Cuando estaba pequeña escuchaba siempre de los abuelos que vendría un segundo Libertador, me preguntaba Quién sería?, la diferencia fue que el Gigante fue hijos de educadores, humilde, con un corazón muy noble, con ideales fijos en su mente de Simón Bolívar. Siempre estuvo orgulloso de su abuela, que vendía “arañitas” como él les decía a los dulces caseros que vendía.
Muchos lo amaron por todo lo que hizo por su patria “Venezuela”, los burgueses lo odiaron porque siempre quiso el bienestar para los más desposeídos. Le decía la verdad en su cara, sin miedo ni pelos en la lengua a cualquiera. Se atrevió a decirle Diablo a un presidente gringo.
Duraba horas y horas hablando, no se cansaba, un comunicador nato, echador de bromas, le gustaba cantar sobre todo música venezolana como buen llanero.
El 4 de febrero de 1992 a través de los medios de comunicación masivos dijo: “Por ahora los objetivos que nos planteamos no fueron logrados”, asumió con valentía toda la responsabilidad de la intentona golpista y estuvo preso. Además se preparó para ser presidente, en la cárcel leyó y escribió mucho.
Mi madre le decía a mi tío que él se iba a lanzar a presidente, pues mi tío le porfiaba y decía que no porque estaba preso, siempre tuvo el perfil de líder con su carisma llamaba la atención de multitudes de personas.
Siempre estuvo de acuerdo con la unidad porque dicen que “la unión está la fuerza”.
Dejó sus ideas revolucionarias plasmadas, escribía como si presentía que su tiempo en este mundo iba hacer corto, cuando desapareció físicamente muchos lloraron hasta el cansancio, incluso hasta la oposición les llegó hacer falta. Los medios de comunicación social lo perseguían a todos lados para donde viajara porque siempre fue noticia.
No fue un hombre perfecto porque el único perfecto es Dios.
Adivinen, quién fue el Gigante?
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