Me gustaba desde siempre, Su piel y su pelo de niña, Imaginaba su llanto, su risa.
¿Cuantas veces soñé tenerla? No puedo precisar, la sentía cerca, En cada amanecer, en cada respirar
Ahora la miro, la tengo, sus canas me parecen familiares, Cómplices del tiempo, un deja vu.
La exploro como isla desierta, Es mi expedición y mi guía, Me entrego, me alojo y descanso.
Ella es mi puerto seguro, mi muelle, Continuamente lo fue, para otros quizás, Se instruía en mi y para mi.
La intuía sin conocerla, Niña, joven, adulta, De alguna manera todas eran ella, era ella.
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