Con la osadía de los atrevidos,
con el gesto de los desvergonzados,
con la calma zalamera de los lagos,
con la elegancia de una ilusión,
con la indolencia de los relojes,
con el hartazgo de las rutinas,
con la paciencia de las arañas,
declaro la intolerancia de la impunidad
que me enoja
confieso que soy culpable por complicidad
porque naturalicé sin pelear
acaricio el terciopelo de tu piel
que me enamora
espero la sorpresa de las cajas chinas
que atraen mi estupor
aspiro a detener los ciclos
que me ahogan
tejo tramas singulares
que me renacen para vos.
Todo, respectivamente.
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