LA CULPA DE LO QUE NOS PASA ES DE OTRO Y NO MÍA.

LA CULPA DE LO QUE NOS PASA ES DE OTRO Y NO MÍA.

Eduardo Hidalgo

20/08/2020

Empiezo a escribir este artículo con algo de ansiedad, ya que es el resultado de un conjunto de experiencias que han dado como consecuencia la realidad en la que nos encontramos y nos desarrollamos. Hace años me molestaba mucho cuando escuchaba en las noticias que nos tildaban como un país del tercer mundo o subdesarrollado, pero lastimosamente nuestra cultura y actuaciones sociales sólo les han dado la razón.

Este relato puede afectar a muchas personas, debido a la forma como se percibe el mundo en el que vivimos, quiero aclarar que este no es mi afán, pero sería muy importante reconocer que muchas cosas cotidianas afectan negativamente la conducta humana y nos lleva al momento que estamos viviendo, una de esas conductas podemos observar, cuando tratamos de sacar provecho de algo no tan legítimo, me refiero cuando damos coimas, aceptamos sobornos y lo hacemos sin ningún cargo de conciencia, pero cuando nos afecta directamente, renegamos y criticamos, me refiero a todos los actos ilegítimos que se cometen y que sólo nuestra conciencia lo sabe, por insignificante que estos nos parezcan, que en algunas ocasiones pueden llegar a ser actos ilícitos; y, al sumar a otros actos de la misma índole de los demás conciudadanos, dan como resultado la degradación paulatina de nuestra sociedad.

Al parecer esto se va manifestando con el avance de nuestra educación, inicia cuando se cree que otorgarles tareas en el hogar a los hijos puede ser inoficioso y según la tarea hasta lesivo o denigrante, por querer ser padres buenos; a mi parecer se debe educar a los niños haciéndoles que realicen tareas en beneficio de ellos y del hogar, aquí el machismo fomenta a que los varones no ayudemos en las labores del hogar, porque tradicionalmente pensamos que deben hacer las mujeres, sin tomar en cuenta que los tiempos han cambiado y la sociedad ha evolucionado para alcanzar niveles de equidad que permita el desarrollo de la vida para satisfacer las necesidades de las personas, para las mujercitas también se tiene estereotipos sociales, se inculca que por condición de fémina no puede realizar fuerza excesiva, lo que se evidencia inclusive en los estadísticos de profesionales, existen profesiones con supremacía masculina como mecánicos, ingenieros, etc. y otras con supremacía femenina como secretarias, auxiliares, etc., a los varones no se les deja que laven los platos en la casa ni siquiera los que ellos mismo usan, o barrer; a las mujeres se no se les deja salir a jugar con los amigos y deben hacer los quehaceres de la casa, como cocinar planchar y coser, esto parecería cosa del pasado pero se sigue dando en un número muy considerable de hogares, este comportamiento poco a poco va creando estereotipos sociales que pueden generar inconscientemente ciudadanos merecidos o desaprensivos, hay que recalcar que los padres somos los culpables de propiciar estos procederes.

Cuando se ingresa a la educación regular, y con la finalidad que nuestros hijos sean mejores, se les da haciendo ciertos deberes, que a la larga los perjudica, el darles pintando tareas, ayudarles a dibujar y otras obligaciones que proporcionan creatividad y motricidad al infante, hay que puntualizar que la responsabilidad es netamente del niño y además le permite el desarrollo de habilidades cognitivas. Pero aquí el sistema educativo tiene una culpa compartida, ya que todo se quiere calificar cuantitativamente, pero en ciertas áreas y hasta cierta edad se debe calificar sólo cualitativamente, y a través del reforzamiento escolar mejorar las habilidades de los peques.

Como ya tenemos en nuestra mente que la mejor nota es del más inteligente, inclusive a desmedro del segundo, a quien consideramos el primer perdedor, tratamos de alcanzar mejores notas inclusive por medios no tan legales, se les hace regalos a los maestros en su día clásico, se da la razón al sistema que gobierna el momento en que vivimos, así veamos cosas irregulares, por efecto de esto, entre las frases más comunes se escucha “mejor deja las cosas así”, “para qué hacerte problema de gana” y claro, el sistema presiona a las personas para actuar de esa manera, por el temor a las represalias hacia las personas, aceptando el abuso de quienes ostentan el poder, convirtiéndonos en cómplices de estos actos, lo que ha generado otras frases populares como “le pusieron el ojo a mi hijo en la escuela”, “le tienen entre ceja y ceja”; claro que actuaciones inadecuadas e irrespetuosas también puede llevar a una animad versación hacia las personas, en fin lo importante es, establecer un balance emocional, propiciando el desarrollo de la inteligencia emocional en padres, familiares y autoridades, para no sobreproteger a nuestros hijos o no convertirnos en abusadores sociales.

