La niña era fea, grande, gorda, con una cara redonda como una luna llena, la boca grande con unos dientes anchos, deformados, como solemos decir encaramados, pareciera que tuviera más dientes de los normales, a lo mejor porque su organismo contenía mucho calcio o por falta de cuidados. Su pelo era de un color indescriptible, no sabíamos si amarillo, rojo, marrón o negro, era una lana enmarañada, notábase que hacía mucho tiempo no se peinaba, a pesar de que en cierto modo se veía limpia, su ropa lavada, un poco descolorida por el uso, pero no descocida; Su cara estaba llena de pecas y lunares, su naríz un poco achatada, y unos ojos muy grandes y fantásticamente expresivos, no tenían un color especifico, no eran azules, ni verdes, tampoco eran marrones, eran más bien grises, un gris oscuro como las nubes que pronostican tempestad. ¿Cuando llegó y de donde vino? no se sabe, lo cierto es que todos la miraban con curiosidad, yo por ejemplo cuando la ví llegar, me pareció imposible que la aceptaran en aquel lugar, habitado por una comunidad de personas pertenecientes una sociedad hidalga, integrada por profesionales de distintas índoles, cuyos hijos eran niños normales, los había rubios, blancos, trigueños o morenos, todos muy hermosos, jóvenes arrogantes, de elegante vestir, muy presumidos por su belleza su “educación” y tal vez orgullosos de sus refinadas costumbres.
Cuando percibieron la llegada al lugar de aquella niña fea, se acercaron mirándola con estupor y hasta con temor. La niña los miró, sin decir nada, bajó la cabeza y de sus espesas pestañas brotaron dos gruesas lagrimas brillantes como cristales, de pronto alzó su rostro y con la cabeza erguida se quedó en silencio y después de observarlos un breve rato….,su cara se iluminó y les ofreció una sonrisa , tan tierna, tan dulce tan pletórica de amor que nadie notó siquiera su grotesca dentadura. Después saludó en un tono de voz, que parecía una música, un canto de aves y en una lengua extraña pero entendible para todos les dijo suavemente:- Gracias hermanos, por recibirme hoy en su comunidad, Dios les bendiga, y compense en amor, salud y bienestar este gesto de bondad que habéis tenido para con esta forastera. Desde ese mismo momento todos la saludaron y le mostraron un gran aprecio y una sincera amistad, especialmente los jóvenes y los niños disfrutaban a plenitud sus cuentos e historias que contaba con tanta gracia que todos reían a más no poder y sobre todo no dejaban de observar la maravillosa expresión de sus enormes ojos grises.-
La niña fea era realmente muy humilde y simpática por eso la gente la quiso y ella se dio a querer por todo el mundo. Esta niña que al principio nos pareció extraña, trajo a la comunidad una gran enseñanza. Nadie es feo lo importante es ser agradable, sincero, simpático, tener personalidad, ser uno mismo, sin remoquetes de ninguna especie. Y es eso exactamente lo que tenía aquella niña sin que nadie se lo hubiera enseñado, Las personas no son lo que parecen , sino lo que realmente son y algunas veces, aparentan lo que no son .Por eso hay que tener mucho cuidado antes de juzgar a las personas por su aspecto o posición, mucho menos etiquetarlas de buenas o malas por lo que digan los demás, tenemos que conocerlas, observarlas, analizarlas y descubrir hasta que punto son autenticas en su personalidad y verás en su hablar, y así tendremos de la personas nuestro propio criterio, ESO ES LO QUE YO PIENSO NATURALMENTE. No se lo que pensaran los demás.-
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