La mejor cita de la muerte ha sido la vida

La mejor cita de la muerte ha sido la vida

Tezzh

24/08/2020

Una dama de ojos inquietos, silueta delgada, con un atuendo blanco y reluciente, sin duda de aspecto radiante, se encontraba caminando a pasos lentos y precisos en una esquina oscura y desolada, parecía no tener prisa para llegar a su destino, pero su elegancia predecía un gran encuentro.

Efectivamente, aquella dama tenía una cita a ciegas, sabía exactamente lo que tenía que hacer y estaba más que segura que lo haría, después de todo, ese era su trabajo, pero esta vez no tenía detalles de quién asistiría a su encuentro, solo un nombre, el nombre de una madre cuyo hijo estaba destinado a perecer en sus brazos. No tenía más detalles, ni tampoco los necesitaba, su objetivo era claro, ya estaba decidido y ante aquella marca impuesta por los de arriba los detalles eran irrelevantes.

Ella, era un personaje curioso, con miedos y metas como los demás. Siempre había creído la fiel idea de que la vida es lo peor que puede existir, algo así como un tipo de condena inevitable e inquebrantable, pero eso era solo lo que decía a quienes estaban frente de su último aliento, pero para sí misma se susurraba que su mayor miedo era la vida, a pesar de ser su más cercano y único vínculo, porque la veía como un castigo, una repetición constante de errores y esfuerzos, una lucha eterna por alcanzar metas que cada vez se vuelven más complicadas, hasta casi imposibles, pero quizá solo temía vivir la vida eterna que le habían otorgado de la manera tan solitaria en la que vivía.

El momento ha llegado, una sala de hospital, con rostros pálidos, lágrimas deslizándose por varios rostros, signos de fe por los rincones, a excepción de un rostro, uno que no mostraba dolor en lo más mínimo, ni siquiera preocupación, solo evidenciaba una incógnita gigante en su mirada, quizá como si no supiera lo que en verdad quisiera, era evidente que una lucha entre el mal y algo de bien personal se estaba llevando a cabo en su interior.

La dama había llegado a su destino sin distracciones ni inconvenientes, aunque aquellos rostros eran muy llamativos solo los miró desde lejos y siguió, pero necesitaba ir a una sala en especial, así que continuó su camino sin tanta prisa, pero esta vez con más ansias, hasta la habitación definitiva para su encuentro, algo normal, una cita, pero no de amor, sino solo cuestiones del trabajo.

Una puerta se abrió sin que nadie la manipulara, y un frío que quema hasta los huesos entró de la nada. En esa habitación se encontraba un bebé sumido a una camilla rodeada de doctores que actuaban desesperados, intentaban salvarle la vida, querían reparar o al menos controlar el problema con el que había nacido, ha llevaban horas de cirugía y se acercaba el momento del final, solo faltaba que se presentara aquella misteriosa dama que había pasado antes desapercibida en aquella sala de espera.

Una línea delgada se iba formando lentamente en un proyector, pero todos tienen memoria incluso alguien que acaba de nacer.

– Hola- ha dicho aquel rostro angelical. – ¿Es momento de partir? Y sin esperar respuesta continuó.

-Lo entiendo- agregó el bebé-, aunque admito que deseaba conocer el rostro de mi madre, porque ella ha sufrido y luchado mucho por mí. Desde que se enteró de mi llegada ha sentido miedo al inicio, y nunca lo ha negado, incluso pensó en no tenerme, y no la juzgo ni la culpo, al contrario, la entiendo, porque debido a la vida que lleva y llevaba cualquiera en su sano juicio hubiese pensando lo mismo, pero pese a las circunstancias, sobre todo me ha demostrado amor, y lo sé porque la he oído entre lágrimas y mil preocupaciones que así es. Su propia vida ha corrido peligro por salvar la mía. Mi propio padre ha intentado sacarme del juego, quizá tú lo sepas ya que es muy probable que muchas veces hayas tenido una cita fallida conmigo, porque mi padre nunca me ha querido ni deseado, y no solo ha atentado contra mi vida sino con la de mi madre. La ha golpeado tanto que ha quedado irreconocible en varias ocasiones, pero ella lo que más protegía era lo que llevaba en su vientre. Solo con el transcurso del tiempo y al ver lo aferrado que yo estaba a la vida él ha desistido de esa práctica, aunque en su mente sigue creyendo que no debo existir, y eso es incuestionable.

