De aquellas palabras más raras llega ´´komorebi´´, origen japonés ; como tal no conozco el significado literal en mi lengua materna pero entiendo perfectamente la sensación, dicha en palabras es algo tan sencillo pero a través de los pensamientos locos de la cabeza o lo que muchos llamamos ´´palabras del corazón´´ va mucho más allá que un concepto efímero de la palabra.
¿Conoces la sensación de la esperanza? Yo sí, y hoy escribo porque la conocí de primera mano y fue como lo describe la naturaleza, un pequeño rayo de luz entrando por oscuras ramas que intentan opacarla, así es como llegó a mi vida ese rayo de luz. El corazón se te hace chiquitito de sólo imaginar esa sensación, lo tenemos muchas veces y somos tan ciegos y vanales que no podemos apreciarlo al cien por ciento. Su belleza es sobrenatural.
Y así va por la vida esos momentos iluminando vidas a su paso, para devolver la esperanza, hasta que chocó con aquel ser, viendo desde el exterior, cualquiera que lo viera no ve nada más que tierra muerta, oscura, de esas que en las películas de terror solo aparecen para ser testigo y sede de los hechos más atroces que puedas imaginar, aquella que ya no lleva vida visible a los ojos humanos.
Ahí en plena oscuridad , tal vez unos buenos metros bajo tierra radica una pequeña semilla, esperando un rayo de luz que le de esperanzas de vida, esa pequeña semilla es producto de lo que un día fue la más hermosa de las flores del jardín que antiguamente era joya preciada a la vista de los seres que radican en dicho bosque; llegaron las tormentas y algunos seres carroñeros que se llevaron toda su luz, más quedo esa pequeña semilla con ansias de salir y florecer como recordaba que un día fue, es sabido por muchos que una flor sin luz no podrá ser más que una simple semilla desperdiciada más esta no pierde esperanza por poder brillar; su sueño es ese, y sería lo más feliz aún si no logrará la hermosura anterior, con tan solo unos minutos de brillo volverían a ella todos sus sueños y el impulso que los guiaba.
Llegó el día, aquel komorebi iba rodeando el lugar y esa pequeña amiga conocía perfectamente la esperanza que esta significaba, se arregló como nunca, jaló sus minerales , absorbió todo el agua necesario para poder crecer, esperaba ansiosa con su maleta llena de ilusiones que aquel komorebi pasará el tiempo suficiente en ese lugar para que ella surgiera a una nueva vida ¡ Aquí estás! ¡Cuánto has demorado! se limpió sus lágrimas y con gran emoción se preparó para poder salir de nuevo a flote, pasaron días y meses y cada día y semana había un nuevo logro en ella ¡Que emoción! ¡Que orgullo! ¡Volverían los días de felicidad!.
Creció y desplegó una belleza extraña , no era como se recordaba, su brillo no era el mismo pero por lo menos ya estaba sobre tierra, como siempre lo había soñado ¡Que importa la apariencia! ¡Estoy viva! pensó aquella pequeña semillita ya convertida en una muy extraña flor, cada atardecer se despedía con pena de ese brillo que llegaba a través de las ramas, algunos días Komorebi se quedaba a platicar un poco más de la vida con ese pequeño ser. Era curioso como animal de circo, Komorebi entendía a perfección que era un ser extraordinario y se sentía orgulloso de su aporte más también callaba su gran verdad , pronto cambiaría la estación y ese pequeño ser volvería a la tierra, por más esfuerzo que el Komorebi hiciera su destino estaba escrito. La pequeña flor poco a poco se daba cuenta que la posición de Komorebi era distinta, el brillo ya no era el mismo y por más carente de inteligencia que fuera ella sabía que era el momento que nunca quiso admitir, se acabó su primavera, se acabó su momento.
Las despedidas suelen ser tristes cuando al ser quien daba la luz te tienes que ir y eso lo entendía perfectamente ella, ella era el pequeño ser que estaba destinado a vivir siempre de momentos más no de eternidades, Komorebi donde fuera sería de brillo y ella solo dependería de él. Conocía por experiencias ancestrales el procedimiento adecuado, al día siguiente se levantó distinta, Komorebi la buscaba para reír de sus tantos chistes malos, pero ella no reía más, escondía entre sus hojas su aliento y su mirada llorosa, más no iría a rogar su benevolencia de la naturaleza, era el ciclo de la vida.Y así entre orgullos tontos y días vanales se fue acabando su primavera, se fue acabando su brillo.
Aún no se terminaba de ir el brillo de Komorebi cuando los vientos empezaron a llegar y ese pequeño ser sintió que era el momento del adiós, volteó mirando al horizonte imaginando que podía parar ello, imaginando a Komorebi como parte de su vida, derramando una lágrima imaginando a Komorebi retroceder por ella. Era inútil, un komorebi nunca mira atrás. Ese komorebi no voltearía atrás después de un adiós. ¡Aterrador sentimiento de desolación! Ella volvería a la ser ahogada como semilla y él con su brillo seguiría adelante sin mirar atrás, porque él nunca vuelve atrás.
OPINIONES Y COMENTARIOS