Dieciocho años

Si, no niego, que en un verso cabrá la dichosa aventura que en mi arde como una estrella fugitiva en el aire, cuando era pequeño con un escalón llegaba al cielo, victima soy del mundo no lo desmiento. 

Ahora digo estas palabras como si ayer fueran encendidas, doy gracias a Nicanor Parra por aclarar las ventanas de mi alma y a Jaime Sabines por responder mis preguntas. 

Le debo la vida a la poesia por que ella me salvo del naufragio y las balas de mi calle, lo digo con llanto seco y agua sonora del viento. 

Solo dedico este poema aquel joven que fue derrotado por el mundo cuando apenas cumplí los  dieciocho años. 

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