¿Y si miras por el retrovisor?
Estacionarse a la entrada de un hospital en primer lugar, no parecía una buena idea, pero era el lugar exacto para respirar y aclarar algunas ideas. Frank, tenía claro que la vida estaba comandada de un millón de situaciones y que la clave para hacer frente a cada situación, era la actitud que se tenga para saber superarlas y aprender de ellas.
Frank, había reservado un vuelo hacia España para el 5 de Noviembre del 2019, pues había logrado obtener una beca para su maestría en Diseño Industrial, pero un mes antes de su viaje la enfermedad de su madre le habían hecho dudar de esta oportunidad y quedarse en casa sería la mejor opción en aquel entonces, siendo el único hijo de un matrimonio y frente al amor inmenso que había recibido de sus padres, él estaba más que dispuesto a ver por ellos, y poner en pausa el cumplir una meta profesional, sería lo más lógico.
El tratamiento de su madre no había resultado como él lo suponía, entre consultas y exámenes había surgido un nuevo problema, desanimado por la situación, un viernes por la tarde había salido del hospital. El debatirse con la idea de viajar a otro país para estudiar su maestría o quedarse en casa, era la primera idea que rondaba en su cabeza, aun teniendo claro el amor que tenía por sus padres también estaba presente todo el esfuerzo que le había costado lograr obtener aquella beca, pero, ¿qué debo hacer?, se preguntaba una y otra vez.
Visitar a su madre, lo había puesto a pensar más que antes, ella había mencionado que no se sentía del todo bien, fue como si ella presintiera su muerte, y frente a esta situación le hizo prometer que él cumpliría con su meta pase lo que pase, entonces en Octubre del 2020, él lograría graduarse y con honores, porque desde cualquier lugar en el que ella estuviera celebraría con gran jubilo.
Sentado en una silla metálica, con acolchado negro, tomo las manos de su madre y tras milisegundos, las lágrimas no esperaron para salir de los ojos de Frank, con gran impotencia frente a lo que había manifestado su madre pero complaciendo a la petición que había hecho, movió su cabeza en señal de aprobación. Pero que hacer, sin duda continuar como si nada, generaría malos entendidos en el resto de su familia.
La hora de visitas había terminado, así que dándole un beso a su madre, Frank se despidió y salió de la habitación Nº25, cada paso que daba era en automático, guiado por su inconsciente, había llegado hasta el ascensor y sin mayor explicación estaba en el estacionamiento del hospital, abrió la puerta de su coche, se montó en el, introdujo la llave, como tratando de encendelo, pero el vacío que sentía en el corazón, hizo que se recostara sobre el volante, y llorara.
Podían haber pasado 5 minutos, pero en este escenario para Frank pareció una eternidad, y llorar por la situación de su madre no era la única razón por la cual querer mojar su rostro con lágrimas, la traición de su novia con su mejor amigo, también le rondaban por la cabeza. Acaso había hecho daño en el pasado, para que tuviera que rendirle cuentas a la vida de esta manera, era la interrogante más grande que podía plantearse Frank, el nudo en su garganta parecía que mientras caía una lagrima por sus mejillas crecía y dar un fuerte grito no podría liberarlo.
¡Dios!, yo sé que estás conmigo, por favor ¡ayudame!, ¡ayudame!, que ya no aguanto, decía entre dientes, de pronto entro una llamada a su celular, sin ánimos de contestar, solo pensó en apagar su celular, metió la mano en su bolsillo y al mirar la pantalla de su celular, pudo divisar que era Jordana, su mejor amiga. Colgarle era lo más fácil, pero necesitaba desahogarse, un abrazo, escuchar un «te lo dije», lo que sea que le ayudara a quitarse ese nudo en la garganta. Así que desliza su debo por la pantalla y tratando de contener su llanto y voz entrecortada aceptó la llamada.
– Hola Guapote.
– Hola Belleza.
– ¿En dónde estás?, Quiero mostrarte algo.
– En el estacionamiento del hospital, Dana, ya no puedo más.
– No te muevas de allí, salgo ahora mismo a verte.
– Te espero.
Así que sin más que decir, la llamada termino, Frank pudo controlarse, y cerró la puerta de su carro, con toda la sobrecarga emocional que traía se había olvidado de cerrar la puerta cuando se montó en el carro, bebió un poco de agua, limpio sus ojos y acomodo su cabello mirándose por el retrovisor, pero en cuanto termino de hacer eso, recordó a su madre. Cuando él era niño, había aprendido a mirar por el retrovisor del carro, con la esperanza de ver a su madre con una gran sonrisa, de niño él salía de clases, su madre lo recibía con un beso y un abrazo, aseguraba su cinturón y dejaba su maleta en los asientos de atrás. Frank decía: mami, y ella lo volteaba a ver, siempre cruzaban su mirada a través del retrovisor, ella le sonreía y guiñaba un ojo.
