EL GENERAL CARTAGINÉS ANÍBAL

EL GENERAL CARTAGINÉS ANÍBAL

EL GENERAL CARTAGINÉS ANÍBAL

I

El General cartaginés

su espada desenvainaba

y al frente de su ejercito

con arrojo y valor se situaba.

II

Dura campaña militar

contra los romanos iniciaba,

movido por el odio eterno

que desde su niñez les juraba.

III

La ciudad de Sagunto,

aliada romana, sitiaron,

durante el largo asedio

sus defensas destruyeron.

IV

Al cruzar sus murallas

horrorizados los romanos quedaron,

los saguntinos, le habían prendido fuego

y con honor se quemaron.

V

Cumpliendo su gran sueño

con su ejército los Alpes cruzaban,

sus cumbres frías y nevadas

gran mortandad a sus soldados causaban.

VI

En el frondoso valle

a las legiones de Escipión se enfrentó,

con furia y valor en la batalla de Tesino

con arrojo y valor las derrotó.

VII

Aníbal, con su aguerrido ejército

en la ribera del río Trebia acampaba,

una guarnición entre la densa maleza

en el silencio de la noche se ocultaba.

VIII

La caballería con insistencia

al campamento romano hostigaba,

consiguiendo que le persiguieran

hasta la sigilosa emboscada.

IX

Con astucia en lugar ventajoso

para emprender la batalla se situaba.

El ejército romano avanzaba

y al cartaginés se enfrentaba.

X

Aníbal, en plena batalla

al escuadrón de elefantes mandaba,

arremetiendo a las disciplinadas legiones romanas

con tal furia y valor, que a los romanos desorganizaba.

XI

La guarnición con sigilo

salió de la emboscada

y a la retaguardia enemiga

por sorpresa atacaban.

XII

Los romanos presos de pánico

huían en desbandada

y el campo de batalla 

sembrado de cadáveres dejaban.

XIII

Los romanos a los cartaginés

estrecha vigilancia mantenía

por el grave riesgo

que para la república romana suponía.

XIV

Aníbal, con su ejército

por la península itálica avanzaba.

Saliendo victorioso

de cuantas batallas se enfrentaba.

XV

La batalla de Cannas,

romanos y cartagineses con bravura libraban.

Los romanos al centro del ejército cartaginés

con ingenio y furor atacaban.

XVI

No logrando entrar en combate,

ya que sus enemigos se replegaban.

A galope la caballería cartaginesa

por sus flancos se adelantaban.

XVII

Con ingenio los cartagineses

a sus enemigos rodearon,

con poderío y bravura

por los flancos les atacaron.

XVIII

Al no poder librarse de la firme embestida

el ejército romano destruido quedaba

pereciendo con honor junto a sus legiones

el Cónsul romano en el campo de batalla.

XIX

Hasta las puertas de la ciudad eterna se presentó

a cruzar sus poderosas murallas nunca se atrevió,

y a la ciudad de Capua a esperar refuerzos se retiró,

por su indecisión la oportunidad de vencer a Roma perdió.

XX

El Caudillo con urgencia

refuerzos de Hispania demandaba,

derrotado y muerto su hermano Asdrúbal,

su esperanza de auxilio se evaporaba.

XXI

Un poderoso ejército romano

a contraatacar Cartago se embarcaba,

forzando al Caudillo a una salida precipitada

para impedir su llegada.

XXII

En combate los dos ejércitos se enfrentaban

en la batalla de Zama,

Escipión, a sus músicos hizo sonar con fuerza

los tambores y cuernos de la guerra.

XXIII

El incesante y atronador sonido

la estampida de los furiosos elefantes provocaron,

con rapidez e ingenio, los romanos abrían sus filas

y a lanzadas a las temerosas bestias masacraron.

XXIV

La caballería romana por retaguardia

con fiereza a los cartagineses atacaron,

con tal bravura, que los cartaginés

destrozados en la batalla quedaron.

XXV

Obligaron a Aníbal a salir huyendo

con los pocos hombres que sobrevivieron,

tras varios días desaparecidos

a Cartago derrotados regresaron.

XXVI

Forzado a dejar la guerra,

por la política se interesó,

con sus medidas políticas

a la aristocracia disgustó.

XXVII

Acusado de armar un poderoso ejército

sus compatriotas a Roma le delataron,

obligado a marcharse al exilio

para evitar caer bajo el yugo romano.

XXVIII

A su derrota fue acusado de todo tipo de conspiraciones

y por miedo a ser entregado a los romanos

la vida se quitó ingiriendo alta dosis de veneno,

evitando nuevas intrigas y traiciones.

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Autor: Fidel Tello Costero

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