Hola, ¿Qué tal? No te asustes. Primero que todo, gracias por recibir esta humilde carta dedicada hacia ti, y gracias por tomarte la molestia de leerla. Sé que ya no estamos juntos, pero antes de despedirme, quiero que sepas que no siento rencor alguno contra ti. Todo lo contrario, estoy eternamente agradecido.
Gracias, porque fue maravilloso el poco tiempo que estuve contigo. Gracias, por rescatarme de las tinieblas de la soledad. Gracias, por servirme de apoyo y consolar mi lastimada alma. Gracias, por estar presente en las buenas y en las malas. Gracias, por servirme de pañuelo y sanar mis heridas. Gracias, por permitir llegar a tu vida. Gracias, por entregarme tu corazón, tu amor y tus labios. Y sobre todo, gracias, por entregarme tu apasionado cuerpo, fue lo más maravilloso que hemos hecho, y en consecuencia, el recuerdo de tu amor estará felizmente tatuado de por vida en mis memorias.
Créame que lo nuestro no fue una pérdida de tiempo, porque juntos aprendimos muchas cosas valiosas y vivimos infinidad de experiencias maravillosas, ya que ambos terminamos ganando, aunque pienses lo contrario.
Así que no te pongas triste, ni tampoco llores, solo de felicidad por lo que pasó. Entienda que la vida se trata de coleccionar vivencias, de coleccionar experiencias, de coleccionar oportunidades. Créame que es más doloroso recordar cuando se rechaza una gran oportunidad que vivirla, aunque se acabe, aunque no dure, aunque no sea para siempre, lo más importante es vivirla.
Por eso no temas, ni odies, ni te dejes llevar por los rencores, ni mucho menos seas cruel, ni tampoco te desquites contra los demás, que los demás no tienen la culpa de las cosas que te pude haber hecho. No quiero que por mi culpa tu bella alma se vuelva corrosiva, pues admito que como todo ser humano no soy perfecto, también cometo errores como todo el mundo, pero créame que hice mi mayor esfuerzo para que esto durase toda la vida.
Ya no somos novios, eso está claro, mas no significa que no podamos ser amigos. Así que antes de despedirme y continuar con esa gran aventura que llamamos vida, quiero decirte que tengo una gran deuda contigo; deuda que no me alcanzará la vida para pagarte. Por eso estés donde estés, te recibiré con los brazos abiertos, y te ayudaré lo mejor que pueda. No te pongas triste, solo disfruta y se feliz, ya que de por sí eres preciosa, lo eres más cuando sonríes.
Atentamente: Tu ex.
*Nota: El anterior texto es una obra experimental. No duden en avisarme de cualquier error ortográfico, gramatical o de redacción que encuentren. Estoy presto a leer sus sugerencias y aprender de ellos.
OPINIONES Y COMENTARIOS