Capítulo 1
Naces, creces, tienes la esperanza de conocer a alguien que cambie tu vida para siempre, te rompen el corazón, conoces al verdadero amor, te reproduces y mueres.
Tristemente a algunas personas en este camino llamado vida nos tienen que romper el corazón más de una vez, y algunos de nosotros, la misma persona lo hace.
— Ni que fuera tan difícil conocer a alguien, anda ve y dile hola a esa chica
— Como tú ya tienes tu vida amorosa arreglada se te hace fácil, Johan
— Claro — se escuchó una risilla casi como sollozo — Las chicas no muerden
— Seguiré… soltero. ¿Cómo van las cosas con Jennifer?
— Perfectamente de la mierda. Sigue enganchada con Gabriel, piensa que no me doy cuenta, pero cualquier imbécil sabría cuanto lo quiere… — amargamente acercó el vaso de alcohol a su boca —…También de cuánto yo la amo
— Ella es el problema. Tú solo la amas y ella sigue detrás de alguien que nunca le dará el amor que tú
— Es fácil para ti decirlo, tú no estás enamorado… esperare. Me mantendré callado, yo ya hice demasiado por salvar nuestra relación… es turno de ella
— Bien… ves, el amor apesta. Es mejor la soltería
— Como tú digas, Max — rodeo los ojos
Los dos amigos se apartaron de la música y el escándalo para irse a fumar al tejado
— Y bien, Johan, es momento de desahogarse de verdad. Cuéntame qué pasa con Jennifer y quiero la verdad — dándole una calada a su cigarro insinuó a Johan a hablar
— A veces me da esa sensación de que… qué ella sólo está conmigo por lástima, porque te apuesto que si Gabriel hubiera puesto ojos en ella, Jennifer hoy no estaría conmigo… se hubiera ido con él — unas cuantas lágrimas amenazaron con salir de Johan, pero las contuvo
— Ella es el amor de tu vida, hermano. No puedes dejar que las cosas se pudran, son ¡Johan y Jennifer! Los JJ adorables. Vamos, todo se solucionará
— Está vez no lo creo — hablo dando la última calada al cigarrillo, la colilla la tiro hacia el suelo y se dejó caer al tejado junto con sus lágrimas
— Johan, vamos, no dejes que Jennifer se lleve tu felicidad esta noche. No sé qué decirte, jamás he tenido una novia seria.
— Vamos a conseguirte una novia — soltó una risa — Como si eso llegara a suceder
Ambos amigos rieron y se levantaron del sucio tejado, alejándose de lo más cerca que han podido estar de las estrellas para ir al alboroto.
Todos podemos lanzarnos al amor como si después de él no hubiera un doloroso camino de superación o destrucción, y lo único malo de esto es que a veces se nos olvida que nada es felicidad completamente, que nada es infinito más que el mismo universo y que toda esa cursilería se termina.
— Y bien… ¿Quién es tu presa de esta noche, reconocido caballero respetuos…
— ¡Mira qué trasero! — interrumpió Max a Johan golpeándole el pecho
— Era de esperarse
Rio para sí mismo mirando a su amigo ir por esa chica, la cuál sería la primera y la última de su vida.
Aburrido de estar solo después de que Max se había quedado con esa chica desconocida de cabello casi rubio, Johan decidió irse. ¿El lugar? No lo sabía exactamente, pero el destino le tenía algo muy inesperado para él.
“¿Qué podría salir mal a las 2:03 a.m. en un lugar oscuro y solo?” Pensó Johan
— Podrías abrirme, Jennifer. Necesito hablar contigo, por favor — Johan colgó el celular esperando detrás de la puerta blanca
Pasaron horas, pero jamás hubo respuesta, Johan miro su reloj y daban apenas las 4 am y pico; no culpa de nada a nadie, quizá Jennifer estaba durmiendo para relajarse de la dura discusión que tuvieron a hace unas horas
Justo cuando Johan dio la vuelta para marcharse, se escuchó el “tock, tock” de la ventanilla del segundo piso. Sus ojos brillaron cuando vio asomarse a Jennifer, ella le hizo una seña con su mano para que subiera por la parte trasera de la casa y así lo hizo. Había una escalera que daba hacía una de las ventanas de la habitación de Jennifer
— Hola — dijo Johan con la respiración entre cortada — Tú casa es muy… alta, ok
— Hola — Jennifer soltó una risa y a la vez lo abrazo — ¿Qué estás haciendo aquí tan tarde? ¿Y por qué hueles a alcohol?
— Bueno, Max me invito a una fiesta pero me aburrió y eme aquí.
— Ven, recuéstate conmigo
Jennifer y Johan se acercaron a la cama de ella, y se recostaron. A Johan le costó ya que estaba luchando por no marearse más
— ¿Y tus padres?
— Se han ido a Argentina… ya sabes, por trabajo
— ¿Te han dejado aquí sola? — pregunto Jason abrazándola
— No, Olivia me está “cuidando” — así mismo, hizo comillas en el aire
No pasó mucho tiempo cuando Jennifer cayó dormida, Johan solo la miraba y pensaba qué bella es. Escuchó sonar el celular de Jennifer, lo tomo y era un mensaje de una amiga, se cuestionó si debía tomarlo o dejarlo ahí, hasta que después de darle muchas vueltas al asunto, lo tomo y abrió sus mensajes
Vio que en sus mensajes recientes, tenía el apodo de “Gabx.x”, vio su icono y era el tal Gabriel
Su corazón comenzó a latir demasiado rápido hasta que lo abrió… prefirió no hacerlo y regresar en el tiempo para soltar el celular. Los mensajes eran simples, pero demasiados
Johan recordó que Max era un tipo molesto con las chicas, de esos que les envían “Hola” cada cinco minutos hasta que le contesten. Jennifer en cambio, encontraba algo que decirle a Gabriel cada minuto, pero él solo la ignoraba. Era como si la conversación solo estuviera ella, preguntándole como va su día, si ya ha comido o recomendándole una película
Su corazón se hizo trizas cuando leyó un “¿Te puedo ver?”, intentó no actuar pero comenzó a llorar ya que el alcohol le estaba haciendo una mala jugada
— Menos mal que este bastardo nunca contestó… — dijo para sí mismo
Johan tenía alcohol en su mente y una punzada en su corazón, reconoce que su persona quiere a otra, intenta mantener la calma pero su dolor no lo deja, quiere llorar, gritar y patalear como niño pequeño. Siente como si alguien le estuviera arrebatando su más preciado tesoro, y lo peor es que la otra persona ni siquiera lo intenta, él no es suficiente para tener a Jennifer del todo y eso le destroza el alma cada vez que lo piensa.
El desamor te va a destruir y a hacerte pensar que jamás serás suficiente, pero cuando estás con la persona correcta esos sentimientos se desvanecen como el aire
Y aún así Johan, con todo el dolor que está cargando su corazón, la sigue amando.
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