Pero creo que no puedo defenderme más, mi salud está por el suelo y los médicos han dicho que ha sido a causa de los golpes que desde que tenía el tamaño de una semilla fui víctima, aunque decían que era un milagro que haya sobrevivido a tanto, por eso creo que es justo y necesario que me vaya, porque así mi madre podrá defender su propia vida y mi padre dejará de enfocarse en destruirme y con ello al ser que me permitió conocer algo de vida desde su vientre.

Así que dime: – ¿mi momento de partir ha llegado verdad? si es así solo déjame conocer y besar el rostro de mi madre, aunque sea una sola vez.

-Sí- ha respondido la dama, tú momento ha termina… hizo una pausa, y continuó, aunque acababas de nacer-, dijo en voz baja mientras tragó saliva para pasar aquel extraño nudo en la garganta que de un momento a otro se le había sentido.

Algo inesperado había sucedido, un sentimiento extraño y nuevo se había manifestado, por primera vez ella había hecho una pausa antes de terminar aquella aburrida y repetitiva frase. El hecho de escuchar la historia tan corta, miserable, pero llena de amor la hizo temblar de miedo. Porque el pequeño ya conocía el amor y el miedo antes de nacer, y su último deseo fue poder conocer el rostro que lo defendió, ese gesto de nobleza era lo más grande que había conocido, y probablemente ahora mismo desea seguir conociendo.

Pero puedes despedirte de tu madre- continuó ella, luego de tomarse un minuto de pausa, -has vivido tanto y tan poco que lo mereces- agregó sonriente al final.

En otra cama de hospital, se encontraba una mujer llorando, pero con un llanto entrecortado o pausado, una escena que te trasladaba a un cuadro de dolor donde apenas puedes llorar por lo agotada que estas de tanto hacerlo, algo así como cuando te enteras que la vida literalmente se te acaba, aun bajo el efecto de anestésicos y sedantes aquella madre lamentaba no haber alejado del peligro a su pequeño ángel y se culpaba eternamente por haber permitido que sufriera tanto un ser inocente.

Su hijo se encontraba enfrentándose a la muerte, algo quizá descabellado, pero nada fuera de la realidad, aunque ella no lo veía como tal, solo era un sentimiento que le oprimía el pecho, a tal punto de impedirle la respiración. Le habían arrebatado de los brazos a su pequeño tras segundos de nacer y sabía que algo malo sucedía, su corazón de madre no podía equivocarse.

Mientras tanto, la otra dama guiaba al inocente hasta aquella habitación llena de arrepentimientos y amor por alguien que aún no conoces, ahí donde la madre se encontraba al borde de perder la conciencia por los efectos de los sedantes. Hubo un silencio eterno entre los dos mientras se trasladaban de un lugar otro. Al llegar unas lágrimas de felicidad aparecieron sobre las mejillas del inocente y sin tanto preámbulo para no

robar el valioso tiempo de aquella dama, le dio el anhelado beso en la mejilla a su madre, mujer que al conocer pensó que era demasiado hermosa para ser verdad.

La madre al sentir aquel roce en su mejilla empezó a llorar, un llanto desgarrador la hizo realizar el milagro de ponerse de pie, porque ante su condición era algo casi imposible, pero salió a toda prisa de la habitación para encontrar a su hijo porque podía sentir algo mucho más fuerte, sentía que algo le sucedía y tenía que ayudarlo.

Pero algo más había pasado entre esas cuatro paredes, no sólo la madre había llorado, la dama que acompañaba al bebé también había presenciado unas gotas de origen extraño brotando de sus ojos, algo que era incontrolable, aunque se lo haya propuesto con toda su voluntad. La muerte inminente de pronto cambió de rumbo, ante el pequeño, pero gran gesto del amor de una madre e hijo antes de conocerse o tocar sus manos.

-No puedo hacerlo! – exclamó ella, tú vivirás y vivirás a plenitud, no puedo hacerlo, no puedo llevarte conmigo sabiendo tú historia. Había entendido que el hecho de no conocer los detalles de su trabajo la había mantenido protegida de si misma y sus emociones, y ahora que conocía una historia se prometió jamás preguntarla y mucho menos escucharla, se había jurado cumplir sin distracciones su trabajo, pero para su misión actual ya era irremediable, le quitó la bendición de la muerte al bebé, al menos por ahora, pero un día vendría a recuperar lo que le pertenece.