Todo lo que hemos comentado nos lleva a tener una población con muchos ciudadanos acomodaticios, que no se hacen responsables totalmente de sus actos y siempre culpan a otros por sus errores.

Veamos cuales son los resultados más obvios de las conductas sociales antes mencionadas, al no dejar que los hijos varones y mujeres realicen similares actividades se genera inequidad y violencia de género, al darles haciendo parte de los deberes dejadez, gente cómoda e irresponsable, el generar ventajas especulativas con los demás, genera corrupción, abusos entre otros.

Para fines de este artículo nos enfocaremos en las siguientes consecuencias generadas por los resultados expuestos:

  • Familias con hijos que viven en la casa de sus padres hasta mas de los treinta años, muchas veces casados.
  • Pensamientos como si otro puede hacer las cosas mejor que yo, entonces que él las haga, denigrando su propia capacidad.
  • Individuos que creen, que pueden alcanzar todos sus objetivos con menor esfuerzo que los demás, si agradan socialmente al entorno.
  • Personas que creen estar sobre las leyes, si logran averiguar cómo sobornar (la sapiencia del más sabido).

Estos resultados generan efectos en la conducta de los ciudadanos:

Como padres de familia lo más probable es que repitan la conducta educativa recibida, como estudiantes realizarán lo estrictamente necesario para ser promovidos, sin esforzarse mucho, como trabajadores se tornarán impávidos, faltos de creatividad, incapaces de solucionar problemas sin la presencia de un superior, como individuos se tornarán facilistas en su forma de hacer las cosas, con limitado pensamiento en su mejora personal, políticamente desinteresados por su futuro, incapaces de pensar por sí mismos, serviles con quienes ostenten el poder, rígidos con quienes se pueda sacar provecho; todo esto genera el caos social, fomenta los actos de corrupción, lo que nos lleva al resultado de tener una sociedad bisoña y subdesarrollada, incitando a la fuga de cerebros y capitales, una sociedad poco atractiva para la inversión que gradualmente camina hacia el fracaso.

Si no cambiamos nuestra actitud, no se vislumbra un futuro próspero, cada día seremos más rezagados socialmente, habrá mayor desigualdad social, los inversionistas extranjeros sólo querrán aprovecharse de nuestras frustraciones, no podremos negociar como iguales, por la escases de recursos tendremos que aceptar imposiciones foráneas, agudizando cada vez más la crisis económica, social y cultural.

Entonces dejemos de culpar a los demás por lo que nos está pasando, asígneles tareas a sus hijos para que ayuden en el hogar, no les haga los deberes a sus hijos, pero supervíseles que los hagan, ya no ofrezca coimas, ya no reciba sobornos, actúe con sinceridad y frontalidad, dejemos de mentir, denunciemos los actos de corrupción, no nos creamos el centro del universo, seamos más solidarios, no exijamos nuestros derechos si no estamos dispuestos a cumplir con nuestras responsabilidades, dejemos de criticar y ayudemos a solucionar los problemas, motive a su entorno para realizar acciones a favor del prójimo, dé la mano al necesitado, pida disculpas cuando se equivoque, aprenda a perdonar, aprendamos a ser mejores personas, pensemos en servir a los demás, actuemos proactivamente, en fin hay muchas cosas que no necesitan de dinero ni de inteligencia para mejorar nuestro País, por lo tanto es nuestra obligación hacerlas.

Estamos justo a tiempo para cambiar, hay que fomentar la cultura de superación, del esfuerzo, de la solidaridad, generar conductas que permitan la superación colectiva y el bien común. Espero que estas breves palabras, las mismas que expresan nuestra realidad actual, inviten a meditar en cómo cada uno de nosotros puede convertirse en generador del cambio, debemos estar conscientes que de no hacerlo, nuestra deuda con las generaciones venideras será cada vez más difícil de acortar, entonces es tiempo de despertar, de comenzar a dar lo mejor de nosotros, hay que pensar en los demás, la mejora de la comunidad permitirá la mejora personal lo que nos hará cada día más fuertes, mejores personas, mejores ciudadanos. Sólo pensado así podremos salir del subdesarrollo financiero y mental, por lo tanto, la solución depende solamente de nosotros.

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