Su madre, hacia especial cada lugar que compartía con él, que era imposible no recordarla, así que él cerro sus ojos, para tratar de recordarla, pero en cuanto lo hizo y parecía lograr regresar a su pasado, Jordana pego tres golpecitos en la ventana, haciendo que Frank abriese los ojos. Tan oportuna como siempre Dana, menciono Frank, y bajándose del carro, la abrazo, ella correspondió a su abrazo, y le dijo: Guapote, todo estará bien, tú ten confianza en Dios, y apretándolo fuertemente añadió: tengo algo que mostrarte, así que hoy, tú serás el pasajero.
Sonrieron, y en efecto Jordana se adueñó del volante, Frank fue su copiloto y salieron del hospital, Jordana tenía una personalidad peculiar, parecía que siempre estaba alegre y su vida era la perfección hecha palabra, pero no era así, lo que la hacía valiosa era la actitud que tenía y la madurez que había ganado con el pasar de los años. Entre chistes, cantar canciones a todo pulmón, y en cada parada del carro por un semáforo rojo para saludar a algún desconocido, habían pasado la tarde, paseando sin rumbo fijo, recordaron que este era su ritual de liberación de penas. La única diferencia era, que cuando Jordana estaba algo triste, ella le obligaba a Frank a comer helado de coco.
Habían recorrido así algunos kilómetros hasta que cayó la noche, finalmente dieron las 20:00 pm de aquel viernes, y sabiendo que volver a recordar es vivir, Jordana había preparado una sorpresa para Frank. Después de tantas vueltas, una esquina con un foco grande y un letrero que llevaba inscrito: Conquista tus sueños, era el lugar perfecto para marcar un recuerdo. Jordana había estacionado el carro y le pidió a Frank que saliera de este, rápidamente ella agarro un paquete con una envoltura brillante y salió del carro.
– La noche es perfecta, ¿no lo crees, Guapote?
– Sin duda alguna, pasar contigo es como reconstruirme el alma.
– No exageres Frank, te merecés mucho y eres mucho para mí, más que un amigo, el hermano que nunca tuve.
– Lo que daría por ser tu hermano.
– No gracias, como amigo eres perfecto, nuestra hermandad supera el ADN.
Se echaron a reír por lo que comentaron y mientras Frank le daba un cálido abrazo a Jordana, ella dejo aquel paquete en la vereda de la calle y le dijo a Frank que quería tomarse una foto, después de todo con su viaje a España, ya no sería frecuente salir y tener fotos de cada lugar al que iban o de alguna cosa graciosa que sucediera. Frank, había aceptado, así que sacando su celular y activando el temporizador a 3 segundos, se tomaron una foto, Jordana planifico una foto casual, ellos dos abrazados, pero Frank, había plantado un beso en la mejilla de la muchacha, y como resultado se tuvo una foto fuera de lo común, ella con cara de asombro y el sonriente mientras besaba la mejilla de la muchacha, la iluminación del foco sin duda había hecho una foto perfecta.
– Eres un meloso, eso no lo veía venir.
– Me causas ternura, agradece que no te mordí.
– Eres un tonto, pero sin duda la foto quedo genial.
Y entre risas y empujones, jordana levanto el paquete y dijo:
– Frank, necesito que te sientes en esta vereda
Y señalando el lugar exacto, continúo dándole indicaciones y así menciono:
– Hay algo que quiero hacer y necesito que estés sentado, de pronto puede ser que de la misma impresión te desmayes.
Frank, sonriente accedió a la petición de Jordana, se sentó y muy atento a cada movimiento de la muchacha se sentó cómodamente, coloco sus manos en los bolsillos de su capucha y espero con gran expectativa lo que diría o haría Jordana.
Sin más ni menos, Jordana saco una especie de papel enrollado, parecía como si fuese a leer algún decreto emitido por un rey, la envoltura era algo característica de ese papel, que sin esperar más hizo que Frank sonriera y dijera:
– Si es tu testamento, por favor solo dejame tu diario, y se echó a reír.
– Eres un bobo, te he contado todo, así que mi diario no serviría de nada.
– Tú no Sabes, quizás lo pueda vender y hacerme famoso, anotás todo lo bueno y malo que te pasa, sin duda ese diario guarda tus mejores aventuras y las situaciones más dolorosas superadas.
– Eso me lo llevare a la tumba.
– Pues el día que mueras, no te dejare llevarlo.
– ¿Acaso piensa vivir más tiempo que yo?, ¡imposible!
Pero ya dejando de tanta broma, Jordana pidió a Frank que se callara, así que dio paso a la lectura de su pergamino, así lo decía ella.
Desde el primer día en que te conocí, creí que jamás nos llevaríamos, eras tan callado que sin duda, sentía que podría aburrirme sin ningún problema, pero querer saber cómo piensan las personas calladitas, me animo a hablarte, hasta ahora recuerdo cuando te dije: ¡Hey!, el de la gorra azulita, ¡sí! esa prenda fue sin duda tu característica más pronunciada en la escuela, pensaba que no te la sacabas ni para dormir, incluso un día fantasee que te bañabas con ella. Mi chico de gorra azul, mi guapo, mi guapetón, esa fue la descripción mas básica pero la que más me ha gustado decirte, hoy, estoy aquí para recordarte que estoy muy orgullosa de ti, por todo lo que has logrado, no solo has sido un buen hijo, amigo, pareja, estudiante, deportista, si no que has sido una persona excepcional, has curado mis tristezas, has sido mi paño de lágrimas, mi confidente, sin duda no sabría que sería de mi sin ti, me has ayudado a ganar confianza en mí, has creído en mí, me llenaste de amor, me sentía valiosa e importante para ti, me apoyaste a lograr lo que quería, no tengo las palabras para agradecerte y Sabes que cuentas conmigo.