Se marchó en silencio, mientras aquella línea delgada se iba haciendo nuevamente en zigzag y se mantenía estable. Había pensado en agregar otro nombre en su remplazo, un nombre que significaba ahora algo personal para ella, algo que jamás había sucedido, pero no lo hizo por dos grandes motivos bien fundamentados, primero aquella vida tan noble no se podía comparar ni reemplazar con aquella corrupta y llena de maldad, y segundo porque era un alma tan desagradable que ni ella quiso llevárselo. Pero ha sonreído perspicaz al observar meticulosamente su libreta y ver resaltado el nombre que ni la muerte deseaba tener.

-Lo hemos logrado han dicho con ahínco los médicos-, mientras suspiraban ante su heroísmo, desconociendo toda la verdad detrás del desenlace que acababa de suceder tras sus propios ojos.

La madre ha visto tras el cristal sin distinguir nada y ha sentido calma y regocijo. Al instante que sale el médico y les ha dado la grada noticia, todos excepto un miembro de aquella sala estaba contento y celebrando, ignorando que su cita ya había sido planificada.

Pero todo tiene consecuencias, y cada jefe debe responder ante un superior aún mayor.

-Tu misión ha sido clara y desde los orígenes del tiempo has sido una leal y eficaz sirviente, pero hoy has fallado y todo error tiene su precio, más éste que implica hacer muchos cambios y reescribir infinidad de historias- ha exclamado alguien con el rostro cubierto, que definitivamente demostraba que era quien llevaba el orden.

La dama no pidió clemencia porque quizá deseaba ser liberada, pero si expresó que había temido a la vida por tanto tiempo, pero que al fin la entendía y aunque era algo despreciable el acto de nobleza y la amalgama de sentimientos que provocaban valían la pena vivirla. Admitió e incluso declaró su renuncia, pero su superior le han dicho que no era tan fácil, que su renuncia no era admitida, porque ella no era la que decidía ser o no ser lo que era indudable, además adjuntó la voz de mando, que solo ella podía ejercer tal labor, pero que por primera vez habría un sustituto, le habían asignado un nombre, alguien a quien tenía que guiar y forjar para convertirlo en su futuro reemplazado. Pero aclararon que era una misión nueva, algo que generaría cambios remotos tanto para el cielo como la tierra, y que en los próximos días estarían dándole más detalles.

En resumen, le habían asignado la misión de enseñarle el oficio a su nuevo sucesor, conociendo las reglas del juego, sabiendo exactamente lo que eso significaría para ella, porque solo podía haber un ser haciendo eso. El último detalle fue que el evento que tendría lugar para el nombramiento del nuevo sucesor tardaría exactamente 26 años, la autoridad había asignado hora y fecha del evento y solo restaba esperar.

-Pero quiero dejar de hacerlo, aunque si es la orden lo haré, por ahora me retiro a seguir mis actividades- ha dicho bajando la cabeza la acusada.

La dama había generado un vínculo muy fuerte con aquel niño al que le había concedido más años. Pero un oscuro secreto se había instalado sin ánimos de irse en su mente, porque no quería el destino que tendría que pasar su nuevo sucesor, pero era algo inevitable.

Durante muchos años se mantuvo cerca, viendo como crecía el Ángel que la había salvado de su propia muerte, viendo cómo pasó de ser un niño triste, enfermizo y asustado, a ser un hombre amable y fuerte de mente y alma. Había sido un hombre que vivía al máximo, que disfrutaba del valor del tiempo, que valoraba cada segundo que respiraba, y que jamás estuvo solo, podía sentirlo, quizá era la razón por la cual Ángel siempre salía bien ante todas las circunstancias, pese a que, aunque se encontraba en problemas y al borde de la temida muerte, siempre salía ileso como protegido por alguien como su nombre lo demostraba. Era relativamente un buen chico, cuya debilidad era su madre, porque todo lo bueno que hacía era por y para ella, ya que ante la ausencia de un padre el cual había sido el peor hombre de la historia, había fallecido bajo circunstancias vergonzosas para él y justas para todos, a mano de una mujer a la que había intentado robarle su integridad, haciendo justicia al fin.

A pesar de eso Ángel daba su mejor esfuerzo para mantenerse dentro de esa delgada línea que separa el bien del mal.

Los 26 años pasaron, la dama había generado un lazo de sentimientos que eran inevitables por aquel bebé que ahora era todo un hombre. El gran día ha llegado. La dama tenía la mejor y más importante cita de su vida, su sucesor no era alguien que nació destinado para eso, había sido alguien que nació como un humano normal, pero pereció como un héroe.

