Juan abrio los ojos hacia la primera luz del dia sin imaginar lo que en ese dia le esperaba, conforme a la ley y a los vestigios eclesiasticos lo que se prevenia jamas en sus veinte años de ateo lo creeria. Se lenvato con templanza y acompañado por el buen aroma de la mañana, cuya fresca caricia en él evocaba su efimera estancia en el campo que tantos años añoraba regresar. Dio unos pasos hacia adelante fuera de la cama y una brisa cristalina desconocida se adentro por el cuarto donde el dormia. «Que fue eso» lo dijo incredulo aun, se sacudio la cabeza y el pensamiento tambien y siguio caminando por el pasillo para llegar al baño. Al estar ahi aun con un sueño resagado, abrio la llave del lavamanos, se lavo las manos y llevo a su rostro una fresca y clara agua que pudo aclarar sus ojos y al mirar al espejo no pudo creer lo que en ello veia, dos alas de angel en su espalda. «Carajo que es esto» asombrado y con el miedo hasta los huesos salio del baño con el rostro mas blanco que la nieve y sentado en el sillon de su sala con la respiracion agitada, miro el techo, la ventana cerrada y toda su casa.
-¡Acaso tendre esquizofrenia!-dijo en voz alta llevandose las manos al rostro en señal de una posible locura- ¿Que esta pasando?
Y al decir esto tocaron a la puerta de su casa donde solo se desplego por debajo de la puerta una carta, corrio en seguida hacia la puerta y al abrirla solo sintio la misma caricia de aquella brisa cristalina.
Cerro la puerta, levanto del piso esa carta y sin preambulo alguno se sento en el sillon, abrio la carta y comenzo a leer lo que en ella decia:
«Por decreto hemos otorgado estos talentos que Dios en su justa decision a entregado a este señor, unas alas que podran hacer milagros y que por decreto sera capaz de ser nombrado ángel de Dios por un día, usarlos por favor estos talentos con el corazón y no con la razon.»
Al terminar de leer Juan sintio un desmayo solto la carta y cayo en un sueño del cual pronto despertaria…. continuara
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