Quizás parezca insensata la pregunta, o algo sin sentido. Quizás los treinta te parezca un “x” en el calendario de tu vida, pero he descubierto que no sólo se trata de un número.
Se trata de visión, ¿Qué digo visión? de perspectiva, de orientación, de lo que gusten llamarlo.
Cabe aclarar que cada persona es un mundo, y que la historia de cada uno es escrita de diferente forma, estilo y color. A veces, con propia letra o algunas gobernadas por otra mano.
Cuando éramos niños nos preocupaba, si, digo nos preocupaba, porque los niños tienen sus conflictos, «ella quiere ser mi amiga», «ella no quiere ser mi amiga», «él no quiere ser mi amigo», «él si quiere jugar conmigo». Era todo un dilema.
Ya de más grandes nos interesaba otros aspectos, bueno el interés no varió mucho, digamos que profundizamos en el tema de jugar.
Jugar con los sentimientos, jugar con las emociones, jugar con la piel, con los pensamientos.
Los 20´s son sin dudas la etapa de lo permitido, casi todo se vale, se vale enamorarse del prohibido, se vale equivocarse con justificación, se vale aprender a ser responsable, bueno intentar serlo.
Se vale tomar decisiones que marcan el resto de la vida, se vale retroceder por esas mismas decisiones.
¿Qué no se vale?
Pues si, sin duda los 20 son la cereza del pastel.
Hablemos ahora de asuntos físicos, el tema del cuerpo, del aspecto jovial que se irradia, de la despreocupación por una crema facial o la intolerancia por las dietas. Del conflicto que causa la falta de energía de otras personas, caminar lento, sollozar después del almuerzo, del inquietante sentido de queja de los demás.
Todas son irritantes situaciones para los veinteañeros, enumeraré estas cuantas, pero hay una lista imperdible sin duda.
La juventud se mira como un estado de permanencia, de absoluta quietud, dentro de una tormenta de emociones.
¡Emociones, vaya que si se sienten! Hormonas, pues aclaremos que son hermanas.
En este punto de la vida, o todo es claro o todo es oscuro. ¿No hay puntos medios, Qué es eso?
Hace unos días reflexioné sobre esto, en esas noches en que los pensamientos te abruman como niebla, y te rodean, pero que al mismo tiempo puedes ver más claro que nunca.
¿Y me pregunté, qué más?
Y llegué a la conclusión que avanzar a la tercera década de la vida te abre un mundo de posibilidades, suena demasiado cliché, pero si te abre camino en TÚ pensamiento. Veámoslo de esta forma, la palabra NO ya no es tan prohibida.
“No quiero”, “No puedo” … No hay problema (y de verdad no hay problema, no hay juego de palabras).
Se reduce tu círculo de amigos, por que ya no todo compañero es amigo. No todo el que te acerca quiere tu bien, tu mundo optimista se derrumba un poco, y sabes que la maldad no solo existe en las películas. Que es tan real, que ahora entiendes de donde sacaban todo eso en la televisión.
Pero también confirmas que cuando encuentras algo bueno, te aferras como nadie, por que sabes que no viene de gratis, y que los sacrificios traen recompensa.
¡Te vuelves atrevido, que es cosa seria! Te atreves a usar el escote, a mostrar las piernas, aunque no lo parezca se aceptan rollitos y demás imperfecciones, porque sabes que son parte de ti, sigues odiándolo eso nunca desaparece, pero estas más tranquilo con eso, concilias el sueño.
Te vuelves parte del sistema que toma las cosas con calma, no quiere decir que no podrías hacer locuras, pero lo piensas dos veces, antes ni medio segundo.
Como dije al principio cada historia es diferente, cada persona tiene una visión distinta de la vida. Pero todos coincidimos en algo… que TODOS envejecemos. Cosa irreparable.
No es que los 30 es la entrada directa a la vejez, pero es un paso.
Que no quiere decir que sea malo, es solo que te vuelves más adulto de lo que eras y no solamente por aspecto físico sino por convicción.
¿Para qué los 30?
Para seguir aprendiendo, para saber que la vida tiene matices, que tienes un propósito y que deberías replanteártelo todos los días, que vives y respiras para ser feliz, para crear momentos que te hagan feliz.
Para destrozar la idea del castillo y príncipe azul o princesa de cuento. Comenzando por que no los somos.
Para arrebatar y luchar, y también para tomar las cosas con más tranquilidad y para reír a carcajadas de las cosas que hicimos y que nos parecen la cosa más absurda del mundo ahora, o para reflexionar de aquellas que hicimos realmente mal.
¿Y los 30 para qué?
Para seguir, TÚ vida…
¿Y los 34, 38 o 40 que cuentan? Pues esa será otra historia… Y ojo, podría cambiar de opinión y ser algo distinta.
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