-Hola mi querido Ángel ha dicho la dama a su preciada creación, porque así era, le había otorgado el don de la vida de una manera indirecta a un ser condenado a morir antes de explorar el mundo, había roto las reglas asumiendo las consecuencias y gracias a eso le había permitido respirar por 26 años a alguien que tenía un destino de menos de un día.

-Es hora de irnos porque tengo mucho que enseñarte, y tanto que escuchar de ti- exclamó al final sin dejar de mirarlo al igual que una madre mira a su hijo antes de verlo partir.

-Siempre he estado listo para encontrarnos de nuevo- ha respondido él suavemente, sonriendo con sutileza.

Ángel había perdido la vida, pero empezó una nueva existencia al lado de su maestra. Juntos empezaron un nuevo recorrido, ella enseñando como ser el mejor en su oficio, y aprendiendo que es el sentimiento más grande que ha podido dar la creación llamado amor, y él enseñando el significado de la existencia y aprendiendo lo necesario para sobrevivir mientras irónicamente estás muerto a un trabajo por la eternidad, pero no porque fuera lo que ella quisiera para su querido Ángel, sino porque sabía lo que le esperaba y el destino final que tendría una vez que cometiera un error y perdiera el puesto del ser que mantiene el equilibrio entre los dos mundos. Además, sabía que él no tendría esperanza de una oportunidad como se la concedieron a ella. Por eso quería que lo hiciera bien y evitara cometer su único error, no por arrepentimiento sino por protección, porque, aunque fue la mejor decisión de su vida, el destino que solo ella conocía después de eso no se lo deseaba a nadie.

El tiempo juntos pasó demasiado rápido, tanto que los buenos momentos parecían haber sido escasos, pero tan intensos que sin duda valían la pena, ella entendió que no importaba el tiempo sino la calidad de los momentos, que por primera vez sintió que quería vivir, pero haciendo honor a esa palabra que ahora tenía un importante significado, quizá al fin tenía significado, por primera vez se aferraba al hecho de gozar un nuevo día, porque se encontraba con la mejor compañía que alguien hubiera deseado, y siglos de eternidad en soledad no se compraban a sus últimos años acompañada.

El día definitivo dejó de posponerse más, Ángel había sido nombrado el nuevo y único Dios de la muerte, y su primera misión era eliminar de este mundo a la dama que le obsequió 26 años de VIDA. Pero había sido el alumno de la mejor maestra, y sabía exactamente lo que tenía que hacer y lo que tenía que evitar a toda costa, pese a que los últimos tiempos junto a ella habían sido únicos y llenos de enseñanzas mutuas.

Por eso con lágrimas en los ojos le dio un gélido beso en la frente, y ella lentamente desapareció, diciendo que su peor error fue sin duda su mejor decisión, desapareció sin dejar un cuerpo físico o espiritual sobre el cual llorar, sin dejar rastro de su existencia, solo un rostro celestial que se desvaneció sonriente y satisfecho, decretándose así, él como la nueva mano derecha y mejor amigo de la vida, porque ésta no era nadie sin la muerte.

El nuevo caballero empezó así su viaje, con el corazón roto y lleno de una segunda vida, pero ésta vez eterna, viajando solitario por la eternidad, respetando el principio básico de la salvación o en su caso condena, solo por respetar el deseo de su querida dama, impidiéndose generar vínculos con alguien, sin preguntar un pasado o permitir que alguien lo haga sin preguntas previas, para evitar sentir que ha fallado, protegiendo así el legado de los muertos, porque había entendido que más que desvanecerse, si existía un nuevo error, los humanos estarían condenados a la vida eterna, algo que generaría caos para todos, porque eso no era un regalo, especialmente si estabas solo o alejado del amor, y si eso llegaba a suceder lo lamentarían.

Convirtiéndose así en el ser más solitario y piadoso de este y el otro mundo, salvaguardando el valioso tesoro de la vida, bajo el miedo de morir sin haber vivido, porque solo saber que empiezas al nacer, con la marca de fin al morir te hace valorar cada minuto y apreciar el corto tiempo de la existencia.

La muerte se enamoró de la vida e incluso ella decidió perder la suya a cambió de una. Y la vida está en deuda con la muerte porque solo su existencia le concede el don de la gratitud.

Etiquetas: historia corta

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