Mientras voy por los caminos borrosos y desolados que la tormenta de sufrimientos ha dejado tras la batalla contra la locura y la cordura, pude oír y sentir como la melancolía me susurraba, y la bruma me mostraba las mejores rutas y atajos para llegar a la lluvia de desahogo, y derramar allí, cada fría lagrima de cristal que el destino me enseñó a guardar como prueba para poder avanzar. Logre encontrar el tesoro del arcoíris de esperanza que fui sembrando, el tesoro del fruto más preciado con la historia para continuar…
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