejón…. no podía creer lo que estaba viendo, es tan absurdo pero a la vez maravilloso; una de las cosas más grandes que el ser humano por fin pudo ver, es un hecho estaba hipnotizado, fue así hasta que la vi, era ella encerrada en una jaula inmensa con un grupo de personas sostenidos por esa nave fenomenal, en ese preciso momento sentí una sensación, una sensación que me hizo correr tras ella o tal vez era porque unas criaturas de cuatro patas me estaban persiguiendo; y fue en ese momento que vi toda mi vida pasando y tenia la esperanza de ver lo que pasaba luego, sostenido de esa inmensa jaula las naves siguieron su recorrido, me puse firme y me subí.
Indira, así se llama ella, estaba de rodillas llorando…. entonces recordé que teníamos una señal de pareja, un silbido mágico – (Sonido del Silbido Mágico)- con sus lagrimas cayendo vino hacia mi, tirandonos al suelo.
Estas criaturas tenían una tradición, que aquel dúo que este conectado tiene que forjar ese amor infinito que expresarían por el fin de sus vidas al lado de su compañera/o de la vida.
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