LLUVIA y AMOR
Sábado, seis y media de la tarde; el cielo continua gris, sigue el caos en esta urbe, se suelen mezclar los colores del día, semáforos, carros por doquier, sigo pensando que necesito bajar al mar, el simple sonar de las olas, la luna reflejando destellos en el agua, dan pie a que es la única forma que he descubierto de poder despejarme de la intranquilidad de un trabajo, del ruido de las motos, de ese día a día que se vive, de estar en un ciudad de mas de cuatro millones de habitantes, es que ni las hormigas han hecho filas tan perfectas, como las vividas de una esquina a otra en esta cosmopolita, ya veo como se convierten los samanes de la plaza, en hermosas cascadas de cocotales.
Letreros verdes, Avenida Bolívar, que si Salida a Autopista; cambio letreros urbanos, por; aquí vendemos piña colada, si gusta pasar hay sopa de pescado, vivo el privilegio de poder cambiar en un pestañear de ojo, de decisiones anheladas; porque he tenido siempre la convicción de que hay que darse gustos, y si los gustos los tenemos a la vuelta de la esquina, por eso digo; siempre tendré el privilegio de vivir a solo veinte minutos del mar.
Que facilidad cambia uno de decisiones; pero que felicidad es saber que te consigues con un final que deseas, comprendía lo que las nubes expresaban, es que hasta los días más grises, tienen las más hermosas de las lluvias, y más aún si llueve donde uno más lo desea.
Que soledad mas placentera, que noche mágica; como se cofunden las gotas de la lluvia, con el agua del mar; es que hasta conversan amigablemente de las bondades que hacen cada una a la naturaleza. Necesitaba hacerlo, cierro los ojos y no existe momento más placentero que sentir como se escucha aquello, lo necesitaba, y sin pensar que sucedería, por eso no tengo más nada que expresar simplemente eso, un sueño de amor anhelado….una noche mágica.
El cielo esta iluminado, las estrellas alumbran el umbral de lo que nunca pensé sería la mejor de las noches, que alguna mujer pudo haber pasado, se mezcla la textura de la arena de playa, junto a la piel de aquella hermosa mujer, que tendida sobre las sabanas del mar, extiende cual cuerpo desnudo su alma tacita; desbordante de pasión, la lluvia continúa a cantaros; son casi las diez de la noche, presumo yo; se deslizan las gotas, sobre su cuerpo, rocíos mezclados de sudor incansables de amor.
alza la mirada, hacia el infinito del horizonte, y ve saliendo del mar, oscuro, alumbrado por la luna testigo de lujuria, aquel hombre, el hombre que siempre pensó, estoy soñando pienso; o sueña aquella deslumbrante mujer, y así como estaba su cuerpo puro de alma, limpio de piel, así iba yo hacia ella, poco a poco ese sudor de mujer, se intensificaba aun mas, a sabiendas que se aproximaba silueta a sus pies, y así fue, se sienten mordidas, se sienten besos; se mezclan líquidos del mar, aguas saladas, con gotas de lluvia, sudor incansable e incontenible, que confundidas entre la arena, lo oscuro de la noche, y la lluvia, sabia que le gustaba, que le fascinaba, que tenia que entregarse a aquello, y que por un momento se sintió tan protegida de cuerpo a cuerpo, que el viento soplaba y cantaba de alegría, sonidos que venían a acariciarse entre ese vinculo de hombre y mujer, y traspasaba como manto que cubría hermosa figura de amor, figura del mar, se extendía la noche, presumo once de la noche en su andar.
Mujer acariciada, vivió una experiencia única, tan atractiva y tan apasionante, como las olas a su mar, como las palmeras a su tierra; como la luna a las estrellas, que como protagonistas del hecho, solo pensaban que sabían que eran el uno para el otro, sin preguntas, sin tachaduras, sin enmiendas, solo había eso sueño de lluvia, lluvia de impetuosa virtud; que dejo pegada labio a labio, sueños nunca imaginados, sueños que aunque nunca los creía cruzados, maravillosa era esa mujer por ese amor que entrelazados, termino por dejarse querer como ella lo quería, como ella lo imaginaba, que fácil es poder expresar con sus ojos que disfrutaba del momento, que fácil es poder decir que bueno es el amor, que fácil se sentía amada, que fácil se abren los pétalos de la flor.
No cabían las palabras, sonarían apretadas en el momento, solo existía amplitud de tiempo, para la respiración, se escuchaban sonidos de amor, sonidos del mar jugando a la pasión.
Ni el tiempo, fue tan corto, a tan grandiosa experiencia, ya que a la luz del sol, amaneciendo tranquilamente, ese playa fue testigo de que ese sueño de lluvia de esa hermosa mujer, era la mas completa de las realidades al verse tendida al lado mío, cuerpos desnudos que experimentaron lo que siempre quiso el uno y el otro y que nunca se habían atrevido a decirse, no hubo mejores buenos días, los que aquella mujer vivió, será que en verdad estaba dormida; fue lo que pensó.
Sueños de lluvia, que sueños pensó aquella mujer, tan maravillosa se sentía, que solo pedía no despertar, cuando abrió sus ojos, solo escucho de su lado, las primeras palabras que yo le decía, estoy feliz por hacerte feliz, y Dios es testigo de lo que vivimos, y Dios es tan testigo, que te regala de nuevo una lluvia, de nuevo empezó a llover, no sentía frío, solo el calor de la compañía que siempre quiso a su lado, de aquel hombre enamorado y aquella mujer entregada, de que aquel hombre bajo la lluvia, dejo aquella mujer cargada de amor, enamorada de lo que vivió.
Sábado, seis y media de la tarde, diez años después; recibo en la avenida bolívar a la altura de la autopista dentro del caos de la ciudad, en el décimo tercer semáforo, y gracias a la tecnología; un repique al teléfono…Hola Sr. Mío; como estas, el día siempre nos favorece, con la lluvia acompañándonos, un año más, siempre dispuestos a despejarnos del olvido y a darnos un tiempo juntos…lo espero donde siempre… Yo respondo: subiéndole a la melodía; espéreme como siempre en nuestra playa; Sra. Mía.
El amor siempre tiene que venir cargado de ese hilo de fantasía, siempre en el mismo instante, a la misma hora y en el mismo lugar.
Sábado, seis y media de la tarde, quinces años después…Otra fantasía de amor…
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