Hoy más que nunca, tus padres pueden ver la magnitud de hijo que tienen, Dios ha sabido poner en ti un corazón tan grande, que quien logre conquistarlo y valorarlo de verdad se llevara un tesoro, Frank, mi bello Frank, a donde quiera que vayas, puedes hablar conmigo aun si no estoy cerca de ti, recuerda mirar las estrellas, y si no hay ninguna por la noche, contempla la luna y si tampoco está, cierra los ojos y recuerda esta noche.
Y terminando de leer aquel escrito, algunas volaterías habían ganado altura en el cielo hasta reventar e iluminar el cielo con muchas luces, así por unos cuantos segundos. Esto es para ti dijo Jordana, y desdoblo una cartulina que decía: Para el mejor Hombre de mi vida, Te quiero.
Parecía un cuento, un capítulo de una novela romántica, algo que sin duda lleno de mucha emoción el corazón de Frank, esa sorpresa no se la veía venir, Jordana lograba con facilidad llenarlo de alegría y hacer que cualquier momento triste junto a ella, doliera menos. Termino el sonido de las volaterías, Jordana bajo el cartel de sus manos y le entrego una especie de libro antiguo, tan gordo como si fuese un archivador de tareas finales en la Universidad, pero este era un álbum de fotos, fotos con fechas y una palabra característica al pie de cada una, era la recopilación de cada salida juntos. Desde pequeños intercambiando Planes de Vida, Jordana sabía que Frank algún día saldría de su país natal, así que hasta ese día se había encargado de coleccionar sus fotografías.
Fue el detalle perfecto, que ni cuando creyó Frank haber sorprendido a Jordana en su cumpleaños podía compararse, sin duda si fueras mi novia, ahora mismo tendría ganas de darte muchos besos, de gritarle al mundo que te amo, pero aun no siéndolo, te amo, así lo manifestó Frank, entonces entendió que así como la vida quería arrebatarle a su madre, también le dejaba saber que tiene personas espectaculares junto a él, Jordana, desde la primaria era considerada la novia de Frank por todos aquellos que los conocían, pero es que la conexión que tenían era tan fuerte, que no se podía pensar otra cosa.
Sin embargo, mientras más crecían, se daban cuenta que lo que construían era un amor del bueno, uno camuflado de amistad, por lo que ninguno de los dos había dicho nada, al inicio Frank gustaba de Jordana, pero ella lo veía como su mejor amigo, y dejar pasar el tiempo creyendo que Jordana estaría siempre para él, hizo que Hank llegara a conquistar el corazón de la muchacha, era un buen muchacho que sin duda Jordana era feliz junto a él, Frank lo terminó por aceptar y con Jordana habían prometido, estar en las buenas y en las malas.
Después de semejante sorpresa, abrazos, lágrimas de emoción y más fotos para recordar, Frank llevo a comer a un restaurante a Jordana, tomaron vino, degustaron de una buena carne y así tuvo un gesto para agradecerle a Jordana por el detalle, salieron del restaurante, y Frank dejo a Jordana en su casa, para regresar al hospital, a ver si tenía que comprar alguna cosa para su madre.
Ya de vuelta en el hospital, y frente al pedido de Dolores, la madre de Frank, Guillermo el médico encargado, accedió a que Frank se quedara con su madre, él se recostó junto a su madre para dormir, a ella así le gustaba estar, para pasar el mayor tiempo posible con su hijo. La noche estaba como sincronizada, Dolores había recordado en sueños, el gran dolor que Valeria, la ex enamorada de Frank había causado en el corazón de su hijo, en sus sueños Frank lloraba sin control, pero después de tantas cosas, antes de que su sueño terminara pudo divisarse en una boda, luego miro a una muchacha sencilla con una mirada encantadora, aparecer en el retrovisor del carro de Frank, cuando el salió del estacionamiento del hospital en el que se hallaban, según el sueño esta muchacha era la novia y el novio era Frank, de pronto mientras Frank se acercaba a Dolores él decía que le agradecía por haberlo despertado en la mañana cuando estaba durmiendo junto a ella en el hospital, porque fue ese día, que conoció al amor de su vida.
Dolores, no lo podía creer, era como si la historia se volviese a repetir, cuando conoció al padre de Frank, tuvo un sueño similar, solo que ella era la Novia y el novio entraba por la puerta principal de la tienda que frecuentaba, ese día algo confundida visito la tienda y en efecto, ahí conoció al padre de Frank, la historia se repetía, y Dolores guardaba la esperanza de que así sucediera con Frank, así que al despertarse miro que eran las 06:00 am del Sábado, y apresurándolo hizo que el muchacho saliera a comprar una pastilla con la única intención que bajara al estacionamiento del hospital.
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